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¿Qué ha pasado este jueves, 4 de diciembre, en Extremadura?
A la izquierda, tonos morados del colchicum montanum, conocido como 'quitameriendas'; y a la derecha, el verde característico de los helechos. Javier Lumeras

La vida comienza a abrirse paso entre las cenizas en Hervás

El color morado del colchicum montanum y el verde de los helechos ya rebajan el negro que dejó el incendio de Jarilla

Rubén Bonilla

Badajoz

Jueves, 9 de octubre 2025, 11:48

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La vida se abre paso poco a poco en las zonas afectadas en el Valle del Ambroz por el incendio de Jarilla, que arrasó más de 17.000 hectáreas el pasado verano.

El mayor fuego de Extremadura por la superficie quemada fue originado por un rayo el día 12 de agosto y afectó a los valles del Jerte y de Ambroz; no se dio por extinguido hasta 47 días después, concretamente el pasado 28 de septiembre.

El incendio afectó a 18 términos municipales, sobre todo a Cabezabellosa, Hervás y Navaconcejo, además de forzar el desalojo de vecinos de varios pueblos, confinar los habitantes de otros y cortar carreteras, entre ellas la autovía A-66 en un tramo de 25 kilómetros durante todo un día. El Gobierno lo ha declarado zona catastrófica.

Ahora, casi dos meses desde su inicio y 12 días desde que se ha dado por extinguido, los colores se abren paso entre tanto árbol negro calcinado y el blanco de las cenizas.

Con las escasas lluvias que han caído en estos días y el rocío de la mañana, ya se pueden ver en la zona alta de Hervás manchas de colchicum montanum y helechos de morado y verde, dando como resultado un gran contraste en el Ambroz, que vive un otoño diferente pero igualmente hermoso en la mayor parte de su territorio este 2025.

Siglos en recuperar

A finales de agosto, el catedrático de Ciencias del Suelo Gerardo Moreno, que imparte clases en la Universidad de Extremadura (UEx), ya adelantó a HOY que la recuperación de la vegetación no es el problema más grave.

«Aparte de flora y fauna hay otros valores ambientales, como el paisajístico, y también el suelo, que al final es el que peor parado suele salir y va a tardar mucho en recuperarse. Cualquier pérdida de vegetación se recupera en plazos relativamente breves, pero la calidad del suelo se pierde por centenares de años. Y luego está el agua, que recibirá toxinas de las cenizas. En los cauces más escarpados se puede superar en un invierno porque es solo lavado, pero en las zonas más bajas de los ríos se depositan los sedimentos, que acabarán en el fondo de los pantanos durante años», reseñaba Moreno.

Además, el profesor de la UEx señalaba que «no es tanto plantearse cuándo volveremos a ver la sierra verde sino si realmente los ecosistemas pierden madurez o calidad, algo que a lo mejor se tarda siglos en recuperar».

Moreno, que pertenece al Departamento de Biología vegetal, Ecología y Ciencias de la Tierra, tenía dudas de cómo iba a afectar el fuego por la alta intensidad que había tenido. «En un incendio de esta magnitud lo visible es la vegetación quemada. Son muchas especies, pero hay una parte importante de especies de arbustos bastante adaptadas a los incendios que en 5 o 6 años tendrán una cobertura aceptable y se volverán a ver verdes porque los arbustos, como los brezos o los piornos, tienen capacidad para regenerar de raiz. En cambio, la vegetación arbolada depende del grado de afectación. Un roble o castaño si la afectación es somera y solo las hojas se han muerto en 4 o 5 años están similares. Pero si el fuego es de alta intensidad como este entonces hablamos de décadas para recuperar esa arboleda».

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