«Me han okupado el piso y puedo tardar un año en recuperarlo»

Este hombre de mediana edad asegura que esta historia le está pasando factura a nivel físico. Lleva sin dormir desde el sábado, cuando recibió una llamada de los estudiantes que le arrendaron la vivienda el pasado curso para decirle que estaban intentando entrar y que no podían. Raúl envió a otra persona con otra llave, pero tampoco logró abrir.

Fue entonces cuando descubrieron que alguien había cambiado la cerradura y dieron un aviso a la Policía Nacional. La primera versión que ofreció el familiar de uno de los estudiantes indicaba que la Policía ya sabía que el inmueble estaba okupado porque había recibido llamadas de los vecinos. Pero no es así. El propietario explica que fueron los propios usurpadores los que llamaron a la Policía para decirle que alguien estaba intentando entrar en la casa en la que estaban y que no iban a salir. Por eso los agentes sabían que estaba okupada.

Este pacense no entiende cómo puede verse en esta situación y trata de sobreponerse a la estupefacción para iniciar las acciones legales. De momento no ha puesto una denuncia porque está consultando con abogados la fórmula más rápida y eficaz para recuperar su casa. Teme que el proceso judicial se alargue y, según las consultas que ha hecho, se puede prolongar más de un año. «Es que pierdes tu vivienda», razona. «Me indigna bastante».

Este ciudadano adquirió la casa antes de la pandemia, solo ha tenido a los estudiantes como arrendados y tiene hipoteca que afrontar por esta residencia, pero no es esto lo único que le aflige. El problema es que se siente «desbordado». «Me pasa que no tengo derecho a nada», asegura.

Encuentra comprensión por parte de la Policía Nacional, a la que agradece el trato que le están dispensando, pero dice que la Ley no les permite actuar.

Tras las primeras consultas legales, ya sabe que no puede entrar en el piso mientras estén estas estas personas dentro. «Esto yo no lo entiendo». Tampoco puede cortarles los suministros de luz y agua, algo que puede entender un juez como coacción.

Raúl advierte al resto de pacenses. «La gente piensa que esto es algo lejano, pero el siguiente puedes ser tú. Deberíamos preguntarnos quién va a ser el siguiente porque esta situación me parece increíble».

Mientras el propietario busca una solución legal, los universitarios que tienen sus pertenencias dentro no pueden recuperarlas. «Los chavales se quedaban esa noche en la calle y no pasaba nada», dice sin comprender cómo es posible que teniendo esta vivienda habitual durante meses y habiendo salido del inmueble solo para las vacaciones se encuentren con que alguien se ha metido dentro cambiando el bombín.