Agustín Muñoz Sanz
Preside una institución revitalizada en 2019 con la idea de abordar asuntos que interesen a la sociedad y mejorar la sanidad en la región
Le gustaría que la Academia de Medicina de Extremadura ejerciera como una especie de consejo de sabios que conjuga lo científico con lo humanístico. Agustín ... Muñoz Sanz, médico infectólogo pacense ya jubilado, es su presidente desde enero de este año. Aunque esta institución es de reciente creación, 2019 con Francisco Vaz como primer presidente, sus orígenes se remontan al siglo XIX. De momento, el próximo 17 de mayo se presenta ante la consejera de Salud de la Junta de Extremadura con la idea de ofrecerse a ser oídos y también escuchados.
–La Academia de Medicina nace en 2019. ¿Por qué tan tarde?, ¿qué objetivos tiene?
– El antecedente remoto histórico está en 1872, cuando se crea la Academia de Ciencias Médicas en Badajoz. Todavía no se habían creado ni los colegios de médicos. El de Cáceres se funda en 1900 y el de Badajoz en 1917. Luego ha habido un periodo de vacío larguísimo y en un momento determinado un grupo de profesionales decidimos refundarla, pero ya con ámbito extremeño desde 2019.
–¿Qué ha aportado la Academia?
–Hasta el momento pocas cosas, salvo colaborar un año entero con el 50 aniversario de la Facultad de Medicina con unas conferencias mensuales, pero es que nacimos en un parto difícil, que fue con la pandemia, y luego un postparto dolorosísimo porque fallecieron dos académicos, el doctor Diego Peral y la doctora Paqui Lourdes Márquez, que además era la segunda presidenta de la Academia. Así ha sido complicado trabajar. Ahora intentaremos alcanzar el nivel que queremos de servicio a la sociedad.
–¿Cuáles son los temas que tienen sobre la mesa?
–Por un lado, darnos a conocer. Por otro, preparación de conferencias con instituciones como la Fundación Caja Badajoz. Ya tenemos dos conferencias en las que implicaremos, por ejemplo, a los investigadores del Turuñuelo o a un miembro muy importante de la Fundación Ortega Marañón. También hemos contactado con la Asociación de Amigos del MEIAC, para otra conferencia que dará el doctor Monje. Además, queremos estar en la sociedad con temas que interesen. Por ejemplo, ¿qué significan los nuevos fármacos contra la obesidad? No es posible que haya tiktokers e influencers, sin formación médica ninguna, dando recomendaciones con un fármaco que es muy caro y que tiene sus efectos secundarios, y gente como los académicos no. También hablaremos de ética, de por qué no vienen médicos o por qué se van los médicos que formamos aquí; o del suicidio infantil-juvenil, o de las listas de espera... no solo temas médicos, sino de interés social.
– ¿Cree que estas academias son escuchadas por la Administración?
–Bueno, eso depende de la academia y de la Administración. Por ejemplo, no es lo mismo que opine la Real Academia de Medicina de España, que es la madre de todas las academias, a que opinemos nosotros que somos unos principiantes. El ideal sería que cuando nosotros opinemos tengamos la misma categoría que ellos. Como órganos consultivos que deberíamos ser, yo creo que es un lujo que una sociedad pueda tener un grupo de profesionales de una larga trayectoria profesional, la mayor parte jubilados, es decir, sin intereses y además con una trayectoria humanística también reconocida, dispuestos a dar su opinión de manera sensata. Se deberían aprovechar estas circunstancias y escuchar a estas personas.
–¿Qué análisis hace la Academia del terreno que cada año gana la sanidad privada?
–No es un tema en el que hayamos entrado, pero es un debate importante. La primera pregunta que hay que hacerse es por qué triunfa la sanidad privada frente a la pública. Creo que en una sociedad moderna como la nuestra cualquier iniciativa privada debe ser bien acogida si genera empleo y significa un mejor desarrollo de la sociedad. Pero si eso se hace a costa del deterioro de otras instituciones públicas, sea la enseñanza o la sanidad, entonces no parece que sea tan buena. Puede ser un tema de debate y posiblemente tendremos mucho que decir porque tenemos académicos que hacen medicina pública y otros que hacen medicina privada y pueden expresar y contrastar sus opiniones.
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