El obispo que no lo parece
Ernesto Brotóns rompe moldes en Plasencia: vive en un apartamento, su agenda la maneja él porque renunció a tener asistente y se le puede ver comprando en el Mercadona o comiendo en una bocatería
Toca en directo Marwán en la plaza de la Catedral de Plasencia, lleno total, y un hombre sigue el concierto desde un balcón. Algunos entre ... el público reparan en él y se sorprenden al verle ahí. Es el obispo, que podría vivir en el palacio episcopal pero renunció a él para instalarse en un apartamento del Obispado. También ha renunciado a tener secretario. Y por lo que cuentan quienes le conocen, si pudiera renunciaría al solideo, a la mitra y a todo el protocolo que acompaña a su cargo, porque es alérgico al boato. «A este hombre se le nota mucho, para bien, que en su vida pensó en ser obispo», resume alguien que no ha dejado de tratarle desde que tomó posesión hace un año y un mes.
Ese día, el primero de su etapa al frente de la Diócesis, ya se intuyó que Ernesto Jesús Brotóns Tena (zaragozano, 55 años) no iba a ser un obispo al uso. Por su discurso, tan sencillo como bien escrito, en el que situaba en el centro a a su parroquia, su familia, a Dios, a todos menos a él. En esa intervención pidió perdón a los vecinos de la plaza de san Nicolás donde se celebró el acto, «por las molestias que sin duda os hemos podido ocasionar»; se dirigió a sus padres llamándoles «papá y mamá»; mencionó a su sobrino, que es su debilidad; y también a Pepe y Alfredo, los curas de su barrio, y a don Elías, el sacerdote que le ordenó. Y dejó un mensaje que sonó a declaración de intenciones: «El Papa me instó a ser pastor del pueblo y no clérigo de Estado». Trece meses en el cargo han dado para comprobar que hablaba en serio.
En este tiempo, ha renovado la curia, ahora más joven y menos tradicionalista. Lo ha hecho no sin los recelos del ala más conservadora del clero diocesano. Y ha dejado una colección de detalles que le alejan del perfil clásico del obispo. Brotóns no tiene a nadie que le lleve la agenda. Si surge una cita nueva, saca su móvil y la anota. Como no tiene asistente, hace la compra él, en el Mercadona o en alguna tienda del centro. Va a casi todos los sitios solo, en vez de rodeado de curas, y casi siempre andando. Incluso si el acto es lejos, como ocurrió en la reciente visita de la reina emérita Sofía al Banco de alimentos, que tiene su sede en el polígono industrial.
Lidera la diócesis más transparente de España sobre abusos sexuales, según el Defensor del Pueblo
A Ernesto, como prefiere que se le llame, sin el don, es fácil verle tomando un café o una cerveza en algún bar del centro histórico. Y es buen cliente de Paninos, una bocatería cercana a su apartamento, en un edificio recién rehabilitado por la Diócesis. Él cita la palabra normalidad cuando se le pregunta por qué vive ahí y no en el palacio, y dice que no es ninguna virtud habitar esa vivienda, nueva y la más grande en la que ha residido en su vida (tiene dos dormitorios).
Cerca de su casa, también en pleno centro histórico, hay un comedor social al que acuden a diario a recoger comida una veintena de sintecho. Quienes atienden este recurso han visto ya varias veces por allí al nuevo obispo, que al poco de iniciar su mandato encargó un proyecto para convertir ese comedor social en un centro integral de atención a los más necesitados. Se han habilitado varias duchas, y Brotóns quiere que haya camas y una zona en la que puedan sentarse a comer. Ha pedido que las donaciones por el año jubilar de Berzocana y el año jubilar mariano por los 300 años de la coronación de la Virgen del Puerto (patrona de Plasencia) se dediquen a sufragar esa remodelación.
Es cercano al cardenal Omella, presidente de la Conferencia Episcopal
«Él tiene dos obsesiones pastorales: los vulnerables y los jóvenes», cuenta alguien que le conoce bien. Esto ayuda a explicar gestos como el que tuvo con la familia de Benjamín, el sintecho de 56 años que apareció muerto en el parque de La Isla el pasado febrero. Era de Tiétar, un pueblo de 869 habitantes a 80 kilómetros de Plasencia. En él se celebró su funeral. Lo presidió el obispo Brotóns, que ha tenido otros guiños hacia los colectivos vulnerables, como asistir a la concentración convocada en la ciudad tras el asesinato de una prostituta.
Durmiendo en el seminario
La preocupación por los jóvenes le llevó a viajar con el grupo de Pastoral juvenil de la Diócesis a las Jornadas Mundiales de la Juventud celebradas en agosto en Lisboa, donde él dirigió una catequesis. Los jóvenes durmieron esos días en casas particulares, y a Brotóns le pareció que para esas familias de acogida sería demasiado compromiso alojar también a un obispo, así que optó por un seminario cercano.
«Es muy riguroso, diría que escrupuloso, en cuanto a su trabajo», le define alguien cercano. Y un dato que lo refrenda es este párrafo del reciente informe del Defensor del Pueblo sobre abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica española. «Destacan por la calidad de sus datos en este apartado las diócesis de Lleida, Cartagena, Guadix, Jerez, Getafe, Plasencia y Astorga. En un ejercicio de notable transparencia, la de Plasencia es la única diócesis española que señala presuntos encubridores en su descripción de los casos».
«La clave es la edad»
«Es un hombre humilde humilde», le define alguien que le trata de forma habitual. «Es muy accesible, inteligente, culto, brillante», refrenda otra voz, que aporta una clave más: «Tiene 55 años, es joven para ser obispo, y esa edad se nota mucho en su forma de ser, es un hombre de este tiempo». Eso implica contar más con las mujeres al adjudicar responsabilidades en el Obispado. Y con los seglares. «Él prefiere que los curas se centren en atender a sus feligreses», explica alguien que destaca «sus homilías cortas y nada doctrinales ni pretenciosas, en las que apela sobre todo a lo emocional, al factor humano».
Ese aperturismo se deja ver en múltiples decisiones del día a día. Un ejemplo reciente: el acto de inicio del curso pastoral, «habitualmente una cita más bien aburrida basada en presentaciones en Power point», resume alguien que ha asistido a más de dos. Este año, él cambió el formato y encargó que la presentadora de los programas locales de la Cadena Cope entrevistara a representantes de distintas áreas diocesanas sobre el escenario del salón de actos del colegio Santísima Trinidad (Josefinas), donde luego ofreció un concierto su amigo el cantautor Luis Guitarra.
«Este obispo –valora alguien cercano a la iglesia local– es música celestial para quienes defienden la necesidad de la iglesia de una cierta reinvención y modernización. Su antecesor (José Luis Retana, actual obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo) dejó un recuerdo muy bueno, pero este hombre es de otra pasta. Ha caído de pie en Plasencia, pero no tardarán en llamarle para responsabilidades mayores. Nos va a durar poco».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión