Miles de ovejas muertas, abortos y caída de producción láctea
La cifra de animales desaparecidos supera los 20.000, con un fuerte gasto en vacunas (las disponibles) y antibióticos
Es obvio que la lengua azul ha hecho mucho daño a los ganaderos extremeños. También que ha afectado a centenares de explotaciones y ... ha dejado miles de animales muertos que se escapan a la estadística oficial.
Porque, sobre todo al principio de la eclosión de la enfermedad de la fiebre catarral ovina o lengua azul, no se notificaron los casos. Después, el sector empezó a comunicar posibles casos y el laboratorio de referencia veterinaria de Algete, en Madrid, llegó estar colapsado.
Las primeras imágenes de decenas de ovejas muertas por lengua azul se vislumbraron en Villanueva del Fresno, junto a La Raya portuguesa. Fue en septiembre pasado. Olivenza, Alconchel, Valencia del Mombuey, Oliva de la Frontera, Jerez de los Caballeros... La propagación por el suroeste regional se extendió. Pero igualmente llegó a la comarca de La Serena y a importantes comarcas ganaderas cacereñas como las de Trujillo y Valencia de Alcántara.
En víspera de la Navidad, el sector cuantificaba las pérdidas. Unas 20.000 cabezas de ovino habían desaparecido por la lengua azul y el último dato cerrado oficial de la Junta, del 22 de noviembre, hablaba de 14.100 animales muertos.
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A eso hubo que sumar incontables abortos en las ovejas y el uso masivo de antibióticos y antiinflamatorios para combatir la lengua azul. Además se perdió una gran parte de su producción láctea. La denominación de origen Torta del Casar cifró en un 30% la reducción de leche disponible y de 70.000 kilos de queso desde septiembre.
La falta de vacunas, en un primer momento, y después la falta de dosis suficientes contra todos los serotipos presentes (1, 3, 4 y el 8) dejaron unas explotaciones diezmadas. «Las pérdidas se han cebado con los animales más débiles. Con los de parideras, con los enfermos y con los más viejos», reseñaba a este diario Juan Antonio Vicente, presidente del Colegio de Veterinarios de la provincia de Cáceres.
La demanda de ayudas directas se convirtió en una reclamación compartida por Gobierno y Junta (han destinado millones de euros a vacunas) y ganaderos. Miraron a Bruselas para que pudiera ser posible. Ahora lo es al fin.
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