El magistrado que dirigió el juicio de Manuela Chavero tendrá que fijar la pena y la indemnización

El reto de juzgar este caso fue encomendado a seis hombres y tres mujeres elegidos por sorteo. Todos residen en la provincia de Badajoz y desde este viernes de madrugada son los responsables de la primera sentencia que condena en Extremadura a prisión permanente revisable.

El juicio comenzó el lunes en la sala de vistas de la Audiencia Provincial de Badajoz, en el antiguo Palacio de Justicia de la avenida de Colón, convertido esta semana en una especie de plató televisivo por el que han ido pasando todas las personas que tenían algo relevante que contar. Entre ellos, los agentes de la UCO de la Guardia Civil, elegantemente vestidos con trajes de chaqueta de color gris claro y versados en explicar de una forma convincente y precisa cada uno de los pasos que fueron dando hasta desenmascarar a Eugenio Delgado.

Pero aunque esos investigadores han tenido un papel crucial en el juicio, los verdaderos protagonistas eran los nueve ciudadanos que se encerraron durante siete horas para debatir y votar las 38 preguntas que redactó Emilio Serrano, el magistrado al que se le había encomendado la dirección de este juicio.

Solo faltaban 15 minutos para la medianoche del jueves cuando comunicaron que habían estimado por completo las acusaciones realizadas.

De ese modo consideraban probado, con la unanimidad de los nueve votos, que la noche del 4 al 5 de julio de 2016 Eugenio Delgado, tras planearlo, fue a buscar a Manuela Chavero a su casa y la convenció para que lo acompañase a la vivienda vacía de sus padres, en el número 29 de la calle Cerezo, a recoger una cuna.

Una vez solos en este inmueble, la agredió sexualmente y la golpeó con extrema violencia, aumentando «deliberada e inhumanamente el dolor y causándole padecimientos innecesarios para ocasionar su muerte».

Eugenio Delgado, tras violarla, le dio una paliza e incluso se sentó sobre ella apoyando una rodilla. Después, acabó con su vida para que no se descubriera la agresión sexual.

Esta última conclusión es importante porque, en caso de asesinato, acarrea la pena más dura que se recoge en el Código Penal: la prisión permanente revisable.

Ese castigo será el que se recoja en la sentencia que deberá firmar en los próximos días Emilio Serrano, que ha sacado adelante el juicio más mediático que se ha celebrado en Badajoz este siglo sin necesidad de utilizar el quinto día reservado a esta larga vista judicial.

A ello han contribuido los cuatro abogados y el fiscal, que no prolongaron sus intervenciones de forma innecesaria y mantuvieron un exquisito respeto con el acusado, los testigos y los peritos, y también con sus compañeros de estrado.

Esta corrección también se trasladó al jurado cuando le tocó exponer su veredicto, donde se incluía un apartado en el que se exponía que la agresión sexual estaba acreditada porque, a pesar de no haber restos de ADN ni otras pruebas directas, sí se constató que el cadáver estaba desnudo y que el único móvil posible en esa muerte era el sexual dado el perfil psicológico del acusado, a quienes definieron los investigadores como un sádico sexual de libro.

El jurado también consideró probado que a la hora de causar la muerte hubo alevosía (fue planificada) y ensañamiento (causó un sufrimiento innecesario.

Tras este veredicto firmado con la unanimidad de los nueve votos del jurado, en los próximos días será firmada la sentencia. En ese momento se determinarán, entre otras cuestiones, las indemnizaciones que deben recibir los afectados por la muerte de Manuela Chavero. La Fiscalía le pide una responsabilidad civil de 161.400 euros para cada uno de los dos hijos de la fallecida, 72.130 euros para el padre (falleció el año pasado), otros tantos para la madre, y 23.100 a cada uno de los cuatro hermanos de Manuela.

Sin embargo, el caso no quedará definitivamente juzgado hasta que el fallo sea firme, pues cabe la posibilidad de que alguna de las partes lo recurra ante el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. En esa segunda instancia un tribunal estudiaría el auto de la Audiencia de Badajoz para dictar un nuevo fallo que confirmaría o revocara su contenido. Finalmente, existe una tercera instancia en el Tribunal Supremo, con sede en Madrid, y en algunos casos la sentencia puede terminar en el Tribunal Constitucional. Por tanto, el procedimiento puede tener recorrido.