El juicio del caso de Manuela Chavero, del 13 al 17 de mayo en la Audiencia en Badajoz

El juicio se va a celebrar cuando Eugenio está a punto de cumplir cuatro años en prisión provisional. Fue detenido el 17 de septiembre de 2020 en Monesterio por agentes de la Guardia Civil y el juzgado de instrucción de Zafra lo envió a prisión provisional y sin fianza tres días después.

Manuela Chavero, que tenía entonces 42 años, desapareció en julio de 2016 y sus restos mortales fueron hallados más de cuatro años después en una finca que fue propiedad del acusado. Fue el que señaló a la Guardia Civil donde se hallaba el cuerpo de Chavero.

En junio del año pasado, el Ministerio Público presentó su escrito de acusación. La Fiscalía le considera autor de un delito de asesinato con alevosía) y de otro contra la libertad sexual. En concepto de responsabilidad civil, el fiscal solicita indemnizaciones para sus hijos, padres y hermanos que superan en total los 471.400 euros.

En sus conclusiones, el fiscal recoge que el 5 de julio de 2016, alrededor de las 2.15 horas, el acusado se dirigió a la vivienda de la víctima al haber advertido desde el exterior que ella se encontraba dentro de la casa sin haberse aún acostado. Chavero estaba sola en la casa. Se había divorciado y sus dos hijos menores de edad estaban pasando las vacaciones con su padre, en Sevilla.

Una vez en su casa el acusado entabló una conversación con ella, a la que conocía desde hacía muchos años, y la convenció para que lo acompañara hasta una vivienda familiar del propio acusado, situada a unos 80 metros de distancia. Para ello, el acusado utilizó la excusa de devolverle una cuna que ella le habría prestado para que la usara una pareja de amigos que lo visitaron el año anterior acompañados de una niña de corta edad.

Chavero salió de su casa con la finalidad de recoger la cuna y volver inmediatamente a su domicilio, por lo que dejó una lámpara del salón, la luz de la cocina y la televisión de esta misma estancia encendidas. En su casa dejó también su móvil, su bolso y sus llaves.

Ya en el interior de la vivienda de la familia del acusado, en la que estaban solos, él la abordó sexualmente para, posteriormente, «con la finalidad de producir la muerte de la víctima a fin de ocultar su acción delictiva, le propinó diversos golpes», según el relato de la Fiscalía.

Esta agresión le provocó un traumatismo facial con fractura de varios dientes superiores y arrancamiento del incisivo central izquierdo; fractura del hueso nasal derecho; y fracturas en ambos rebordes inferiores de las órbitas de los ojos, con estallido del suelo de la órbita. Asimismo, un traumatismo costal con fracturas de dos áreas a ambos lados de las costillas.

Como consecuencia de estos golpes y lesiones, unidos a la utilización de un mecanismo de producción no exactamente determinado, presumiblemente mediante asfixia, el acusado «consumó su propósito» causándole la muerte.

Una vez causada la muerte, cargó su cuerpo en un vehículo de su propiedad y lo transportó hasta una finca en la mañana del 5 de julio de 2016, donde la enterró totalmente desnuda, envuelta en una sábana y un albornoz y atada con cuerdas.

El cuerpo permaneció en este lugar hasta el 18 de septiembre de 2020, cuando sus restos fueron desenterrados por agentes de la UCO de la Guardia Civil.

Su desaparición se prolongó, por tanto, durante cuatro años hasta que el 18 de septiembre de 2020, la Guardia Civil encontró su cadáver enterrado en un encinar de su pueblo. Lo halló porque hasta ese paraje les condujo el único acusado de su muerte. Fue un suceso que conmocionó Monesterio.

El acusado ha sostenido en este tiempo la versión de que falleció accidentalmente al golpearse la cabeza. Su defensa solicita la absolución.