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Ander Azpiroz
Viernes, 30 de junio 2023, 11:38
«Yo no voy a gobernar con Vox, ya lo he dicho y lo repito, y no he engañado a nadie». Esta frase la pronunció ... María Guardiola el 20 de junio. Ese día y contrapronóstico la izquierda se hizo con el control de la Mesa de la Asamblea de Extremadura contra pronóstico ante la falta de acuerdo de PP y Vox, que en las elecciones del 28 de mayo superaron por un escaño a la suma de PSOE y Unidas Podemos.
Aquel día la líder regional del PP compareció ante los medios con un enfado evidente y aseguró que antes renunciaría a ser presidenta y a forzar una repetición electoral que a ceder puestos en su gobierno a la formación de Santiago Abascal. «Me comprometo a no meter a Vox en el gobierno, ni después de las elecciones generales», redundó Guardiola. Y para zanjar el tema añadió: «No puedo dejar entrar en el gobierno a los que niegan la violencia machista».
María Guardiola
Pero Vox se mantuvo firme y el PSOE aprovechó la oportunidad para proponer a Guillermo Fernández Vara para una investidura que, aunque condenada al fracaso, se daría a las puertas del inicio de la campaña de las generales, justo para cuando Alberto Núñez Feijóo quiere dejar empaquetados y con lazo todos y cada uno de sus acuerdos con Vox para evitar una movilización del electorado progresista en su contra por pactar con la derecha radical.
El 'no es no' de Guardiola se empezó a ver comprometido por las presiones de Génova y a nivel interno. Hubo quien desde la derecha la catalogó como una dirigente de izquierdas mientras que en otras comunidades como Valencia el pacto se cerraba sin problema. Y la candidata reculó. «Vox es un partido constitucional con el que me quiero poner de acuerdo porque quiero lo mejor para los extremeños», dijo tras reunirse con la presidenta de la asamblea extremeña el pasado martes.
María Guardiola
Tres días después, PP y Vox han firmado un pacto por el que gobernarán juntos en Extremadura, un histórico feudo del PSOE. Guardiola no dará un paso al lado y tendrá sentado en su gabinete a un miembro de la derecha radical con la que 15 días antes se negaba a pactar. Del «yo no quiero que hagan ideología a través de las consejerías» se ha pasado en apenas dos semanas a ceder la de Gestión Forestal y Mundo Rural. «París bien vale una misa», que ya dijo en el siglo XVI Enrique de Borbón antes de convertirse al catolicismo como condición previa para ceñirse la corona de Francia.
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