La torería de Ginés y el valor de Roca Rey cierran una triunfal feria de Olivenza
Feria de Olivenza ·
Morante, sin suerte con el lote de Daniel Ruiz que le correspondió, dejó una serie de verónicas y una media que pagaron la entrada de los morantistas
Pepe Orantos
Badajoz
Domingo, 10 de marzo 2019
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De los quince matadores de toros y novilleros que componían los carteles de la Feria de Olivenza, solo tres han abandonado el ruedo del coso abaluartado por su propio pie o por la enfermería. Cabría la posibilidad de pensar que nos hemos cansado de ver embestidas de bravísimos toros, ante notabilísimos profesionales que se han cansado de lidiar sus envidiables embestidas, o que hemos visto una buena feria en la que el ganado ha estado bien presentado, pero que ni siquiera ha rozado el aprobado en casta y movilidad y que, sobre todo, hemos visto una feria en la que definitivamente el público de Olivenza ha dejado de ser la envidia de Extremadura por su exigencia, justicia y criterio y se ha convertido en uno más de los que acuden a los festejos entre la visita a la tómbola y la churrería de los Hermanos Pernía. Que cada uno escoja la versión que más real le parezca.
Destellos de Morante
El festejo que cerraba la feria lo abrió Morante de la Puebla con una serie de verónicas de lujo cerradas con una media de las que solo él es capaz de dar. Los tendidos se llenaban de pellizcos ante la esperanza de que pudiéramos ver triunfar al de la Puebla pero bastó esperar al quite del caballo para comprobar que el toro no quería colaborar más que lo justo y ver cómo perdía las manos tres veces antes del tercio de banderillas. Aun así, Morante no dejó de porfiar y dejó varios derechazos de mérito tras dejar respirar al toro entre tanda y tanda. Por el pitón izquierdo no había nada que hacer, por lo que el de la Puebla del Río insistió por el derecho hasta arrancar a su enemigo algún que otro derechazo. Unos ayudados por alto y unos trasteos precedieron aun pinchazo y una estocada recompensados con una oreja.
Si con el primero hubo algún atisbo de esperanza, el cuarto se encargó enseguida de disipar cualquier duda al enganchar el capote de Morante cada vez que se encontraba con él. Inició la faena al hilo de las tablas con varios ayudados por alto pero, a partir de ese momento, el de Daniel Ruiz se limitó a ofrecer medias embestidas, tanto por su pitón derecho, como por el izquierdo. Cuadró el toro Morante y dejó media estocada tendida que precisó de dos descabellos para ver rodar al albaceteño y que los tendidos se quedaran mudos.
El manso de la corrida
A Roca Rey le tocó el peor toro de la tarde, un 'Tunante' de 534 kilos de Daniel Ruiz que ya dobló la manos en el quite del peruano por chicuelinas y que le obligó a perseguir por todo el ruedo para evitar su tendencia natural a las tablas. No había encuentro en el que el albaceteño no amagara con rajarse de forma estrepitosa por lo que el limeño abrevió y dejó media estocada que le valió una ovación.
Con el quinto Roca Rey dejó claro que no tenía ninguna intención de salir andando de la plaza de Olivenza. Tras un saludo por verónicas, se echó el capote a la espalda en el quite y, pese a que resultó algo atropellado, comenzó a calentar los tendidos. Inició la faena de muleta pasándose el toro por la espalda en los medios para comprobar a continuación que este tenía un muy buen pitón derecho, por el que embestía sin egoísmo alguno. Todo iba sobre ruedas hasta que el peruano decidió cambiarse la muleta de mano para cerrar una tanda de derechazos con un pase de pecho y el de Daniel Ruiz le levantó los pies del suelo para darle una tremenda voltereta de la que escapó con una enorme habilidad.
Ficha del festejo
Toros
Seis toros de Daniel Ruiz encastados (salvo el segundo), justos de fuerzas y manejables.
Toreros
Morante de la Puebla, oreja y palmas; Roca Rey, ovación y dos orejas y Ginés Marín, oreja y oreja.
Plaza
Quinto y último festejo de la Feria de Olivenza en tarde primaveral con los tendidos prácticamente llenos.
Por la izquierda ya había avisado que no quería embestir y todos los intentos de Roca Rey acabaron en naturales atropellados. El toro echaba la cara arriba y enganchaba los engaños de forma reiterada por los dos pitones hasta que el limeño decidió acortar las distancias y levantar al público con tres pases en redondo hasta rendir completamente al respetable a su valor con una serie de temerarias bernadinas que estremecieron a cuantos poblaban los tendidos. Un aviso precedió a una estocada entera que acabó con dos orejas en el esportón del peruano.
Ginés destila torería
Inició su actuación Ginés Marín con una serie de verónicas de academia para saludar al tercero de la tarde, antes de que el de Daniel Ruiz le enganchara el capote en el quite al caballo. En banderillas, Antonio Manuel Punta y Manu Izquierdo se desmonteraron tras un brillante tercio que dio paso a un inicio de faena en el que el oliventino recibió a su enemigo muy quieto e instrumentó a continuación una gran tanda de derechazos. Una segunda tanda muy templada dio paso a otras dos de naturales de mucho mérito. tres pases en redondo y un pase de pecho acabaron por confirmar al mejor toro de la tarde que, aun que justo de fuerzas, demostró raza y casta.
El cierre de la faena corrió a cargo de una espectacular tanda de bernadinas y un pase de pecho que pusieron en pie a los tendidos. El pinchazo que precedió a la estocada definitiva hizo que el premio se quedara en una oreja.
Al sexto Ginés Marín lo recibió por verónicas antes de que Fini y Manu Izquierdo volvieran a destacar en banderillas. La faena de muleta comenzó con el oliventino con una rodilla e e ruedo, a pesar de que el toro echaba la cara arriba con violencia.
El resto de la faena fue una constante porfía del matador en intentar hacer pasar al animal por su muleta y una resistencia contumaz de este a derrotar ante cualquier contacto con la franela.
Al final el torero se impuso al toro y aunque no acabó de embestir sí se sintió dominado por su adversario.
Un pinchazo y un aviso no evitaron que, tras la estocada definitiva, el oliventino cobrara la oreja que le hacía falta para salir a hombros de su plaza.
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