La huellas de Efraín en Badajoz, tres meses después
Los caminos más transitados por deportistas en los alrededores de Badajoz se han convertido en pistas de obstáculos con piedras y socavones
Hace tres meses que la borrasca Efraín provocó una crecida del Guadiana que inundó la isla del Pico y los márgenes del río en el ... tramo urbano.
Hoy, los caminos que llevan a la Pasarela, a siete kilómetros aguas abajo, y los que recorren la isla del Pico, a la altura de la Alcazaba, continúan llenos de socavones. Son las dos pistas más usadas por los pacenses que quieren disfrutar de la naturaleza sin moverse de la ciudad.
El agua subió con tanta fuerza los días 13 y 14 de diciembre que arrastró la tierra asentada. Los cantos rodados de mayor tamaño quedaron al aire y forman aún hoy el pavimento natural de unos caminos que usan pescadores y deportistas. Ninguna de las pistas tiene iluminación, lo que aumenta el riesgo en invierno.
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El camino de la pasarela, que une el azud con la confluencia de los ríos Guadiana y Caya por la margen derecha, es una carrera de obstáculos. Los vehículos están obligados a ir muy lentos. Jose Núñez va a pescar en su furgoneta y lamenta que no se haya hecho nada desde las intensas lluvias previas a la Navidad. «Esto sigue igual, cuando subió el Guadiana se llevó la tierra y, sabiendo que pasa mucha gente, no sé cómo no lo arreglan», afirma.
Dos senderistas en una imagen de archivo.
Un ciclista recorre la pista este martes.
Tamara Sánchez va en bici. Le gusta pedalear y a veces sigue hasta Puente Ayuda. Llevaba tres meses sin adentrarse en la pista hasta que este martes se decidió a subirse sobre dos ruedas. «Antes había tierra y algunas piedras, ahora solo hay piedras», explica. «Es un camino tranquilo para entrenar. Cojo el sendero en mi casa, que vivo junto al parque del río, y desde ahí no toco la carretera, voy por el camino directa hasta Olivenza».
La ciclista continúa este martes por la tarde «sin saber muy bien qué va a encontrar más adelante». Pedaleará sobre un camino donde las grandes piedras se alternan con los hoyos que convierten el camino en una pista de obstáculos. El río tumbó aquellos días la vegetación de ribera y bastantes árboles continúan con restos de toallitas de retrete y compresas femeninas. Los restos han llegado a sobrepasar los árboles que están más cerca del agua, en la orilla, para alcanzar los arbustos más distanciados. Aquellos días de diciembre todos quedaron bajo el agua.
«Antes había tierra y algunas piedras, ahora solo hay piedras»
Tamara Sánchez, ciclista
El camino es responsabilidad de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Desde este organismo, el viernes afirmaron que esperan la autorización para reparar este camino que va a la pasarela y el que discurre por el interior de la isla del Pico. Aseguran haber actuado en lo que consideran más urgente, como lo que pudieran poner en peligro la próxima campaña de riego. Sí han arreglado los daños que el agua provocó en la propia pasarela.
Este puente para peatones y ciclistas quedó intransitable, de manera que era imposible llegar hasta él. Tanto el último tramo del camino como la mitad de la barandilla que protege el paso de viandantes habían desaparecido. La CHG los repuso semanas en enero y este marzo se puede acceder al puente ubicado siete kilómetros aguas abajo, sin miedo a caerse al cauce.
El peligro está en llegar hasta la pasarela. El mal estado del camino se repite en otro punto del cauce, en el interior de la isla del Pico, a la altura de la Alcazaba. Nada más atravesar la pasarela para ciclistas y senderistas, existe un profundo socavón donde cabe una bicicleta.
Dioni y Vicente acuden a diario a pasear por la isla con sus perros. Lamentan que solo han visto un día «una máquina que iba a tapar los agujeros del paseo». «Nosotros nos hemos criado aquí y veníamos hablando de que esto sería una maravilla si nos pudiéramos bañar en verano con zonas habilitadas», explican los dos.
Pasarela arreglada.
Pasarela estropeada.
En una carrera alrededor de la isla, los hoyos se van sucediendo y con piedras que complican el camino. A la altura del azud de La Pesquera, la tierra parece haber corrido entre una charca y la pista que usan los pescadores y deportistas.
Los daños son importantes en el puente que usan los conductores que acceden a la isla desde la circunvalación Reina Sofía. Es muy transitada por pescadores. El agua arrancó las barandillas de madera y el resto de protecciones con la crecida de diciembre y no las han repuesto. Parte de la pasarela se puede ver dentro del agua, en la confluencia del Jamaco con el Rivillas.
«Esto lleva desde la crecida de diciembre y es que está todo así. Río arriba hacia Gévora está todo con vallas y conos. Supongo que lo arreglarán cuando se acerquen las elecciones», confiaba otro pacense este martes llamado Juan.
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