El crimen del Vaquerizo cumple dos semanas sin detenidos
El único avance de la investigación que ha trascendido, ya que hay secreto de sumario, es la aparición del coche que pudieron usar los responsables de este asesinato en Badajoz
El 29 de febrero siempre es una fecha peculiar porque solo ocurre cada cuatro años. El último en Badajoz fue aún más particular porque quedó ... marcado por un crimen.
La capital pacense no registra demasiados tiroteos y aún menos con víctimas mortales, pero el que se dio hace dos semanas en el bar Vaquerizo aún se sale más de la norma por el 'modus operandi' de los autores, que todo indica que son asesinos profesionales. Desde entonces han pasado dos semanas y no se han producido detenciones.
La autoridad judicial decretó el secreto de actuaciones solo dos horas después del asesinato, por lo que no ha habido información oficial sobre la investigación. Sin embargo, según ha podido saber HOY, no se han producido detenciones relacionadas con estos hechos.
El coche
El único avance que ha trascendido es el hallazgo de un coche quemado que pudo ser usado por los responsables del crimen. El mismo día del suceso se supo que las Policía Nacional, responsable de la investigación, buscaba a tres hombres que se marcharon del aparcamiento del bar Vaquerizo en un coche blanco. En principio se indicó que se trataba de un Fiat.
Al día siguiente, unas 24 horas después de los disparos, localizaron un coche quemado, que en origen era blanco, en el paraje llamado Maloscaminos, un camino rural paralelo a la carretera de Olivenza.
El vehículo fue inspeccionado en profundidad por los inspectores de la policía científica en busca de rastros, aunque estaba muy calcinado. Las matrículas pudieron ser modificadas, por lo que se intentó identificar el vehículo por el número de bastidor. Según supo HOY este fue eliminado también. Estas maniobras para borrar pruebas de un coche quemado son un indicio más de que pudo ser el utilizado por los criminales tras el asesinato.
Presumiblemente los implicados en el crimen abandonaron este vehículo para coger otro, que previamente tenían preparado, y abandonar Badajoz. La principal hipótesis de la investigación es que se trata de sicarios llegados de fuera para llevar a cabo este asesinato. El lugar en el que abandonaron el vehículo blanco podría señalar, además, que llevaron a cabo la huida en dirección a Portugal, no hacia Madrid, que fue la carretera que cogieron tras llevar a cabo el crimen.
Otra de las claves de la investigación ha sido la reconstrucción de los hechos a través de las cámaras que había en la zona y gracias al testimonio de los testigos. Se cree que los implicados en el crimen, tres hombres, llegaron esa mañana a primera hora al aparcamiento del bar Vaquerizo en el coche blanco. Este local está en el cruce de la carretera de Sevilla con la avenida del Diario HOY (inicio de la carretera de Madrid). La víctima iba a desayunar a diario a este establecimiento, por lo que podrían haberlo vigilado y conocer su rutina. Todo indica que el pasado 29 de febrero lo estaban esperando.
La secuencia de los hechos
J. G. C., miembro de un conocido clan familiar de Badajoz, llegó al Vaquerizo a las 10.30 horas acompañado por su mujer. Ambos pidieron el desayuno y se sentaron en una mesa que hay junto a la entrada lateral, la más cercana a la avenida del Diario HOY.
En ese momento había muchos clientes en el establecimiento, por lo que se cree que los implicados en el crimen esperaron por si el local se despejaba. Ocurrió a las once de la mañana cuando varios vecinos se marcharon y dos de los tres empleados que estaban trabajando salieron por la puerta trasera para sacar basura. Solo quedaron entonces un camarero y cinco clientes en la sala. Además de la pareja que fue tiroteada, había un joven desayunando solo y otra pareja mayor.
De las tres personas que se cree que iban en el coche, todos con las caras cubiertas para ocultar su identidad, solo una se acercó al Vaquerizo. Fue un hombre que metió el brazo por la puerta lateral sujetando una pistola y disparó once veces sin mediar palabra, según los testigos.
Al menos cinco de los impactos dieron en la víctima. Uno de ellos, según ha podido saber HOY, con la intención de rematarlo. Su mujer también resultó herida, una bala le rozó entre la pierna y el glúteo, pero solo sufrió daños leves y fue dada de alta del hospital unas horas después. Siete de los impactos acabaron en las baldosas del bar Vaquerizo.
Tras los hecho la familia de la víctima mortal aseguró que su último gesto en vida fue para sacar a su mujer de la trayectoria de las balas y así poder salvarla. La muerte no fue instantánea. Tanto su acompañante como el personal del bar trataron de asistir al herido, pero los servicios sanitarios que llegaron unos minutos después no pudieron hacer nada.
Tras los disparos, los tres hombres supuestamente implicados se subieron al coche y abandonaron la zona.
La rapidez y efectividad de los criminales es la principal hipótesis de que se trata de sicarios. En un principio se temió que fuese un enfrentamiento local, entre distintos clanes, e incluso se habló de represalias, pero no se han producido nuevos actos violentos,
La hipótesis del ajuste de cuentas también se basa en el perfil de la víctima. J. G. C. tenía historial delictivo relacionado con el tráfico de drogas. Había salido de la cárcel solo unas semanas antes de su muerte porque estuvo implicado en la pelea entre familias en los juzgados de Badajoz.
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