Los buses urbanos de Badajoz incorporan pantallas digitales, wifi y cargadores de móvil

Los autobuses públicos se modernizan. Los 44 vehículos colectivos de línea que existen en la ciudad incorporarán pantallas digitales, conexión wifi gratuita y puertos USB para recargar teléfonos móviles. Según el alcalde, Francisco Fragoso, todas estas mejoras estarán disponibles en unas dos semanas.

Los viajeros podrán conocer información de la próxima parada y las posibles conexiones entre líneas a través de las pantallas. Además, estas mismas trasladarán información de interés al ciudadano como eventos culturales. Contarán con publicidad para ayudar a financiar las tres novedades que Fragoso presentó este jueves.

Además de las pantallas, todos los autobuses contarán con conexión gratuita a Internet a través de un router wifi que permitirá que cualquier ciudadano pueda utilizar la red durante el trayecto. La tercera novedad consiste en la existencia de entre tres y cinco puntos de recarga USB que ya están conectados en algunos de los autobuses. Los viajeros podrán usarlos para cargar sus móviles.

La empresa financia estas mejoras con cargo a la publicidad de los autobuses, tanto de los que existen como de los que están por llegar.

Desde hace meses, el servicio de autobuses urbanos está experimentando una cambio notable. Es en ese programa de modernización donde se incluyen estas tres prestaciones que Fragoso presentó ayer. Pero no son las únicas. De hecho, quedan por llegar 15 autobuses eléctricos. El alcalde espera que estén circulando por la ciudad en abril.

Tubasa está preparando ya la infraestructura para cuando lleguen. De hecho, el alcalde presentó la semana pasada los puntos de recarga que ya están instalados en el parque de El Nevero.

El día que estos nuevos vehículos fabricados en China comiencen a circular, otros 15 antiguos dejarán de hacerlo. Según el alcalde, una vez que estén disponibles, el 40% de la flota funcionará con electricidad.

Si los vehículos eléctricos aún no han llegado a la ciudad, hay otros que llevan ya unos meses funcionando y que igualmente se enmarcan en este proceso de modernización del transporte público.

Se trata de los cinco minibuses que han servido para crear rutas exprés desde los puntos más alejados del centro hasta la plaza de la Libertad. Estos conectan Correos con las urbanizaciones de Campomanes, Dehesilla, La Atalaya, La Pilara, Tres Arroyos y la pedanía de Alvarado. Las cinco líneas exprés que existen cuentan con paradas en barriadas alejadas de Correos, como el Gurugú, o conectan puntos que hasta ahora carecían de transporte público, como ocurría con Llera y su centro de salud en Valdepasillas.

Estas nuevas líneas que comenzaron en noviembre son posibles por la incorporación de cinco microbuses, de los que cuatro se usarán en las nuevas líneas y uno se reservará de apoyo a todas.

Los 15 nuevos buses y los cinco minibuses los paga la empresa concesionaria de transporte público, Tubasa, a cambio de alargar su contrato con el Ayuntamiento diez años. De esta manera, seguirá gestionando los buses hasta 2037. Firmó el contrato en 1987.

La operación, que no incluye las novedades, supone una inversión de 8,3 millones de euros. La empresa también paga los 250.000 euros de los cargadores para los buses eléctricos.

El resto corre por cuenta de la concesionaria, pero a cargo de los distintos ahorros de los que se beneficiará. Alargará la vida de los vehículos de diez a trece años y se ahorrará 300.000 euros por bus en gasoil durante una década.Además, los buses cuentan con un sistema de gestión que permite a los conductores ahorrar 260.000 euros anuales en total. Esto ha hecho, a su vez, que la ciudad reciba más fondos del Estado para el transporte público.

Para explicar esta operación hay que tener en cuenta que un bus eléctrico consume 18 euros al día, mientras que el coste de uno tradicional se dispara hasta los 140 euros diarios.

Según el alcalde, ni los nuevos vehículos ni las tres novedades presentadas aumentarán la aportación que hace la ciudad a Tubasa cada año para paliar el déficit que surge entre lo que cuesta mantener el servicio y lo que pagan los viajeros. Esta fue de 4,2 millones de euros en 2017.