En los colegios e institutos, los comportamientos machistas están teniendo un peligroso repunte. Por este motivo, defendemos la imperiosa necesidad de incluir el estudio de la igualdad de género como un contenido específico dentro de la enseñanza, sobre todo en su etapa obligatoria de la ESO
Raquel Rodríguez Niño, Esperanza Lozano Rivado y Ricardo Hurtado Simó
Domingo, 14 de julio 2019, 23:10
En un momento en el que algunos partidos políticos y grupos mediáticos dudan de su existencia, la violencia de género es uno de los problemas más acuciantes de la sociedad hoy en día. Algunos han denominado a este problema «El terrorismo invisible del siglo XXI», pues es una lacra que causa la muerte a decenas de mujeres a lo largo del año y, además, provoca el sufrimiento de familiares y allegados. En España, la cifra de mujeres asesinadas supera las 1.000 desde 2003, y ya son 26 las fallecidas este año. A esta terrible cifra hay que sumarle que, desde 2013, también se contabilizan los hijos e hijas asesinados junto a sus madres, 28 hasta la fecha. Pese a que España es un país adelantado en la lucha contra las agresiones machistas de toda índole desde la puesta en marcha de la Ley integral de medidas contra la violencia de género, los datos hablan por sí solos y nos recuerdan que queda mucho por hacer. Resoluciones judiciales como la reciente dictada por el Tribunal Supremo, que indica que la brutal actuación de la manada no fue un abuso sexual sino una agresión sexual (violación) con intimidación, suponen un respaldo importante para las mujeres, pero las medidas para protegerlas son solamente la punta del iceberg de un problema estructural que asienta sus raíces en una cultura patriarcal consolidada durante demasiado tiempo. El machismo es perpetuado y reforzado desde hace miles de años por prejuicios religiosos y sociales y, más recientemente, desde un sistema económico carente de valores igualitarios que se mueve exclusivamente por el beneficio egoísta y la acumulación de riqueza. Estos pilares han sido creados por hombres y para hombres, excluyendo así a más de la mitad de la población, que se ha visto relegada a la invisibilidad del hogar y a una cultura de la sumisión. Actualmente, este problema se hace especialmente visible en las capas más jóvenes de la sociedad.
En los colegios e institutos, los comportamientos machistas están teniendo un peligroso repunte; agresiones verbales, acoso por las redes sociales e, incluso, violencia entre parejas adolescentes se están convirtiendo en problemas habituales en el día a día educativo. Por este motivo, las personas abajo firmantes defendemos la imperiosa necesidad de incluir el estudio de la igualdad de género como un contenido específico dentro de la enseñanza, sobre todo en su etapa obligatoria de la ESO. Observamos, no sin estupor, cómo la música que escuchan alumnos y alumnas está llena de letras que denigran a las mujeres de forma explícita; estas letras son cantadas por los pasillos muchas veces sin conciencia del mensaje que contienen, lo cual es especialmente relevante cuando quienes se declaran seguidoras son nuestras estudiantes. Asimismo, la imagen de la mujer como un objeto de consumo se ve reforzada a través de videoclips, videojuegos y anuncios publicitarios que bombardean las redes sociales (micromachismos), mostrando que la estructura de la violencia de género abarca dimensiones físicas, psicológicas, económicas, sociales y culturales. Cuando, en materias como Valores éticos, Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, Historia o Formación y Orientación laboral se abordan casos concretos relacionados con la desigualdad cotidiana que sufren las adolescentes y jóvenes, escuchamos opiniones machistas que justifican actitudes de violencia, acoso sexual en el instituto o despidos a mujeres que se quedan embarazadas. A este problema, le sumamos el precoz y escandaloso consumo de pornografía entre los adolescentes, que cada vez más frecuentan prostíbulos y cuentan sus experiencias con total ligereza. La percepción social de la prostitución ha cambiado y, para muchos jóvenes, la mujer es un objeto de consumo por el que se puede pagar. Al tratar de estos temas, los adolescentes no reconocen la esclavitud a la que están sometidas las prostitutas. Pese a que el sexo está normalizado en nuestra sociedad y se trata con naturalidad, se precisa una educación sexual no machista que sea explicada de forma no discriminatoria, subrayando el papel activo de las chicas en las decisiones y prácticas.
Por todos estos motivos y muchos más, que desgraciadamente harían este artículo interminable, defendemos que la igualdad entre hombres y mujeres necesita una materia específica que aborde de raíz un problema que ha dejado por el camino más víctimas que el terrorismo de ETA. El goteo constante de mujeres asesinadas urge una respuesta inmediata que precisa que la lucha se traslade también al terreno educativo, evitando con ello que el alumnado normalice algo que debería resultar escandaloso en sociedades democráticas. En este sentido, el IES El Brocense de Cáceres imparte desde el curso pasado Cambio Social y de Género, y el IES Santiago Apóstol de Almendralejo será un centro pionero y ofertará la materia Educación para la igualdad de género a partir del próximo curso. Animamos al resto de la comunidad educativa y a las Administraciones competentes en la materia que se sumen a esta iniciativa y le den a la defensa por la igualdad real entre hombres y mujeres el sitio que se merece.
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