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Pablo Cordovilla
Alburquerque
Jueves, 24 de abril 2025, 09:30
Tras casi tres décadas de incansable labor pastoral en Alburquerque, el sacerdote Ángel Solano Cumbreño, 'don Ángel' para todos en el pueblo, se ... despide del que ha sido su hogar y lugar de misión evangélica, para ingresar en la Residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz.
A pesar de que la jubilación le llegaba en 2014, el sacerdote emérito ha continuado ayudando como el primer día en la parroquia de Santa María del Mercado y San Mateo Apóstol. Su decisión de quedarse en Alburquerque fue clave para que los nuevos párrocos pudieran atender también las parroquias de pueblos cercanos como La Codosera y Villar del Rey.
Ahora, a los 86 años, su marcha, a finales de este mes de abril, marca el final de una era para muchos vecinos que lo consideran no solo un referente espiritual, sino también un amigo y miembro más de sus familias. «Por una parte es un desgarro de algo que te quitan, porque son muchos años y muchas personas a las que llevo en el corazón, pero también me siento bien, porque esto ya lo tenía previsto hace tiempo. Estoy contento de ir a un lugar donde me acogerán con cariño», ha manifestado a diario HOY.
Natural de San Vicente de Alcántara, Ángel Solano, fue ordenado sacerdote en 1965, dejando una profunda huella en las parroquias de La Codosera y Alburquerque. En 2015 recibió la medalla de la Villa de Alburquerque y fue nombrado Hijo adoptivo de la localidad. También fue homenajeado por el club de fútbol. «Nunca me lo esperé, ni siquiera lo soñaba. Mi agradecimiento inmenso al pueblo y a sus autoridades«, añadiendo que »una familia que permanece unida, tiene futuro, y de igual modo, un pueblo que se une, también. Por eso pido por todos cada día y nunca estaré lejos de Alburquerque, la oración nos mantiene unidos», señaló visiblemente emocionado.
Aunque se traslada a Badajoz, no piensa retirarse de su vocación. «Si puedo ayudar, visitar enfermos o colaborar en lo que me digan, lo haré. Mientras Dios me dé fuerzas, seguiré sirviendo».
Don Ángel se despide de Alburquerque, pero su legado permanece en cada rincón del pueblo y en el corazón de quienes lo han conocido. Su ejemplo de amabilidad, humildad, bondad y entrega a los demás seguirá siendo fuente de inspiración para muchos.
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