The Chicken
ANÁLISIS AGRARIO ·
Así se llama un innovador restaurante en Israel que ofrece al público hamburguesas y otros platos elaborados con carne obtenida por la clonación de células del polloJUAN QUINTANA
Lunes, 7 de diciembre 2020, 09:14
No se asusten los lectores, que no me he convertido en un aficionado al uso innecesario de terminología anglosajona, por mucha historia y utilidad que ... tenga esa gran lengua. Al menos hasta que los términos sean reconocidos por la Real Academia Española, y 'chicken' todavía no lo ha sido, ni lo será, ya que la palabra pollo es igual de precisa y breve. Lo que sucede es que da nombre a un innovador restaurante en Israel, cerca de Tel-Aviv, que ha comenzado a ofrecer al público hamburguesas y otros platos elaborados con lo que ellos llaman carne de pollo, y que son piezas obtenidas por clonación de células de esta ave, desarrolladas en un cultivo de nutrientes adecuado. Aclarar, eso sí, que por el momento no es un restaurante como tal, ya que todavía no está autorizada su venta, pero parece que sí su consumo voluntario si no hay fin comercial. Supongo que una posibilidad abierta por una reglamentación flexible en un país que siempre ha apostado por el rápido desarrollo tecnológico en todos los campos. Por ejemplo, fueron vanguardia en el desarrollo de los modernos sistemas de riego localizado, que tanto bien han hecho al sector agrario, al medioambiente y al desarrollo de sociedades muy limitadas por la escasez de agua.
Pero a lo nuestro, realmente es un experimento gastro-científico, ya que los comensales pueden observar mientras comen las abiertas y elegantes cocinas anexas, hasta aquí algo muy habitual en la moderna restauración; pero también, si miran hacia otra lado, se recrean, si así les place, con los laboratorios donde se está fabricando dicha carne. Hay que reconocer que es un espectáculo mucho menos frecuente, por no decir único. Sí, es verdad que en algunos restaurantes rurales uno puede ver la huerta de donde se recogen las frutas y hortalizas, los viñedos a partir de cuyas uvas se hacen sus vinos, e incluso los pollos y otros animales que de una forma u otra contribuyen a dar contenido a la carta; pero estarán de acuerdo que el concepto es muy diferente.
El debate sobre el desarrollo de la clonación discurre entre cuestiones de seguridad alimentaria y bioética. Sobre seguridad alimentaria, siempre tendremos los estrictos controles de las organizaciones competentes en esta materia, como es el Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, en nuestro caso, lo que nos permite estar tranquilos. En el caso de la clonación de piezas alimentarias, y no de animales vivos, la bioética queda minimizada y entran con fuerza otras cuestiones como las medioambientales y las económicas. Con respecto a las medioambientales, el argumento de sus defensores es convincente; en un hipotético desarrollo comercial de esta tecnología con costes competitivos, la reducción de la cabaña ganadera podría generar una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero. En todo caso habría que hacer un balance medioambiental completo y más complejo, que tendría que incluir los factores positivos de la actividad ganadera como conservadora de los espacios rurales, desde una perspectiva medioambiental, pero también social. Por otro lado, qué duda cabe que sería un gran alegría para los colectivos animalistas y para aquellos que renuncian al consumo de carne, por cuestiones de conciencia. Los aspectos económicos también son clave. En un hipotético escenario en el que este avance permitiera poner en el mercado esta carne tecnológica a precios competitivos, algo que todavía está lejos, supondría un daño grave para un sector productor clave, no solo para las economías desarrolladas, sino para muchas en vías de desarrollo. Y no solo por la parte ganadera, sino también por la agrícola y la agroindustrial, en definitiva, para todo el sector primario y parte del secundario. La industria de fabricación de piensos estaría muy amenazada y muchas de las grandes producciones agrícolas orientadas a alimentación animal, también. Lo que sin duda afectaría a la economía mundial de forma directa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión