La placa de Carolina

El 9 de agostó de 2020 este cronista publicó aquí el artículo 'Carolina Coronado. Un monumento con tres autores', inserto también en el libro 'El león y la columna. Crónicas de Badajoz', editado por Tecnigraf en 2022, con fotografía de su aspecto original, y en el último tomo de 'Apuntes para la Historia de Badajoz', de la RSEEAP, aclarando errores que se venían repitiendo sobre sus autores, fecha de instalación y otros, con datos inéditos.

Desde entonces el interés por la obra se acrecentó, y varias asociaciones reiteraron su atención, no faltando quien pretendió un protagonismo inexistente con opiniones peregrinas.

Sobre tales antecedentes el ayuntamiento abordó este año su rehabilitación en actuación que, aunque incompleta, pues ha descuidado el entorno, cuya suciedad lo desluce, es laudable, porque pone fin a una larga desidia y abandono. Con el buen acuerdo, además, de resaltar la dedicatoria original a la figura homenajeada: «La sensibilidad de la mujer en ti se hizo poesía», aunque sin identificarla.

La actuación ha dado mucho que hablar, y ya más en calma, algo cabe matizar.

Respecto a la inauguración, que se criticó por realizarse como acto municipal cerrado sin invitar a las asociaciones culturales y ciudadanas, protocolo habitual, ni siquiera al descendiente del autor, Benigno Nieto, decir que se hizo lo propio, pues una actuación ordinaria de mero mantenimiento no merece más bombo.

Y en lo que atañe a la placa que informa de los promotores y operarios que realizaron la limpieza, igualmente denostada por destacar los nombres de quienes tan meritoriamente han cumplido con su deber de cuidar el patrimonio, estimarla asimismo muy adecuada, pues deja grabada para la posteridad la eficacia de los epigrafiados, ofreciendo información de gran valor a los cronistas futuros.

Por eso, la placa resulta muy oportuna, y es una pena que no se colocaran otras identificando a quien taló todas las palmeras de San Francisco; reformó el puente de Palmas y el baluarte de la Trinidad; autorizó la jorobas de la plaza de la Soledad y el laberinto de Minayo; convirtió en atractivas ruinas históricas el puente de Gévora; pretendió transformar en restaurante el fuerte de San Cristóbal y en no se sabe qué el Hospital San Sebastián; proyectó viviendas sobre el yacimiento arqueológico del Campillo; ubicó el Palacio de Justicia alejado del bullicio ciudadano; plagó Badajoz de rotondas, plataformas únicas y carriles bicis, y concibió la remodelación de la plaza Dragones Hernán Cortés, para que las generaciones venideras tengan constancia del que lo hizo.

NB. Aunque recién limpio, el monumento a Carolina Coronado ya está cubierto de nuevo por suciedad y excrementos de paloma, lo que aconseja considerar ponerle encima una red de protección.