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Una vecina muestra en su móvil una fotografía de los ancianos asesinados en Sangonera la Seca (Murcia). Nacho García
Detienen en Albacete al hijo de unos ancianos asesinados en Murcia y a su compañero sentimental

Detienen en Albacete al hijo de unos ancianos asesinados en Murcia y a su compañero sentimental

El arrestado, el menor de tres hermanos y que disfrutaba del tercer grado penitenciario, estaba en paradero desconocido desde el pasado domingo

Raúl Hernández

Murcia

Jueves, 17 de octubre 2019, 12:20

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La Guardia Civil detuvo el miércoles por la tarde en un municipio cercano a Albacete al hijo menor de la pareja de ancianos que aparecieron muertos en su vivienda de Sangonera la Seca (Murcia) el pasado domingo, Antonio, y a su compañero sentimental, un varón de unos treinta años, como presuntos autores de un delito de homicidio.

Antonio estaba en paradero desconocido desde que se produjo el suceso. No había retornado a dormir a prisión, donde gozaba de un tercer grado, y por lo tanto, tenía la obligación de volver por la noche.

Este miércoles, ni siquiera asistió al entierro. Tanto la Guardia Civil como los vecinos de la zona recordaron que Antonio tenía un historial conflictivo. «Un día dijo que cuando se murieran sus padres iba a quemar la casa», recordó un residente de la zona donde vivían los ancianos. Los cuerpos de los fallecidos fueron encontrados con heridas de arma blanca.

Precedentes

Por lo que respecta al carácter problemático de Antonio, de 34 años de edad, los vecinos recordaron que fue detenido hace unos seis años, junto a su compañero sentimental, por arrojar piedras desde un puente a los coches de la carretera MU-30. También por protagonizar actos vandálicos, como quemar contenedores de basura y palés en la vía pública. «Estaban en la casa de sus padres y dos agentes llamaron a la puerta. Les ordenaron que abrieran su coche, pero ellos respondieron que no tenían. Los guardias civiles sabían que el turismo que estaba aparcado en la puerta de la vivienda era suyo y, cuando abrieron el maletero y vieron que tenían productos para hacer fuego, maderos y piedras, los arrestaron», recordó Francisco, un amigo de la familia.

Ese fue uno de los episodios más comprometidos del hijo menor de la familia. Pero no fue el único. Los esfuerzos de sus padres por conducirlo por el buen camino no tuvieron demasiado éxito, en apariencia. «Pedro, su padre, abrió un bar en uno de sus bajos, cerca de la calle Salzillo, para que su hijo lo regentara, pero al poco lo cerraron», afirmó otro vecino.

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