Agustín Velázquez: «Lo que se investiga debe ser difundido a la sociedad. Si no, no tiene sentido»
El exconservador del Museo Nacional de Arte Romano subraya la atracción de Mérida como polo cultural
Pocas personas tan cualificadas como Agustín Velázquez Jiménez (Mérida, 2 de septiembre de 1958) para hablar de patrimonio arqueológico tanto referido a la ... capital extremeña como al Museo Nacional de Arte Romano, del que fue conservador y jefe del servicio de Documentación. Ayer recibió el Premio Internacional Genio Protector de la Colonia Augusta Emerita, otorgado por Los Amigos del Museo y la Fundación de Estudios Romanos.
–¿Qué significa este premio?
–Un reconocimiento, una cosa agradable que cuando te jubilas te reconozcan unos méritos, supuestos méritos (se ríe brevemente). Te pones contento, satisfecho a pesar de que siempre he dicho que la mayor satisfacción es haber hecho el trabajo que nos han encomendado como funcionario público. Si además de eso has disfrutado de tu trabajo durante 40 años, mejor que mejor.
–40 años, un mes y un día, exactamente, ¿Conocerá usted al dedillo hasta dónde hay telarañas en el Museo Romano, si las hay?
–Bueno.... Empecé a trabajar en el Museo el 1 de diciembre de 1984. En el edificio de Santa Clara. Son 40 años de trabajo que los he disfrutado mucho.
–¿Cómo vivió la construcción del edificio de Rafael Moneo?
–Ese proceso de montaje fue complejo. Tanto que después de 40 años de trabajo no tiene nada que ver el Museo que conocí en 1986 al que ahora he dejado.
–Ahora con una ampliación a la vista. No sé si hubiera preferido jubilarse una vez terminada.
–Siempre dije porque conozco el tema de plazos y demás que me iba a jubilar sin estar lista la ampliación del Museo Romano. Pero no me da pena. Entiendo que es otra etapa, otras personas que la tienen que ocupar, que tiene que adecuar los espacios de trabajo. Cuando vaya de visita lo veré.
–El premio Genio Protector de la Colonia reconoce la dedicación de personas en la salvaguarda y potenciación de nuestro patrimonio cultural y muy en especial el patrimonio arqueológico emeritense. Siendo emeritense...
–¡Qué más podemos pedir! He sido funcionario público, he hecho el trabajo que me ha gustado y vemos como los resultados de nuestras investigaciones se plasman en estudios que se difunden. La gente además lo disfruta porque hay que tener en cuenta que si no nosotros investigamos para nosotros no tiene sentido. Nos debemos a la sociedad. El día que empecé a trabajar el entonces director, José Álvarez Sáenz de Buruaga, me dijo una frase muy bonita: «Sic vos non vobis». Era el lema del cuerpo de conservadores de museo. Es decir, que debes tratar todo el patrimonio con toda la pasión, el cariño, el rigor como si fuera propiedad tuya pero teniendo en cuenta que no es tuyo, que es de la sociedad. Que lo que investigas tienes que difundirlo a la sociedad. Si no, no tiene sentido.
«Somos la ciudad con más arqueólogos por metro cuadrado de España. Aquí viene mucha gente»
Agustín Velázquez
Premio Genio Protector de la colonia Augusta Emerita
–¿Cómo se ejecuta ese objetivo?
–Yo he sido, por ejemplo, responsable de los archivos, jefe del servicio de Documentación del Museo durante muchos años. Tener un archivo importante de las 50.000 piezas del Museo, con sus datos, sus fotografías, incluso la bibliografía donde se publica... Todo eso es muy importante pero todos eso hay que tenerlo por si alguien te lo pide para investigar. Cualquier ciudadano se puede dirigir al Museo y preguntar qué tiene sobre la cabeza de Augusto. Es nuestra obligación como funcionario enseñarlo todo. Ya sea para un gran científico o un ciudadano digamos corriente.
–¿En Mérida se está haciendo bien la labor de difusión del patrimonio, de su inmenso patrimonio?
–Sí. Aquí tenemos al Consorcio que tutela todo el conjunto arqueológico, en buena parte lleva la difusión del mismo. Tenemos al Instituto de Arqueología de Mérida, que también se ocupa de investigar y de difundir....Es que Mérida, como se suele decir, es la ciudad española con más arqueólogos por metro cuadrado. Eso es muy importante. Eso hace que la ciudad cada vez que conozca mejor y la gente venga. Tanto científicos como visitantes quieren venir a Mérida porque les llegan los ecos de las noticias de Mérida. Y eso, además, para el turismo le viene muy bien.
–Desde el 1 de enero está jubilado. ¿Se siente raro o ha asumido ya ese nuevo rol en su vida?
–Lo primero que hice cuando dejé de trabajar en el Museo es reflexionar. Me quedé un poco parado sobre qué hacer. Lo segundo, empezar a tirar papeles acumulados desde hace años. Y en tercer lugar he empezado a cumplir encargos saldar deudas con la gente que tenía en forma de artículos y publicaciones, de cosas que debería haber terminado y no las terminé. Tampoco me aburro porque como soy delegado de patrimonio de la archidiócesis de Mérida-Badajoz tengo todos los días montones de sitios donde acudir, presupuestar restauraciones de templos, exposiciones... El jubilarte, como decía mi jefe Chema (Álvarez Sáenz de Buruaga) significa hacer lo mismo pero sin tener que ir al Museo. Puedo seguir estudiando, leyendo, como mucha más calma, por supuesto. E intentado todavía aportar a mi ciudad. Y a 'emeritensear'. Ahora puedo 'emeritensear' más, conocer mejor tu ciudad en aspectos que desconoces, difundir, publicar. Creo que mientras uno está válido y lo estoy, estoy a disposición del Consorcio, del Instituto de Arqueología, del Ayuntamiento, de la Junta, del Gobierno... Debemos seguir aportando cosas en la jubilación ya que tenemos la suerte de tener los conocimientos para beneficio general de la sociedad. Nos debemos a ella.
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