Refugiado ucraniano en Plasencia con un contrato de soldador
Llegan a Extremadura nueve refugiados de la expedición de los círculos empresariales
Laura Alcázar
Domingo, 13 de marzo 2022
Salieron el martes de Extremadura escoltados por agentes de la Policía Local de Plasencia camino de la frontera con Ucrania. Iban cargados de medicamentos, productos ... de primera necesidad, alimentos, mantas, ropa y hasta botas militares y chalecos antibalas donados por el cuerpo de seguridad local. Los tres vehículos fletados por los círculos empresariales cacereños aparcaban poco antes de las 20.30 horas de este domingo a las puertas de una nave propiedad de Grúas Eugenio, en el polígono cacereño de Capellanías.
Lo hacían tras un viaje de vuelta conduciendo durante tres jornadas de 1.200 kilómetros cada una, con su objetivo de partida cumplido: descargar el cargamento donado y regresar a la región con personas que huyen de sus hogares como consecuencia de la invasión rusa que está devastando su pueblo y obligando a un éxodo masivo.
Con Inmaculada Polo, Mané Miranda, Gonzalo García y Daniel Sánchez llegaban nueve personas ucranianas que serán acogidas por familias cacereñas. De camino dejaron a otras tantas en Francia y Santander.
En la capital cacereña los refugiados ucranianos bajaron de los vehículos contentos pero desorientados y con la dificultad de describir las emociones, como le ocurría a Irina, que viene con su marido y tres hijos, dos chicos de 15 y 17 años, y una niña de cuatro. Su esposo, Maxim, de 40 años, soldador de profesión, se negaba a abandonar su tierra por la vergüenza de sentirse «mantenido» en España. «Muchos están emigrando para no trabajar pero nosotros somos gente trabajadora, yo quiero aportar algo a este país que nos acoge», le traducía su compatriota Liliana Mallets. A Maxim, Grúas Eugenio le ha facilitado un empleo que le permitirá iniciar una nueva vida aquí.
«En Plasencia nos hacía falta gente para el tema de las grúas y el taller mecánico y al saber que era soldador le dijimos que nos venía bien. Le hemos ofrecido un contrato para que desde el minuto uno le arreglen los papeles en Extranjería y se incorpore a nuestra plantilla como soldador», explica Diego Hernández, uno de los responsables de la empresa y presidente del Círculo Empresarial Cacereño, quien avanza que el colectivo sopesa crear una bolsa de trabajo con oficios que precisan mano de obra, para ofrecer a los refugiados un contrato de trabajo. «No les vamos a dar una vivienda, sino trabajo», matiza.
La joven Alexandra Broukó, de 20 años, llegaba con su madre. Ha vivido en España tres años y se expresaba en castellano: «Cuando empezaron a bombear estaba sola en casa y salí corriendo porque entré en pánico. Han entrado en nuestras vidas sin nada, no entiendo por qué están matando a la gente, ha muerto mi amigo», decía con lágrimas en los ojos. Las mismas que no podía contener el cacereño Mané Miranda al recordar las escenas que vivió: «Es muy duro ver allí a niños tirados en mantas llamando a sus padres».
La marea solidaria de esta expedición cacereña no acaba aquí, los empresarios enviarán esta semana el material humanitario que han seguido recogiendo y que está ya paletizado en las instalaciones de Grúas Eugenio. La ucraniana Liliana, residente en la localidad de Aldea del Cano (Cáceres) se ha encargado de clasificarlo y de escribir en las cajas el contenido del paquete en su idioma. Medio centenar de voluntarios se han involucrado en la iniciativa del Círculo Empresarial Cacereño, que pide aportaciones económicas para comprar medicamentos y ropa polar.
Los voluntarios de DYA, en Cáceres con la misión cumplida
El vehículo de DYA Extremadura con dos voluntarios cacereños que partió el pasado lunes hacia la frontera con Ucrania en un convoy humanitario, llegó la noche del sábado a la capital cacereña. El furgón logístico salió de la ciudad con dos toneladas de material de primera necesidad y se integró en una expedición con otros vehículos de DYA Vizcaya, DYA Guipúzcoa, DYA Cantabria y DYA León. Los voluntarios han traído a su vuelta a 14 personas refugiadas que se quedan en su mayoría en Bilbao. Durante la misión, recorrieron diferentes campos de refugiados de Varsovia en busca de las personas con las que han regresado. Acostumbrados a prestar asistencia, en el viaje tuvieron que atender un accidente en una autovía.
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