Una disputa por el coto de caza desencadena el crimen cometido en Mohedas de Granadilla
El juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Plasencia asume la causa y decreta el secreto de las actuaciones
Ana B. Hernández
Jueves, 31 de octubre 2024, 20:43
Una disputa por el coto de caza del pueblo, al que pertenecían tanto el fallecido como el presunto autor del disparo que acabó con su vida, desencadenó el crimen cometido en Mohedas de Granadilla. Los poco más de 800 vecinos de esta localidad del norte cacereño están consternados por la tragedia ocurrida en un puesto de aceitunas. En torno a las cinco de la tarde del miércoles, un vecino mató a otro de un disparo. Pero no fue el resultado fortuito de ninguna discusión acalorada entre ambos como se pensó en un primer momento: el autor del disparo estaba esperando a su víctima.
Marcelo M. M., de 70 años, el supuesto asesino de José Luis B. A., de 60, vigilaba con su coche el puesto de aceitunas donde ocurrió la tragedia, en las instalaciones de una empresa ubicada en la carretera de La Pesga. Lo hizo, de hecho, al otro lado de la vía. «Yo fui a por mis cabras, que las tenía en la parcela, sobre las cuatro y media o cinco de la tarde, y le vi dentro de su coche», cuenta a este diario Florinda Alonso, una de las vecinas de Mohedas a la que la Guardia Civil tomó declaración tras el terrible suceso.
«Cuando bajaba de la parcela con mis cabras», continúa Florinda, «y crucé la carretera, el coche ya no estaba en el mismo sitio, había entrado en el recinto del puesto de aceitunas; escuché un disparo y después vi al hombre subir al coche con una escopeta en la mano y abandonar el lugar», relata esta vecina. «Me asusté al escuchar el disparo, pero no pensé que hubiera sido a nadie, yo eso no lo vi, seguí con las cabras hasta el corral y luego un familiar me contó lo que había ocurrido».
Vigilando
Según el relato de otros vecinos de la localidad, algunos de ellos familiares de los implicados en el crimen que prefieren no dar su nombre, Marcelo M. M. vigiló durante la tarde del miércoles el puesto de aceitunas. «Sabía que José Luis y otros directivos del coto de caza del pueblo estaban en las instalaciones», explican.
Tanto es así que su presencia no les pasó inadvertida. «Uno de ellos llamó a la Guardia Civil para pedir que mandaran una patrulla», afirman. Temían que pudiera provocar otro altercado, porque el enfrentamiento de Marcelo con algunos directivos del coto de caza no era nuevo.
En realidad, cuentan, «era un hombre conflictivo que había tenido y tenía problemas con otros muchos vecinos del pueblo por muy diversos motivos». El último era con los directivos del coto de caza al que pertenecía por un asunto económico. Los socios habían decidido no abonarle las piezas que había cazado en una montería porque no las había trasladado hasta el lugar indicado para su entrega.
«Estamos hablando de 70 euros, un dinero que él reclamó y que la directiva del coto no le abonó porque no entregó las piezas y esto debió ser la gota que colmó el vaso. Pero, si no, hubiera sido otra cosa porque se trataba de un hombre conflictivo y agresivo que ya había amenazado a otros vecinos del municipio», insisten los consultados.
La tarde del miércoles parece que decidió cumplir con las amenazas que también había proferido a directivos del coto social. Cogió la escopeta de caza, se montó en el coche y se fue hasta la empresa de la carretera de La Pesga. Se situó frente a sus instalaciones porque «sabía que algunos directivos del coto, dos en concreto contra los que fue esa tarde, estarían allí». Uno trabaja en la empresa, el otro había ido a vender sus aceitunas.
Marcelo M. M, casado y padre de tres hijos, accedió con su coche al recinto, bajó del vehículo y disparó a José Luis, que no tuvo tiempo de esconderse. Quien era su otro objetivo sí pudo ver que el hombre bajaba del coche con una escopeta y pudo escapar; a un tercero, también de la directiva del coto, al que encañonó igualmente, «le dijo que no se preocupara, que la bala que le quedaba esta vez no era para él». Por eso, los vecinos de Mohedas consultados lo tienen claro: «Lo ocurrido no ha sido ningún homicidio, sino un asesinato en toda regla».
Crespón y luto
El presunto autor del disparo se subió de nuevo a su coche y abandonó el puesto de aceitunas. En ese momento, tal como informó después la Guardia Civil, se puso en marcha un dispositivo de búsqueda y captura. Los agentes localizaron a Marcelo en la A-66, a la altura de Oliva de Plasencia «sin que se produjeran incidentes adicionales», señaló la Benemérita. Hay en Mohedas quienes dicen que estaba tratando de huir tras cometer el supuesto crimen. Otros, sin embargo, consideran que, en realidad, «cogió el coche para llegar a otro pueblo en el que vive otro directivo del coto de caza».
El presunto asesino se encuentra tras su detención bajo custodia policial y ha sido trasladado a dependencias de la Guardia Civil hasta que sea puesto a disposición judicial. Deberá declarar ante el titular del juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Plasencia, que ha asumido la causa y ha decretado el secreto de las actuaciones, pero aún no hay fecha fijada para ello. Antes, no obstante, la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de Cáceres tendrá que culminar la investigación.
José Luis B. A., como su presunto asesino, estaba casado y era padre de tres hijos. Su cadáver fue trasladado la tarde del miércoles hasta el Anatómico Forense de Cáceres para que le fuera practicada la autopsia. A mediodía de este jueves sus vecinos y familiares le han velado en el tanatorio del pueblo y, a las 16.30 horas, le han dado el último adiós en el funeral celebrado en la iglesia de San Ildefonso de Mohedas de Granadilla.
Un pueblo que está viviendo este último suceso con tensión, «nos conocemos todos y hay lazos familiares», y que ha tenido que volver a colocar el crespón negro en la fachada de su Ayuntamiento. «Estamos viviendo unos días muy difíciles», confirman sus vecinos. «Primero el joven que murió en accidente de moto, después el hombre que perdió la vida al caerse de un tejado y ahora esta tragedia, no sabemos qué pensar, estamos absolutamente desolados». Además del crespón en señal de duelo, el ayuntamiento ha decretado tres días de luto.