Qué es la OBD que está disparando los rechazos en las ITV

Solo los remolques y semirremolques tienen un índice de rechazo más alto, del 26,88%. Por contra, motocicletas (12,71%) y vehículos agrícolas (12,98%) son las tipologías que mejor superan esta inspección, según los datos de la consejería de Transporte de este año.

Ya es conocido por todos que el parque móvil es de los más viejos del Europa, con una edad media de 13,3 años (dato de Faconauto referido a 2021), pero otra explicación que ayuda a entender el alto índice de rechazos está en la nueva prueba que de nuevo practican los mecánicos de las ITV desde julio de este año. Tiene lugar al final de la inspección y se ha convertido en la más temida, sobre todo si el vehículo es de gasoil.

Se trata de la prueba OBD por sus siglas en inglés), enfocada a controlar la cantidad de emisiones contaminantes, una diagnosis que además hace aflorar averías imperceptibles a simple vista y que antes no eran detectadas por los mecánicos. Este nuevo test entró en vigor en mayo de 2018, pero estuvo suspendido año y medio por la pandemia, ya que requiere que el operario se introduzca en el coche donde, normalmente bajo el volante, retira una tapa e introduce un lector que revela fallos ocultos. Manipulaciones o reparaciones mal realizadas suelen estar detrás de que un rechazo cuando vehículo es sometido a esta prueba.

Esta diagnosis se denomina técnicamente testigo MIL (siglas en inglés de Luz de Indicación de Averías), y si aparece encendido en un vehículo indica posibles causas del fallo del motor. Como consecuencia (a los matriculados a partir de 2008), se considera un defecto grave implicando que la inspección será desfavorable, ya que presenta condiciones inadecuadas para el ensayo de emisiones, explican desde la Junta de Extremadura. Por lo general, mediante este sistema se controlan todos los elementos involucrados en las emisiones como el sistema de inyección o la entrada de aire al motor.

Coches muy antiguos no tienen posibilidad de afrontar esta prueba, donde el operario aplica un aparato en un lugar similar a un puerto USB, pero de mayor tamaño. La primera versión de OBD empezó a utilizarse en los Estados Unidos en los años 90. En Europa, todos los coches de gasolina desde el año 2000 están obligados a tener esta interfaz, así como todos los diésel desde 2003.

En la estadística que suele divulgarse sobre qué defectos son los más comunes en los vehículos extremeños, la inspección OBD se ha colado en segunda posición analizando las cifras en términos relativos.

Si en este 2022 –hasta el 15 de septiembre– el alumbrado y señalización ha representado el defecto más común, el 34,65% con 47.555 defectos anotados, en los dos meses y medio que lleva en vigor esta nueva prueba este año han sido 2.445 los fallos atribuidos a este nuevo diagnóstico, lo que supone el 32'1%. Muy de lejos sigue el capítulo 'motor y transmisión' (13,78%) y 'ejes, ruedas, neumático y suspensión' (13,53%) y 'Frenos (12,1%).

Defectos detectados en la ITV que tienen lugar por debajo del diez por ciento el acondicionamiento exterior (8,29%), la identificación (6,1%), emisiones contaminantes (3,8%), la dirección (5,69%), el acondicionamiento interior (1,11%), mientras que el capítulo 'otros' agrupa al 0,94% de los defectos entre los coches que se sometieron a la inspección en la región en lo que va de 2022.

En cuanto al nuevo test que hay que afrontar desde julio, según explica la Junta, con el fin de analizar el estado del mencionado testigo se utiliza la lectura del diagnóstico a bordo de emisiones OBD realizando un lectura de la centralita del vehículo y comprobando si presenta las condiciones adecuadas para realizarle la prueba de emisiones contaminantes. Si el vehículo es rechazado el conductor puede reparar la avería (la de los calentadores de las bujías suele ser muy común y cuesta en torno a 200 euros su sustitución completa) y regresar antes de dos meses a una segunda inspección sin tener que volver a pagar la tasa. Por norma general, la petición de cita se adelanta.

Esta lectura se realizará en los vehículos de las categorías M1 (Vehículos de motor concebidos y fabricados principalmente para el transporte de personas y su equipaje que tengan, como máximo, ocho plazas de asiento además de la del conductor) y en los N1 (Vehículos de motor concebidos y fabricados principalmente para el transporte de mercancías, cuya masa máxima no sea superior a 3,5 toneladas.), en cuya tarjeta de ITV aparezca con niveles de emisión EURO 5, así como en el resto de vehículos EURO 6 Y EURO VI. Aunque no es una regla exhaustiva, por norma general son aquellos matriculados a partir de enero de 2011.

Por último, conviene saber que desde el pasado 1 de junio de 2021 hay diferentes sanciones por no tener al día la ITV. Estas multas son de 200 o de 500 euros en función de la gravedad.

Ser pillado circulando con la ITV caducada acarreará la sanción más baja de las dos, la de 200 euros. y hay que tener en cuenta que esta multa podría llegar incluso si el conductor tiene el coche aparcado (no obstante, sobre esta cuestión ha habido una sentencia en contra en Madrid).

El caso más grave es cuando un vehículo obtiene una calificación negativa en la ITV. La multa por ser interceptado circulando en estas condiciones es de 500 euros.