Los días de baja por salud mental aumentan un 76% en Extremadura en cinco años
Son ya la segunda causa de las jornadas perdidas, tras desplazar a los procesos traumatológicos
Los problemas de salud mental no cesan. Cada vez son más y más largos los procesos de este tipo que mantienen a los empleados sin ... trabajar. Ansiedad, depresión, estrés... Lo que antes no era común en las empresas se ha convertido ya en la tónica habitual, tal y como demuestran los datos. Los días de baja por esta razón se han incrementado un 76% en Extremadura en un lustro.
Así lo recoge el estudio de la evolución de la incapacidad temporal y la siniestralidad en España, un informe realizado por Umivale Activa y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) que se centra en el análisis de los diagnósticos en España. De hecho, a nivel nacional los problemas de salud mental ya son la segunda causa de las jornadas perdidas, tras desplazar a los procesos traumatológicos, dato que según los expertos es extrapolable a la comunidad extremeña.
Son datos que evidencian, en el Día Mundial de la Salud Mental, que se celebró este viernes, 10 de octubre, la importancia de atender a estos problemas. Lo saben bien los médicos de las consultas de Atención Primaria y los psicólogos.
«Cada semana atendemos más casos y también tramitamos más incapacidades temporales (IT). En los últimos años han aumentado las consultas por ansiedad, depresión, insomnio, somatizaciones y cuadros adaptativos. Cuando el problema afecta de manera clara a la capacidad de trabajar con seguridad y eficacia, la baja laboral es una herramienta más del tratamiento, temporal y con objetivos. Es verdad que no todas las consultas acaban en una IT, pero sí vemos más procesos que hace unos años», indica el médico de familia Luis Tobajas.
«Ha aumentado mucho la demanda para terapia sobre todo por problemas de ansiedad»
Nani Puertas
Psicóloga
«Hay más conciencia y menos estigma. Hoy se pide ayuda antes y se certifica lo que se silenciaba»
Luis Tobajas
Médico de familia
Cuando una persona llega a Atención Primaria con problemas relacionados con salud mental lo primero que hacen es una valoración clínica y detectan señales de alarma como la ideación autolítica. «Si hay riesgo alto, se activa el circuito urgente, es decir, Urgencias, Salud Mental o 112», añade Tobajas, que apunta a que «realizan psicoeducación, una primera ayuda y se deriva al especialista de Psicología o a la Unidad de Salud Mental cuando se precisa psicoterapia estructurada, diagnóstico complejo o hay falta de respuesta a tratamientos en nuestras consultas». Eso sí, reconoce que para ser atendido por el especialista «hay lista de espera» y les preocupa. «Por eso mantenemos el seguimiento desde el centro hasta que llega la cita», añade.
El incremento de este tipo de problemas también se nota en los centros de psicología. «Ha aumentado mucho la demanda para terapia sobre todo por problemas relacionados con ansiedad, bien como elemento central de la intervención o como síntoma derivado de otras dificultades o afecciones. También suelen acudir con sintomatología depresiva, estado de ánimo bajo y duelos, pero no solo por seres queridos sino también por cambios o pérdidas en etapas vitales como el desempleo o las rupturas, así como aspectos que tienen que ver con situaciones a la hora de relacionarnos con los demás, falta de autoestima y trastornos adaptativos», indica la psicóloga Nani Puertas.
Múltiples causas
Lleva 15 años pasando consulta y en los últimos tiempos «se ha notado mucho el incremento de personas que buscan hacer terapia». Entre las causas, alude a que una gran cantidad de pacientes llegan con «una sensación de no poder seguir el ritmo que impone el día a día, la sociedad y el trabajo». Ejemplifica que «en ocasiones hay una lista de 'tengo que' que nos lleva a estados de sobrecarga, descontrol y bloqueo que pueden provocar ansiedad elevada y, en consecuencia, necesitar una baja». A eso se suman aspectos como «la dificultad para conciliar, la gestión del hogar, las exigencias laborales y sentimientos de inseguridad, entre otros aspectos», añade Puertas.
También hace referencia a que «está desapareciendo el estigma respecto a la salud mental, sobre todo en la población joven». Asegura que «lo normalizan y lo integran» en el cuidado como la atención que le darían a cualquier otra afección de carácter físico.
«Hay más conciencia y menos estigma. Hoy se pide ayuda antes y se certifica lo que se silenciaba», coincide Tobajas, que también apunta a la pandemia como punto de inflexión. «A partir de 2020 se disparó la demanda y, desde 2021, no ha regresado a niveles previos. Han cambiado hábitos, ritmos y expectativas. Eso se nota en consulta. Entre 2023 y 2025 la carga asistencial por motivos emocionales sigue siendo elevada, con picos ligados a incertidumbre económica, presión laboral y conciliación».
Y es que las bajas por salud mental ya solo se sitúan por detrás de las algias, que describen dolores localizados o específicos en diferentes partes del cuerpo como la lumbalgia.
Además, los problemas relacionados con la salud mental han experimentado el mayor incremento de todas las patologías desde 2018. En el caso de Extremadura el aumento de 2018 a 2023 ha sido de un 76% en el Régimen General de la Seguridad Social, pero es que la media nacional alcanza el 88%, es decir, va camino de duplicarse.
Además, la bajas por salud mental suelen ser largas. «No hay un tiempo preestablecido de cuánto debe durar el proceso de terapia. Depende de cada persona y cada caso, pero para que haya una correcta evolución suelen ser varios meses. No es algo que se suela solucionar en cuestión de días, en un corto periodo de tiempo», afirma Nani Puertas.
Los jóvenes
Además, los problemas de salud mental se han convertido ya en el principal motivo de las bajas laborales entre los menores de 30 años. Destaca el grupo de mujeres jóvenes de 20 a 29 años, ya que la salud mental causa el 30% de sus jornadas perdidas por IT.
«Vemos más adultos jóvenes y también adolescentes que llegan a través de sus familias. Entre los 20 y los 35 años pesan factores como la precariedad laboral, la hiperconectividad a redes sociales, los problemas de sueño y una autoexigencia que a veces asfixia. En mayores persisten los duelos complicados, la soledad no deseada y el desgaste del cuidador», apunta Tobajas.
En esta región, precisamente, se han puesto en marcha recursos específicos para adolescentes y jóvenes como 'Extremadura Responde'. «Es una señal de que la demanda existe y es creciente», añade Tobajas.
Es un servicio de atención psicológica para personas de 10 a 30 años, sus familiares y allegados, así como para profesionales del ámbito educativo y de otros entornos que trabajen con menores y jóvenes. Atienden por teléfono, WhatsApp, videollamada y correo electrónico.
Los extremeños, entre los que más ansiolíticos consumen
Extremadura es la tercera comunidad de todo el país que más ansiolíticos consume, según el informe 'Datos y hechos sobre benzodiacepinas y otros ansiolíticos e hipnosedantes' del Ministerio de Sanidad. En concreto, el consumo en DHD se sitúa en 79,23, que es la cantidad de dosis diarias de un fármaco que se dispensa para un grupo de 1.000 habitantes en un día. Solo le supera Asturias (116,61) y Galicia (85,05) en la toma de estos medicamentos que recetan los profesionales para tratar los síntomas de ansiedad e insomnio principalmente. Su consumo entre los extremeños está muy por encima de la media nacional (58,76) y muy alejado de territorios como Baleares (42,71), Navarra (41,90) y Madrid (33,74).
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