A los infieles
LA COLUMNA ·
JOSÉ ÁNGEL DURÁN
Viernes, 25 de noviembre 2022, 10:10
Hace relativamente poco, y casi de forma simultánea, Joaquín Sabina se casaba tras más de 20 años de relación y Enrique Ponce se divorciaba tras otros tantos de matrimonio. Casi con las mismas posibilidades de fracaso o felicidad que en cualquier relación de amor se trabaja a diario en este sector de la caza por consolidar las mejores nupcias entre los cazadores de a pie y las entidades de representación. Por un lado, las entidades (como es su deber) trabajan las carencias de la pareja para ser el perfecto complemento en la forma de vida de cada cazador: Proyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales, reforma del Código Penal, Prohibición del uso del plomo, la tórtola, la codorniz, la Ley de parques nacionales y un largo etcétera de palos en las ruedas que no hacen más que cuestionar los motivos de este amor por la caza. Pero lo cierto es que después del famoso 20M esta pareja se ha dotado de unidad, de capacidad de negociación y de una gran responsabilidad social. Este refuerzo junto con la identificación de las amenazas, la definición de un plan de trabajo y la profesionalización de los intervinientes permite crear un plan de choque contra todas aquellas ofensas que puedan alterar el bienestar de este enlace. Pero querido amigo escéptico: la falta de lealtad a esta relación puede costarnos muy caro a todos los que vivimos bajo el mismo techo. Pasarnos las normas por el arco del triunfo para alimentar el ego de cada uno, hacer homenaje a aquello de que el que guarda en el campo guarda para otro o buscar ser el número 1 del ranking de capturas está a la altura de la más absoluta infidelidad a este compromiso. No queremos casarnos, como Sabina, ni divorciarnos, como Ponce, pero sí exigimos que ninguno de los de la casa tenga la desvergüenza de ponernos los cuernos.