El cacereño que escaló al Olimpo
Alberto Ginés, el joven de 18 años que heredó de sus padres el amor por la escalada, ya ha hecho historia
álvaro rubio / j. lópez-lago
Jueves, 5 de agosto 2021
Con apenas tres años, Alberto Ginés López empezó a jugar entre rocas y a familiarizarse con arnés, cuerdas y mosquetones. Sus padres, él informático y ella enfermera de profesión, pasaban los fines de semana allá donde hubiera una pared en la que trepar. Por aquel entonces nadie pensaba que lo que era una simple afición convertiría a ese niño en oro olímpico en la recién estrenada modalidad de escalada deportiva.
Ayer, a sus 18 años (los cumplió el 22 de octubre y era el segundo más joven de los 20 participantes en su deporte en los Juegos de Tokio), su nombre dio la vuelta al mundo. Antes de eso, ni siquiera cuando paseaba por la calle Pintores de su Cáceres natal le reconocían. Eso seguro que cambiará en su próxima visita a Extremadura.
Los que sí le conocen desde pequeño le recuerdan encaramado a los bloques de granito de Los Barruecos (Malpartida de Cáceres). Pero eso solo fueron su inicios. Luego cada fin de semana hacía miles de kilómetros con su padre para escalar en sitios acordes a su nivel.
Cuando en Extremadura ya no quedaban vías para satisfacer su talento, agotó las de Portinho da Arrábida, cerca de Setúbal, en Portugal. Allí, siendo solo un niño con melena, ya asombraba a todos los escaladores de la zona. Luego fue a Italia, Francia, Austria, Alemania, Suiza, Estados Unidos, China o Rusia, entre otros lugares, para dar con muros que no encontraba en casi ningún lugar de España.
Pero fue durante unas vacaciones, en el verano de 2014 en Rodellar, un pueblito de Huesca, cuando su entrenador David Maciá, que tiene un hijo de su misma edad, se fijó en él. «Él estaba probando una vía y luego la hice yo. Me vio y cuando bajé me dijo que le había gustado mi actitud. Quizás le llamó la atención que yo era algo rechonchete, nada fibrado como la mayoría de escaladores. Luego por la noche se quedó hablando con mis padres», explicaba Ginés el año pasado en una entrevista en este diario para explicar cómo fue el punto de inflexión de su carrera.
Maciá estaba decidido a pulir a aquel extremeño que aún no había dado el estirón. Desde que cumplió 15 años vive en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Barcelona con 200 deportistas más. Allí dedica cinco horas diarias a su preparación entre gimnasio, flexibilidad y rocódromo.
Para él la escalada ya es su modo de vida. «Es mi forma de desconectar del mundo. Me imagino en un espacio único, sólo para mí, me aíslo y soy yo mismo», reconocía en 2018 este chico de pocas palabras y tranquilo.
Es un perezoso confeso y solo hace un año y medio que cuida su alimentación, aunque no le hace ascos a una porción de tarta a media mañana. Con corte de pelo a la moda, juega al Call of Duty y al NBA en su videoconsola, si bien se diferencia de su generación en que gana «algo de dinero» gracias a sus patrocinadores: La Sportiva, Black Diamond, Indoor Wall y Fundación Jóvenes y Deporte. En 2021 le fichó Red Bull.
Alberto Ginés tiene una hermana mayor, Miryam, que estudia Periodismo en Badajoz y también destacó como escaladora, deporte que aún practica. A ambos siempre les ha apoyado la Federación Extremeña de Montaña y Escalada.
Ginés estudió en el instituto El Brocense de Cáceres, pero siempre se ha movido con gente más mayor, en su mayoría escaladores amigos de los padres. Ellos le llaman «Albertino» o «enano» y con ellos comparte aventuras. La próxima que tenían prevista era a Francia para escalar en roca con los amigos que le han visto progresar, los mismos que le han ayudado a escalar hasta el Olimpo.