Un nuevo horizonte incierto para Carlos Cinta en el Badajoz
Tras pedir salir y frustrarse su fichaje por el Baleares, se resetea su relación con la afición y su técnico dice que «necesitamos que esté mentalmente listo para la máxima exigencia»
Iñaki Alonso suele dispensar un trato amable, cercano y distendido en sus comparecencias. A veces es evasivo, con quiebros elegantes a base de respuestas que ... circunvalan sobre determinadas cuestiones que prefiere no puntualizar más allá de vagas pinceladas. El entrenador del Badajoz no es de titulares dopados de grandilocuencia vana y su discurso se apoya en muletillas más o menos recurrentes que va salpicando de perlas más espontáneas.
Este viernes se notaba la resaca de un mes complejo. Se le percibió, por un lado, aliviado al mencionar el cierre del mercado invernal, después de que haya repetido hasta la saciedad que era un tránsito tan inevitable como hostil para él. «Más ganas no podía tener, os lo aseguro». Se mostró moderadamente conformista, «lo que hemos hecho creo que es bueno».
Pero también evidenció cierto descontento y frustración por las características de un ecosistema de transacciones poco propicio, «queríamos hacer más cosas, pero en la situación en la que estábamos y viendo lo que teníamos en casa y lo que nos ofrecían, el balance no era bueno», se manifestaba, visiblemente contrariado por no haber podido aportarle más recursos a su plantilla en estos últimos compases. «El objetivo era mejorar, ha habido cosas que hemos querido firmar y de repente ha aparecido un equipo de Segunda y lo ha fichado para su filial, por ejemplo».
Tras exteriorizar esas lamentaciones, volvió a encaminarse por la senda de cierta resignación, «somos los que estamos y estamos los que somos», dijo, para virar hacia la conjura, «máxima confianza, les he dicho a los jugadores que es momento de revertir una situación complicada, tenemos una gran oportunidad, desde la estabilidad intentar hacerlo bien». Un equilibrio que es, más allá de la necesidad de haber apuntalado posiciones concretas, el refuerzo más perentorio y, vista la trayectoria del club, también el más escurridizo.
Cierta tensión revoloteó por la sala de prensa en algunos instantes, especialmente cuando se le pidieron más referencias y una valoración de la última incorporación que, pese a que su ficha figuraba como inscrita desde principios de la tarde de este jueves, no fue hasta el mediodía del viernes cuando el club lo hizo oficial en sus redes sociales. «No conozco a Miguel Leyva, no te puedo decir más», aseveró, antes de que un silencio adusto de apenas unos segundos se disfrazara de una eternidad.
No añadió nada más sobre la incorporación a sus filas del hijo del director general. Al menos hasta que se le volvió a requerir y, esta vez, tiró de socarronería, pero no exenta de acidez. «No soy Maldini», espetó en referencia al famoso analista de fútbol internacional Julio Maldonado. «Es un jugador que viene de México, ¡por favor! Si me dices un futbolista de aquí de la zona controlo a casi todos, incluso de Tercera División», quiso zanjar el preparador vizcaíno sobre un asunto que fue el único aliciente, con mucho picante, eso sí, de los estertores finales de la ventana invernal.
Aunque todas las miradas estaban más puestas en la puerta de salida que en la de entrada, con el suspense hasta el final sobre la posible marcha de Carlos Cinta, que finalmente no se produjo pese a los fútiles intentos del Atlético Baleares por llegar a un acuerdo con los blanquinegros.
Otra vuelta de tuerca
¿Y ahora qué? El ariete emeritense ya llegó estigmatizado por su pasado romano y por unas dedicatorias pretéritas poco cariñosas hacia su actual equipo. La afición se calmó y la anestesia de los goles indujo una amnesia de cara a un luchador de innegable entrega que además exhibía acierto de cara a puerta. Goles como soles que encandilaron a la grada.
Pero la herida ha vuelto a supurar en enero tras una lacerante petición de salida de la entidad que es vox populi, con los cantos de sirena de, sobre todo, Juanma Barrero, que lo reclamaba para el Atlético Baleares (también se habló del interés del Mérida por su regreso). Era una maniobra arriesgada para el delantero extremeño, porque si no fructificaba la operación (como así ha sido) su horizonte no pintaba precisamente muy halagüeño atendiendo a los precedentes. «No ha sido una situación fácil para él», empatizaba Iñaki Alonso sobre una pieza que considera fundamental, «se ha demostrado por las ofertas que ha tenido que es de superior categoría».
En el plano físico, ya ha realizado algunos ejercicios de carrera durante la semana e indicó el entrenador vasco que sigue su proceso de puesta a punto tras la rotura muscular que sufrió frente al Unión Adarve. Aunque el verdadero reto es recuperarlo anímicamente, «que esté mentalmente preparado para la máxima exigencia». En relación a ese proceso, salió a colación el trabajo psicológico que desde hace tiempo recae en la figura de Jaime Delgado, 'El Ninja', «se define como un entrenador mental. Estamos hablando de un profesional de reconocido prestigio. Tenemos que dar las gracias de que cuando levantamos la mano se nos atiende a nivel de propiedad, en el día a día nos está aportando mucho», dijo Iñaki Alonso.
Más allá de la ausencia de Cinta en la convocatoria del duelo ante el Illescas de este domingo (17.00 horas) en el Nuevo Vivero, no estará disponible Samu Manchón, «en el último entrenamiento de la semana pasada se cayó porque tenía el abductor muy tocado y no va a llegar». Por su parte, Carlos Cordero es duda, aunque ha empezado a trabajar con el grupo, no se encuentra al cien por cien y su participación en el choque es poco probable, «veremos como está».
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