El Coria desciende a Tercera

El Coria no pudo evitar la tragedia. Los muchachos de Diego Merino fueron incapaces de revertir la desventaja de la ida y cosecharon un empate insuficiente en La Isla que los condena a caer a la Tercera Federación. Isma Cerro igualó el tanto de Rastrojo en el primer acto, pero el cuadro local tan solo inquietó en la recta final del encuentro a base de corazón y con escasa fortuna. Deco fue expulsado en el ocaso por protestar desde el banquillo y que solo hizo que simbolizar la impotencia del conjunto cacereño.

Contando con que nadie nace preparado para afrontar este tipo de encuentros, el Deportivo Aragón tiró de cloroformo en los primeros compases. Con el valioso tanto de Isaiah en La Romareda, el cuadro visitante trató de abonar el partido a la intrascendencia a base de posesiones largas y un buen posicionamiento defensivo.

El Coria, obligado a remar contra la adversidad desde el amanecer, no encontraba el camino hacia la meta rival. La paciencia que pedían algunas jugadas a menudo se envenenaba de precipitación. Alberto trató de escapar de este contexto asfixiante con una falta directa, pero sólo alcanzó las nubes.

El que alcanzó la red, en cambio, fue el Deportivo Aragón. Ironías del destino, fue el extremeño Rastrojo quien empujó al Coria hacia el abismo. En una jugada elaborada del filial zaragocista, el ariete se lanzó en plancha como si no hubiera un mañana para atrapar el centro y embocar con la cabeza. Un centro que sorprendió a la defensa local mirando las musarañas.

Ocurrió que, solo dos minutos después, Isma Cerro disipó definitivamente cualquier signo de cordura para nivelar de nuevo la contienda. Los visitantes Borge y Acín pecaron de confianza e Isma Cerro, encaramado a su fe inquebrantable, no dio por perdido su primer disparo y recogió el rechace con un testarazo para atrapar el empate.

Todavía estuvo a tiempo Santi Luque de dar la vuelta al marcador antes del descanso. En una excursión de Alberto por la derecha, la banda fértil para el Coria, el delantero malagueño se quedó a pocos centímetros de empujar el esférico y llevar La Isla al éxtasis.

El empuje final del cuadro cauriense tal vez fue uno de los motivos por los que Emilio Larraz, técnico visitante, sacudió el árbol antes de empezar el segundo acto. Pablo Cortés, hombre de pausa y el control, relevó a Jay, de vocación más ofensiva. Y la fórmula funcionó durante muchos minutos, con el Coria atenazado ante el avance inexorable del cronómetro.

Rastrejo estuvo cerca de volver a sembrar el caos en La Isla con un remate desde la derecha que susurró al palo más lejano de la portería. Más allá de eso, el encuentro estaba en terreno árido. Casi desértico. Los futbolistas del Coria se perdieron en batallas y protestas fútiles que solo beneficiaban al rival.

Tuvo que entrar Mercadal al terreno de juego para que el equipo local volviera a ponerse la portería entre ceja y ceja. El Coria convirtió el tramo final en un infierno para el filial zaragocista. Cargó el área a base de centros, desde izquierda y derecha. Por ahí merodeaban peligros públicos como Isma Cerro o el propio Mercadal, que se quedaron a las puertas de abrazar la gloria. No hubo manera.

Deco terminó expulsado por protestar desde el banquillo. La afición local protestó cuando vio que solo eran cinco los minutos de añadido. Y el Coria, que fue todo pasión en el epílogo, vio cómo su corazón dejó de latir con el silbato final.

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