Los rayos cada vez son menos peligrosos en Cáceres
Los fallecidos por descargas eléctricas atmosféricas son ahora raros en la provincia, cuando antes estaba a la cabeza en estas muertes
La despoblación, y también las mayores medidas de seguridad, han hecho que los rayos maten a cada vez menos gente en la provincia de Cáceres.
En el mes de junio de 1976, un joven José Luis Fajardo Moreno, que durante décadas ha sido considerado el hombre del tiempo en Cáceres, señalaba en una entrevista en el Diario HOY que Cáceres estaba entre las provincias de España con más muertes por rayos. Esta provincia compartía el segundo puesto con la de Ciudad Real, con una media de 2,9 muertes al año. Solo les superaba la provincia de Badajoz, con 3,6 casos al año.
En 1991 se informaba en este mismo periódico de que, según datos que aparecían en distintos anuarios meteorológicos, Extremadura era la región de España con más muertes causadas por descargas eléctricas producidas en tormentas.
Dos guardas muertos
En ese mismo año, el 5 de septiembre de 1991, hubo que lamentar en la provincia de Cáceres la muerte de dos guardas del SOF (Servicio de Ordenación Forestal), contratados para luchar contra los incendios. Estaban de vigilancia en la Sierra de San Pedro, en una caseta en el Pico Estena. A las nueve de la noche los guardas avisaron a la central de que desconectaban la emisora de radio por la tormenta.
Cuando a la mañana siguiente fueron otros dos compañeros a relevarles, los encontraron muertos por culpa de un rayo. Los dos eran vecinos de Rincón de Ballesteros: José A. J., de 26 años, y Nicolás V. F., de 36.
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Esa misma noche pasó un hecho extraño en la iglesia de Arroyo de San Serván (Badajoz), cuando un rayo atravesó el campanario, destrozando baldosas, entró en el templo y salió por el pasillo central. No causó daños en los fieles que iban a comenzar una novena, pero sí rompió los cristales y quemó la instalación eléctrica.
La despoblación y las medidas de seguridad han ayudado a disminuir estas muertes en la provincia de Cáceres y en toda España.
De 133 fallecidos a cero
Según los datos de muertes por descargas eléctricas en tormentas, en el año 1955 se produjeron 133 fallecidos en España, bajando a solo 130 en el año 1959.
En los años sesenta empezó la emigración del campo a las grandes ciudades, había menos gente trabajando en las zonas rurales, y ya en 1971 la cifra de muertes fue de 48 y en 1979 fueron tan solo nueve.
La Dirección General de Protección Civil y Emergencias señala en sus estadísticas, que en los años 2000, 2001 y 2004 hubo cuatro muertes por rayos cada año en España, descendiendo aún más las cifras, llegando a un muerto por año desde 2005 a 2017, con la única excepción de 2008 con dos muertos. En los años 2018 y 2019 no hubo que lamentar fallecidos de este tipo.
Los forenses de Cáceres, del Instituto de Medicina Legal no recuerdan un caso de muerte por rayo reciente. Los últimos que rememoran los dos casos de los guardas de 1991.
Buscando en el servicio de documentación del Diario HOY muertes por rayo en la provincia de Cáceres, llama la atención la desgracia que sufrió una vecina de Guadalupe en agosto de 1976.
Ana María E. E. de 36 años, profesora de idiomas en Madrid, fue de vacaciones a su pueblo con su marido y sus hijos. Un día de tormenta de verano estaba hablando por teléfono en la cabina del restaurante piscina de la entrada del pueblo, cuando una descarga eléctrica acabó con su vida.
En junio de 1979 otro rayo mató al joven de Almoharín, de 16 años, Pedro A. N. Estaba en un grupo formado por su padre, un hermano y otro vecino, que volvían al pueblo después de estar trabajando. Llevaban tres caballos que murieron por el rayo, resultando herido el hermano del fallecido y también el compañero. Al único que no le pasó nada fue al padre.
En junio de 1989 otra descarga acabó con la vida de Félix C. R. de 70 años, cerca de Serradilla. Iba montado en un ciclomotor.
En julio de 1997 hubo que lamentar la muerte en Cabezuela del Valle de Julián C. I., de 41 años. La tormenta con rayos y truenos le cogió cuando estaba trabajando en su finca.
En la provincia de Cáceres varias personas han sobrevivido milagrosamente a un rayo. Es lo que le pasó en Acehuche, en julio de 1976, a Máximiliano B. M., un joven con discapacidad en sus dos piernas, que cuidaba cabras montado en un caballo. Un rayo mató al caballo y le hirió a él.
'Signo del exorcista'
También lo pudo contar el joven de Ibahernando Manuel M. P., al que en mayo de 1994, cuando tenía 18 años, le cayó un rayo cuando estaba montado en una 'ratona'. Su caso fue recogido en el trabajo del médico Pedro Rivas Ullán 'Naturaleza, enfermedad y psiquismo. Alteraciones psíquicas y U.C.I.' Contó que el rayo le quemó la ropa y los zapatos. Permaneció en la UCI 18 horas, con rotura de tímpanos y sin otras lesiones orgánicas internas. «El TAC cerebral era rigurosamente normal –indica–. Sin embargo presentaba lesiones en el cuero cabelludo muy características, que dibujaban claramente el trayecto del rayo, y una lesión cutánea singular: su cadena y crucifijo de plata, por el efecto calórico, se habían incrustado y fundido con su piel alrededor del cuello». A esa lesión la bautizaron como 'signo del exorcista'.
El poder mortal de un rayo puede ser muy grande. La Organización Meteorológica Mundial asegura que el récord de mortalidad por un rayo ocurrió en Zimbabwe el 23 de diciembre de 1975, cuando una descarga eléctrica fulminó a 21 personas que estaban en una choza.
En la provincia de Cáceres ya no se registran, por suerte, fallecimientos en humanos por descargas eléctricas en tormentas; pero se siguen produciendo muertes de animales: cabras, ovejas o vacas son ahora sus víctimas. En septiembre del año pasado, en Guadalupe, un único rayo mató a 22 ovejas. Solo se salvaron 17 del rebaño.
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