«El Corral es un referente de la música en Cáceres, no un sitio pensado para los turistas»
Luis García cumple 25 años al frente de uno de los bares más emblemáticos del casco histórico
Luis García Marín es muy consciente de que su perfil no es el habitual en la hostelería ni en lo que se conoce como ... el mundo de la noche. Catedrático de Fisiología en la UEx, da clases y prácticas en el Grado de Bioquímica dirige un instituto de investigación y ha firmado cerca de un centenar de 'papers' científicos. Y además, y aquí está lo curioso, gestiona desde hace 25 años (este año cumplirá 26) El Corral de las Cigüeñas, un local referente del ocio y la música en directo en la ciudad, enclavado en la Cuesta de Aldana. «Mi trabajo es el otro, a mí no me gusta el fútbol, los toros ni la caza, no lo hago, mi tiempo libre estoy aquí», explica en una entrevista en este local tapizado de hiedra en el corazón de la ciudad monumental.
Son 25 los años en que este local lleva gestionado por García, pero abrió sus puertas en 1971. «El Gobernador Civil concedió por aquel entonces un permiso para actuaciones de flamenco fundamentalmente». Tras pasar por varias etapas (de 1992 a 1999 Isidro Timón se asoció al hijo del fundador de este local, Andrés Pérez, y a su hermano Valentín y continuó confeccionando la programación musical) García toma las riendas a punto de empezar el siglo XXI. «Cuando yo lo cogí abría fundamentalmente en buen tiempo, desde Semana Santa a octubre, y en invierno abría algunos fines de semana y puentes». Los motivos por los que se embarcó en esta aventura los tiene muy claros. «Un buen amigo quería quedarse con él, se quedó solo, los otros socios que iban a estar no pudieron y me lo ofreció, él era del mundo de la hostelería e iba a llevar parte de la gestión y yo veía la posibilidad de hacer música», explica. Después de los inicios a su socio le surgió la posibilidad de otro tipo de trabajo y Luis García se quedó con la gestión al completo. «La hostelería quema mucho y decidimos que lo mejor era que él fuera por un camino y yo por otro, y así seguimos siendo amigos, muy buenos amigos».
La fórmula para poder abarcar todo ha sido delegar en la figura del encargado. «Es una persona que se ocupa de hacer los pedidos y de todo, en lo que he tenido más presencia ha sido en la programación». ¿Cómo ha logrado sobrevivir un cuarto de siglo sin aburrirse o agobiarse? «Yo no vivo aquí, no me pesa», insiste. Y confía en su equipo. «He tenido mucha suerte y me lo he currado, es gente que responde, no he tenido ningún problema, pero hay que tener en cuenta lo que pagas, un encargado tiene que tener un sueldo que le permita cargar con ciertas responsabilidades». Reflexiona sobre los problemas que aquejan a la hostelería. «Yo me planteaba este negocio a futuro, que la gente estuviera a gusto, que la gente volviera y también pensado para la gente de Cáceres, no para el turismo, con precios hechos para la gente de aquí, no como el sitio guay de la ciudad monumental con el patio de hiedra en el que te cobro 12 euros por un gin-tonic».
Licencias
Hubo un tiempo en la ciudad en el que no estaba completamente definido qué actividad podía llevar a cabo cada bar. Cuando se ordenó este asunto, en el año 2010, García invirtió en el local «para poder conseguir una licencia de conciertos, ligada a la de cafetería-bar, no es independiente, tiene una serie de limitaciones, y una de ellas es la hora de finalización de los conciertos o de la música en vivo que son las once de la noche, que es cuando obligan a una disminución de decibelios». Desde que se obtuvo esta licencia puede llegar a programar entre 60 y 70 conciertos anuales, que suelen empezar entre las seis y las nueve de la noche. Organiza 'Corral fusión', que son actuaciones durante el Womad y también sirve de sede al Festival de Blues de Cáceres. Así, año tras año, el Corral, considera Luis, se ha convertido «en un referente» de la música. Junto con Boogaloo, en la avenida de Hernán Cortés, son los dos únicos bares que de manera permanente programan música. Y no se solapan, porque los horarios son diferentes».
Para añadir un punto más de singularidad es un bar con vecindario, ya que en la vivienda que está sobre la parte cerrada de El Corral vive una de las dueñas de este espacio. «No se queja, dice que se ha criado escuchando calentar a las bailarinas en el zaguán de su casa», destaca. «A las 11 como muy tarde se acaban los conciertos y después cerramos a las dos o dos y media en verano». Horarios suaves que permiten levantarse fresco al día siguiente.
La programación se mantiene durante el mes de agosto
Luis Pastor, Patricia Kraus, Obús, Ilegales, Los Niños de los Ojos Rojos, Mamá Ladilla, burning, Tomasito o Blanca la Almendrita son algunos de los nombres de artistas que han pasado por el local de la Cuesta de Aldana en esta etapa de Luis García. Grupos locales o de paso, en gira, procedentes de diferentes comunidades autónomas o países, solistas o bandas han actuado en el emblemático escenario de este bar. El eclecticismo define la programación de El Corral de las Cigüeñas. «Intentamos poner grupos de versiones y grupos de música propia, las versiones son más para fiesta, pero los jueves y los viernes pasan grupos que vienen de paso y vienen aquí», define Luis García. Jorge Quesada lleva ahora el peso de la programación y la parte técnica del sonido, aunque la trayectoria del bar durante este último cuarto de siglo hace que los músicos y bandas ya lo tengan en su radar. «Tú ya tienes una programación y un nombre y la gente que viene a tocar sale contenta, hay muchas peticiones».
Los conciertos continúan también durante el mes de agosto, con cuatro conciertos. El próximo sábado 2 de agosto es el turno del grupo Fônal. El día 8 actuará el grupo Hotel París, un cover de Duncan Dhu y el 9 el grupo de versiones Rewinders. El 30 de agosto actuará la formación Apollo Rubio, que interpretan versiones del rock.
El local también trata de ser un lugar para los que empiezan, y ha acogido actuaciones de academias de música de la ciudad al final del curso. «Queremos hacer la promoción de gente joven, en uno de los últimos conciertos que hemos hecho en junio metimos de teloneros a un grupo de chavales de 12 a 15 años que eran bastante buenos, cuatro canciones antes de lo que era el concierto, es algo que queremos repetir en septiembre u octubre».
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