Luciano Montero
La agrupación de familiares y víctimas de la represión y el franquismo de la localidad lucha para que se retomen los trabajos en la mina La Paloma
Cartas abiertas al Ayuntamiento, comunicados, escritos y muchas conversaciones son las acciones que llevan a cabo tras la paralización de las obras de excavación de la mina la Paloma ... los miembros de la agrupación de familiares y víctimas de la represión y el franquismo en Zarza la Mayor. «Estamos tocando todos los palos que podemos y presionando todo lo que podemos», explica Luciano Montero, nieto de uno de los represaliados del franquismo (Luciano Montero Tadeo) cuyo cuerpo podría estar en esta fosa, según fuentes orales. Su abuelo, jornalero del campo alineado con los principios de la República, fue encarcelado en 1936 a donde llegó tras sacarle de su casa de madrugada. Él pertenecía a la casa del pueblo, organizaba las manifestaciones del primero de mayo y participó en la toma de las fincas que se hicieron el 25 de marzo. «Cuando mi abuela fue un día a llevarle la comida le dijeron que ya no hacía falta, la noche antes, el 21 de septiembre, se lo llevaron en un camión».
Montero cree que todavía hay «reparos ideológicos» sobre todo lo que rodea Memoria Democrática. «En Zarza la Mayor hay debate y cuando se han paralizado las exhumaciones sale siempre una parte y otra parte». En la lucha de años de esta agrupación para llegar a localizar los cuerpos de sus familiares ha habido obstáculos para recopilar fuentes orales. «Preguntamos por todos los lados y hubo un silencio total, y había gente que podía darnos pistas». Tal y como explica, según las informaciones de las que dispone, es muy posible que en esta tercera fase de la excavación ya pudieran llegar a localizarse cuerpos. «Hay sospechas de que alguien podía haber forzado para que se paralizara la excavación porque había miedo de que esta vez ya podríamos encontrar los cuerpos».
Sobre el informe que falta y que ha sido el que ha provocado la paralización de la obra señala que no es vital. «Cuando la maquinaria burocrática paraliza una excavación por una cosa tan nimia, sospechamos que hay algo más detrás», apunta Montero. «O una venganza del Ayuntamiento contra la Diputación o que alguien tema que estamos llegando a los restos o ambas cosas».
«Las dos veces anteriores no hubo un problema con eso, se podía haber agilizado. Allí no hay nada que haya que proteger medioambientalmente hablando y si hubiera algo la empresa lo hace con todo tipo de seguridad y de cuidado».
Se desconoce el número exacto de desaparecidos en esa fosa. «Esa mina tiene tres fosos, lo que se dio en llamar puntos negros de la represión, eran sitios adecuados para matar a la gente y hacerlos desaparecer, en esa mina hay gente de Zarza la Mayor, se sospecha que puede haber de Ceclavín, de Villamiel y de pueblos de la Sierra de Gata». Era posible, explica, llegar a la boca de la mina con el camión y depositar allí los cuerpos. Hasta el momento, en el foso que se está excavando se ha llegado a una profundidad de 36 metros pero no se han hallado cuerpos. Los indicios de que pueden estar cerca se deben a que hay rocas, y la práctica habitual era echar rocas encima de los cuerpos tras lanzarlos a las profundidades de la cueva.
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