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Los vecinos de Cerro Gordo se vuelcan para reparar los daños del incendio
El sábado se celebrará una paella solidaria para recaudar fondos mientras los peritos ya trabajan en el local Alejandría
Una semana después que las llamas de la freidora del bar Alejandría de Cerro Gordo, en Badajoz, calcinasen el local sus dueños aún están asimilando ... lo ocurrido. A diario se asoman a la puerta del negocio que abrieron hace un par de años en la calle Lady Smith. Allí el hollín lo cubre todo. De las paredes cuelgan algunos cables, y una de las tuberías del techo del local vierte el agua de los pisos de arriba.
En el suelo faltan algunas baldosas, que se despegaron con el calor de las llamas, y el pladur del techo está en un container que hay en la calle junto con los platos, puertas y los escombros que estos días ha retirado su propietaria, Lucía Guardiola con ayuda de los vecinos.
Siete días después del incendio ha sido cuando ella y su familia han tomado conciencia de la magnitud de los daños, que también ha afectado a los vecinos de la primera planta, como Borja Alonso de Medina que vive en uno de los pisos que hay justo encima del bar incendiado. «Vengo todos los días porque el perito tiene que evaluar daños, a llevarme las cosas que se pueden salvar...y te desanimas. Hay días que entras con muchas ganas y otros te vienes abajo cuando ves lo que ha pasado», relata este vecino.
Él, que vive en el piso desde el año 2009 junto a su mujer y sus dos hijos pequeños, no se encontraba en casa en el momento del incendio. Su mujer tampoco, por eso vio desde el parque como salia el humo por las ventanas. «Mi mujer estaba en el parque con los niños y me llamó porque salía humo por las ventanas, cuando llegué y vi todo fue desolador. El susto fue tremendo, pero nos consuela que no ha habido ningún daño más allá de las pérdidas materiales», subrayó.



Su casa aún está llena de hollín, se respira olor a quemado y las tuberías están derretidas. El perito les indicó desde el primer momento que la vivienda era inhabitable. «Ahora mismo es imposible vivir aquí», contaba Alonso de Medina que se está quedando en la casa de unos familiares hasta que pueda volver a su casa, en la que lleva invirtiendo desde que entró a vivir. «Somos gente trabajadora que hemos ido preparando la casa poco a poco, pero hay que tener una mente muy fuerte para que no te afecten estas cosas porque ahora mi piso necesita una reforma y temo que no sea seguro para mis hijos», zanjó.
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Solidaridad vecinal
Para ayudar a Lucía, Borja y el resto de damnificados, los vecinos del barrio han sacado adelante varias iniciativas. Aunque desde el bar Alejandría aseguran que lo que más les está animando es la actitud del barrio y esperan poder volver a abrir lo más pronto posible, porque el bar es su única fuente de ingresos.
En su interior los operarios daban ayer los primeros pasos para comenzar las reparaciones. Lo primero fueron las tuberías, que derramaban el agua de los pisos superiores en el interior del bar porque quedaron todas derretidas por las llamas. «Lo que no me esperaba es la solidaridad de los vecinos, que se están preocupando de que salgamos adelante y más que la ayuda económica, que también, es la ayuda moral que nos brindan«, contaba.
Belén Jiménez ha sido una de las vecinas que ha colaborado con la colecta que arrancó hace una semana a través de una plataforma, en la que en tan solo una hora alcanzaron los mil euros. «El ambiente en el barrio está siendo complicado porque no es agradable lo que ha sucedido, ni remontar ahora todo esto», explicaba Jiménez.
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