Bailarines de Badajoz para todo el mundo

A diferencia de otros alumnos como Daniel Rodríguez, que gracias a su formación en esta escuela ahora se dedica a la danza con el ballet de Juan Polo en Alicante. María tiene claro que quiere estudiar Medicina, pese a ello está cursando el grado profesional de danza en la escuela María Montero que ahora dirige la hija de esta, María Castillo. «Empecé a hacer ballet a los tres años porque me gusta mucho bailar. Cada vez me gustaba más y quería hacerlo mejor. De ahí que eligiera esta formación», apunta la joven.

Ella es una del centenar de alumnos que María Montero tenía en su escuela, que funciona desde hace 35 años en la ciudad, aunque hace tan solo tres que dirige su hija. Tomó el relevo de su madre cuando un cáncer le obligó a retirarse. «No quería perder el trabajo que mi madre realizó en la ciudad durante todo ese tiempo. Ella fue pionera en enseñar ballet a los niños de Badajoz», cuenta Castillo.

Desde pequeña ha pasado las tardes entre puntas, barras y espejos, pero ahora lo hace desde la perspectiva de la enseñanza. Como ya hizo su madre, ella ofrece en la escuela el grado elemental y el profesional de ballet.

Es por ello que la escuela de María Montero funciona igual que un conservatorio, donde los alumnos hacen la carrera y se someten a procesos de evaluación para obtener el certificado de bailarines profesionales.

Los alumnos que buscan la profesionalización del ballet tienen que superar asignaturas como Repertorio, que estudia las piezas más conocidas del ballet clásico, Puntas, Paso a dos, Música, Anatomía aplicada a la Danza, Contemporáneo. Seis años de formación que le otorga el diploma con el que podrán ejercer la docencia o ser parte de una compañía.

Más allá de las técnicas, el ballet clásico también está asociado al esfuerzo, la disciplina, el trabajo en equipo, la constancia y buena cuenta de ello da María Munguira. «El ballet me ha enseñado que la disciplina, el esfuerzo y el trabajo es lo que me ha permitido ser cada vez mejor», apunta la joven, que entrena cuatro horas diarias de lunes a viernes. De ahí que a la voz de Grand Jeté a María le baste con un leve calentamiento para volar en una de las aulas.

La metodología de enseñanza de la escuela y el trabajo de sus bailarines les ha permitido que este ballet se sitúe en uno de lo más reconocidos en cuanto a técnica. «Hemos sacado bailarines desde Badajoz a todo el mundo, sobre todo mi madre, que estuvo más tiempo», subraya.

Algunos de los bailarines pacenses que han estado a las órdenes de María Montero en los últimos años se encuentran ahora bajo las órdenes de Juan Polo, en Alicante, o en Jac Ballet en Madrid. «Cuando terminan la formación profesional en nuestra escuela es aconsejable que vuelen de aquí para que puedan seguir creciendo», apostilla.

Pero desde la escuela también refuerzan su aprendizaje gracias a profesores que vienen desde otros lugares a implementar todo lo aprendido. «Tendremos clases intensivas con profesionales que llegan desde compañías internacionales. Son unas jornadas a las que puede asistir cualquier bailarín de cualquier disciplina y escuela de la ciudad», explica la profesora, que ya ha abierto el plazo de inscripciones.

Así, el fin de semana del 20 al 22 de diciembre Marianela López, del Ballet Internacional de Cuba, y Ezequiel Domingo impartirán clases intensivas en esta escuela, que asegura no es capaz de mostrar el valor artístico, cultural y educativo que conlleva para la ciudad el trabajo que realiza desde sus aulas. Donde hay tres profesoras y más de un centenar de alumnos que llevan el nombre de la ciudad a todos sus campeonatos.