«Badajoz es anterior a Ibn Marwan, tanto que este respetó su nombre: Badaliacu o Bataliu»
Este pacense analiza el origen de la ciudad, donde se han encontrado restos datados 2.000 años antes de Jesucristo
Si a Luis Berrocal Rangel (Badajoz, 1959) le preguntan de dónde es, responde que pacense. Aunque en su mente, en ese momento, procesa que habla ... de forma incorrecta. Que debería decir badajocense porque el gentilicio más extendido es, en realidad, un error que procede del siglo XVI.
El catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid sabe que nadie cambiará el gentilicio. Pero está empeñado en demostrar que Badajoz tiene una historia previa a la llegada de Ibn Marwan, que está considerado como el fundador de la ciudad y cuya figura se ha popularizado con Almossassa.
En cambio, asegura que hay restos que pueden acreditar que 2.000 años antes de Jesucristo, en la Edad de Bronce, ya había un asentamiento en Badajoz. Pero se ha generalizado la idea de que el verdadero origen de la ciudad es musulmán. Berrocal ve con buenos ojos Almossassa, la fiesta que conmemora esa efeméride y en cuya última edición participó. Ofreció la conferencia 'Entre Celtas y Lusitanos… Badaliacu/Batalius, en los orígenes de Badajoz'.
Así que la pregunta es obligada: ¿Badajoz es Badaliacu o Bataliu?
El origen de Badajoz es «tan anterior a Ibn Marwan –responde en una charla telefónica– que este respeta su nombre. Si hubiera fundado una ciudad nueva, hubiera puesto un nuevo nombre». Badajoz es una palabra indoeuropea, de origen celta o romana, y «se puede especular con solidez que el nombre antiguo debió ser Badaliacu o Bataliu».
Baraja dos hipótesis. Una, que el nombre de la ciudad haga mención a una característica del terreno, como que está en un 'vado'. Porque «el subsuelo de la corteza terrestre crea entre los cerros de San Cristóbal y San Miguel una especie de pilar tectónico que cruza el Guadiana». De ahí que se le considere un paso. Y hay lugares en Escocia e Irlanda con nombres celtas que se asimilan a Badajoz, como Badachro.
La segunda hipótesis es que alguna de las villas romanas del entorno tuviera un propietario que se llamara «Vetaliuis o Patalius» y, de ahí, que Badajoz fuera la aldea de 'Batalius'.
«Ibn Marwan usa las murallas celtas, romanas o visigodas, las arregla y las vuelve a usar»
Por eso cree que lo más correcto sería que hoy los pacenses se denominaran badajocenses. Aunque también reconoce que nadie va a cambiar el término.
Explica que «hace mucho tiempo se sabe que Badajoz estaba ocupado y habitado mucho antes de Ibn Marwan». Se han encontrado materiales de la Edad de Bronce durante las últimas décadas y afirma que «la ocupación parece continuada hasta la época romana», algo que han podido confirmar con hallazgos de suelos, muros, casas... «Desgraciadamente (esos restos) están en estado de conservación precario y a varios metros de profundidad. No son factibles de musealización, excepto algunos muretes que se ha encontrado en la última campaña de Sánchez Capote y David Gordillo». Hay, además, expectativas de asentamientos céltico-lusitano.
Un poblado
Pero sí está acreditado que Badajoz, al menos en época tartésisa y céltica, fue un gran oppidum (asentamiento). No equivaldría a una ciudad, sino a un poblado de cierta importancia, algo que asevera por los materiales tartésicos que han aparecido. En cambio, a partir de la llegada de los romanos, Badajoz «deja de tener importancia estratégica porque era el margen de la vía principal que interesa a los romanos, que era la ruta de la plata y extraer el oro».
En ese momento, «solo los pueblos de la Ruta de la plata o fundados por romanos tendrán una progresión impresionante, como Mérida». «Posiblemente -añade Luis Berrocal- Badajoz es una aldea rodeada de villas romanas, que eso está comprobada».
Aclara que cuando se refiere a Badajoz habla de La Muela, donde debió existir una aldea. «Sabemos que fue así porque había un cementerio, que se encontró en la calle Montesinos cuando hicieron el aparcamiento municipal».
No han hallado materiales que puedan datar claramente en el siglo II después de Cristo. Pero sí en los siglos V, VI y VII. «Tenemos una impresionante necrópolis visigoda en el cerro de La Picuriña y hay restos de una ermita visigoda en una rotonda de San Roque. Una ermita solo puede entenderse si había un asentamiento importante».
Si Ibn Marwan ha llegado a nuestros días como el fundador de la ciudad es porque este personaje, al que considera «mítico y de película», reconstruye Badajoz. Lo dejaron por escrito los cronistas de la época. «Reedifica el castillo abandonado que era Badajoz en el año 874. Usa las murallas celtas o romanas o visigodas, las arregla y las vuelve a usar».
«Lo importante -añade- es que a partir de entonces ya tenemos constatación de la historia», señala. «Ibn Marwan es un fundador histórico de la ciudad, de lo que será ciudad al cabo de unos siglos. Pero Badajoz existía antes».
Defiende que los restos más espectaculares son las murallas almohades, de los aftasíes, como la torre de Espantaperros. «Con esos restos arqueológicos se puede defender con orgullo el origen islámico de Badajoz. Pero Badajoz es muy anterior».
El especialista zanja: «Badajoz tiene un patrimonio y una historia que van más allá de la fundación musulmana, y un patrimonio que está enterrado y cubierto por una historia dramática de guerras. Si tenemos Trujillo, Cáceres y Mérida es gracias al sacrificio de Badajoz. Badajoz fue el lugar donde convergieron todas las guerras y destrucciones y debajo de metros y metros está el Badajoz que hay que recuperar. Pero está olvidado para las entidades públicas».
Ganador de un premio internacional
Nacido en Badajoz, el catedrático de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Madrid estudió en la Aneja y continuó en Los Salesianos.
A Luis Berrocal Rangel siempre le había gustado la historia, pero estudió primero Magisterio en Badajoz y después se marchó a Madrid para licenciarse en Prehistoria y Arqueología. A la capital se mudó hace 40 años y allí sigue, aunque acude con frecuencia a Badajoz a ver a sus hermanos.
Su formación le ha llevado por medio mundo. Ha impartido clases en las universidades de Aberdeen, Oxford y Belfast; en la Complutense (2018-2019) y la Universidad del País Vasco (2017-2019).
Es académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y del 'Deutsche Archäologisches Institut', aunque los expertos destacan el premio 'Programmed Archaeological Excavation Award de la UISPP (2023)'. Algunos hasta lo comparan con un 'Nobel' de Arqueología.
Dice que nunca se ha «desligado de Extremadura», aunque lamenta que la UEx no le haya facilitado incorporarse ni pueda acceder a los programas de la Junta para continuar sus investigaciones en la región. Es titular de un proyecto del plan nacional, pero este no le permite excavar en Extremadura. Para eso debe concursar a los fondos regionales y estos «están blindados para quien no viva en Extremadura».
Aun así, relanza sus investigaciones en la comarca de Tentudía, sobre cuyos yacimientos celtas escribió su tesis doctoral. Participó en los estudios del Castrejón de Capote en Higuera La Real y realiza reconstrucciones en 3D. Tiene editada una docena de libros.
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