355 años de dominación islámica en Badajoz resumidos en dos horas
El Museo Luis de Morales acogió este sábado la visita guiada 'Las batallas de Batalyaws', a la que asistieron 44 personas
El Museo Luis de Morales de Badajoz ha acogido este sábado la visita guiada titulada 'Las batallas de Batalyaws', coincidiendo con la celebración de Al-Mossassa y en el marco del programa de recorridos mensuales organizados por la Concejalía de Cultura y el propio Museo de la Ciudad, un programa que en 2025 se centra en batallas.
La visita, que agotó rápido las plazas disponibles, ha corrido a cargo del coordinador del Museo Luis de Morales, Fran Chamorro. Durante casi dos horas, 44 personas ha asistido al recorrido por las distintas salas de la planta alta del museo en la que se han desgranado los hitos de la dominación árabe de la ciudad, desde su fundación.
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A pesar considerarse por los expertos como siglos de «esplendor» para Badajoz, no faltaron numerosos episodios bélicos. Se ha remontado Fran Chamorro al año 715 para recordar que Mérida era un foco de resistencia contra Córdoba y de allí procedían muchos de los primeros habitantes de lo que después sería Batalyaws, «ya fueran cristianos o muladíes -antiguos cristianos convertidos al Islam-». Es el caso del propio fundador de Badajoz, Ibn Marwán, hijo del entonces gobernador de Mérida. Como relatan las crónicas de la época, Marwan funda una ciudad sobre el Cerro de la Muela sobre «una aldea abandonada». Este hito tuvo lugar en el año 875. Lo logra Marwán después de haber estado cercado por el propio emir de Córdoba en un asedio al castillo de Alange y de la batalla de Monsalud.
A partir de la «fundación administrativa de la ciudad», en palabras de Amigos de Badajoz, se irían sucediendo un rosario de episodios bélicos. El enclave siguió gobernado por tres generaciones de descendientes de Marwán -hijo, nieto y bisnieto-. Tras esa dinastía, la población se convirtió, en la práctica, en un territorio independiente del emirato cordobés. Durante el mandato del bisnieto del también fundador de Marvao, será cuando llegue a Córdoba el primer califa Abderramán III. «Nada más alcanzar el poder, en el 930, y en su intento de unificar todos los territorios prácticamente independientes de Al Andalus, el califa arrasa las murallas de Badajoz que habían sido levantadas por la dinastía marwánida». Según el relato de la visita, uno de sus sucesores sería Almanzor, que nombra a Sabur El Persa gobernador de la cora -denominación de la provincia de Mérida y Badajoz-; y éste decide establecerse en el enclave badajocense.
Nacimiento de la taifa de Badajoz
Al morir Almanzor, «se viven momentos de gran división y rebeldía en los territorios del califato, y comienzan a proclamarse los reinos de taifa». El primero que se declara, en 1922, será la Taifa de Badajoz, siendo Sabur el primer rey de la taifa. Su lápida se puede observar en el Museo Arqueológico de Badajoz.
Antes de morir, y al ser sus hijos menores, Sabur confía la regencia del reino a su amigo y mano derecha Ibn Al-Aftas, que le traiciona, y se hace con el poder. Será entonces cuando comience a gobernar en Badajoz la famosa dinastía aftasí. «Durante tres cuartos de siglo convirtió a la taifa en una de las más poderosas y extensas, y al nivel más alto desde el punto de vista cultural». Fue una corte rodeada de sabios, científicos, escritores..., sobre todo con el sucesor Muhammad al-Muzaffar. Cuando él muere, se producirá una guerra civil. Se enfrentan los dos hermanos. Apoyado uno por el reino de la taifa de Toledo y el otro por la de Sevilla. Seis años después, muere en extrañas circunstancias el hijo mayor y heredero legítimo. En ese momento se hace con el trono Al-Mutawákkil, el último rey aftasí, que «ya empieza a perder mucho territorio al estar rodeado por el sur por los abasíes de Sevilla -familia árabe que fundó esa taifa- y por el norte por los cristianos». Las cosas se complican ante el avance de la conquista cristina y las taifas se ven obligadas a pedir auxilio a los almorávides, un pueblo de origen bereber procedente del Atlas marroquí. «Mucho más radicales, no respetaban otros credos». Al llegar a Badajoz, vencen en la famosa batalla de Sagrajas, ocurrida el viernes 26 de octubre de 1086 -una contienda de tal relevancia que tendrá su propia visita en el Museo Luis de Morales-. En los campos próximos a la capital pacense los almorávides se enfrentan con las tropas comandadas por Alfonso VI de León.
Recordó el guía que esta batalla, también denominada de Zalaca, resultó batalla crucial para la historia de la península al suponer un «retraso de siglo y medio del avance de la conquista cristiana».
Reconstrucción de la Alcazaba
Los almohades serán quienes reconstruyan la Alcazaba de Badajoz, tal como la conocemos hoy en día, «es decir, con su traza almohade», destacó el guía local. Durante la visita guiada también habló Fran Chamorro de los intentos de Portugal, una vez nacido como reino, de conquistar la plaza badajocense por su valor estratégico. Se suma, pues, un nuevo frente a los que ya tenían que enfrentar los gobernantes árabes. Alfonso Enriques, junto a Geraldo Sempavor, el Cid portugués, guerrean varias veces, sin éxito, por hacerse con el enclave extremeño.
La conquista de Badajoz
En 1212, y en otro punto de la península, llegaría la crucial Batalla de las Navas de Tolosa, donde todos los reinos cristianos -a excepción del de León, enfrentado al de Castillo- vencen frente al enemigo común, los almohades. Esto supone el inicio del declive hasta posteriormente llegar a la toma de Granada. En Extremadura, la conquista avanza con la toma de Cáceres, por San Jorge, Montánchez y Mérida, y, en la primavera 1230, el rey Alfonso IX, toma Badajoz, iniciándose la etapa cristiana y poniendo fin a casi tres siglos y medio de dominación islámica.