Los daños en la ciruela lastran la campaña de la fruta de hueso extremeña
Internacionalización. Ocho de cada diez operaciones tienen como destino el exterior, con competidores cada vez más duros como Turquía y China, en un año en la que la fruta referencia pierde el 40% de cosecha
Estamos cogiendo la fruta aquí pero pensando también como habrá ido la campaña en Chile o en Murcia. O como empieza en Cataluña». En Valdelacalzada ( ... 2.762 habitantes, Vegas Bajas del Guadiana), Manuel Torvisco se afana por recoger en sus parcelas cuanto antes los kilos de ciruelas, melocotones y nectarinas con los que se gana la vida como fruticultor. Cosecha cada año 17 hectáreas de frutales, que comercializa a través de la cooperativa Explum, la heredera para muchos agricultores de su pueblo y de sus hijos de Caval, ya desaparecida.
«Estamos 56 socios. Pocos, relativamente, pero esto va funcionando. En lo que depende de nosotros, claro porque en lo que no. El tiempo, la guerra, ahí no podemos hacer nada», subraya Torvisco, de 40 años.
«Hemos aprovechado los días que no ha hecho mucho calor y también los que no ha habido lluvia para avanzar todo lo que podamos», se justifica el agricultor valviense antes de hacer su análisis general. «En nuestro sector tan importante para saber cómo va es cómo estamos nosotros pero también otros y no solo de España sino de otras partes del mundo», anticipa. Y en ese somero análisis del sector de la fruta en Extremadura, el que más jornales directos mueve en la región cada verano, Manuel Torvisco encuentra este año un gran agujero productivo, el de la ciruela. Y eso son palabras mayores.
La región tiene un potencial productivo de 120 millones de kilos de ciruela al año«Recolectamos la fruta pensando también en cómo estará en otros sitios este año»
Alrededor del 80% de los fruticultores de Valdelacalzada cosechan ciruela y Extremadura es la primera región productora de este tipo de fruta en el mundo, con un potencial de 120 millones de kilos cada año. Pero este año no es bueno en ciruela. «Sobre todo en la variedad amarilla. Apenas hay, esa es la realidad», refrenda a este diario Miguel Ángel Gómez-Cardoso, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex).
Los precios pagados en las primera parte de la campaña no «han sido nada malos aunque ahora tenderán a bajar al meterse mucha más fruta de todos sitios en los mercados», subraya el gerente de Afruex.
Con los ojos y las manos en plena faena en estos momentos, con la mitad de la producción ya recogida a estas alturas de julio, los fruticultores de Extremadura han visto variar su suerte climatológica en la pasada primavera.
«No ha habido un buen cuaje de la fruta en general y eso ha afectado sobre todo a la ciruela. Se ha perdido mucha en la época de fertilización», remarca Natalio Caballero.
Es el gerente del grupo Catalá (El Escobar), asentado en Extremadura desde hace décadas y presidente también de Afruex, la Asociación de Fruticultores de Extremadura. Un colectivo que cuenta con 60 socios directos que aglutinan a un colectivo de más de 5.000 productores de fruta fresca.
Polinización
El pasado marzo fue muy lluvioso y también ventoso, lo justo lo contrario que el año pasado, y eso ha propiciado que la floración en casi todos los tipos de frutales haya sido deficiente en esta primavera.
«En no todas las parcelas es lo mismo pero, por lo genera, las de ciruelas habrá perdido el 40% de una cosecha normal», apunta Torvisco, que tiene 12 de las 17 hectáreas de su explotación plantadas de ciruelos del municipio de las Vegas Bajas del Guadiana. «Habrá que ver al final de año, que es cuando hacemos liquidación en la cooperativa, si al menos los precios pueden compensar algo esto. Parece que no serán malos», finaliza.
El daño se focaliza en la ciruela y no tanto en el melocotón, la nectarina o el paraguayo. «También tienen pérdidas pero menos porque son frutales prácticamente autofértiles o autopolinizantes. En cambio para la ciruela se hace imprescindible contar con la ayuda polinizadora de las abejas y si están no tienen su mejor hábitat la polinización es mucho peor», explica Miguel Ángel Gómez-Cardoso, gerente de Afruex.
«Desde hace mucho tiempo es normal ver en parcelas de ciruelos colmenas. Se les pone para que la fertilización del fruto sea mucho más fácil», agrega Natalio Caballero.
El responsable del grupo Catalá en Extremadura y cabeza visible también de la asociación de fruticultores extremeños remarca que la fruticultura intenta cada año sortear una climatología imprevisible y muy sensible hace cultivos como el de los frutales.
«Cada vez hace menos frío, se ponen variedades de ciclos más cortos, se mira cada gota de agua al máximo pero si el árbol no se poliniza bien o te cae una tormenta en junio, no hay nada que hacer», enfatiza Manuel Torvisco.
«Mira a los cereceros del Jerte. Otro año con daños muy importantes (se estima que se han perdido o dañado el 50% de la cosecha). Y eso que comenzó medio bien la campaña», insiste Caballero, conocedor en primera mano del impacto de lo imprevisible en el negocio agroalimentario.
La central hortofrutícola de El Escobar en Mérida, su habitual puesto de mando, sufrió daños severos tras un incendio el 26 de agosto de 2021. Un par de datos se dieron entonces para calibrar el desastre del siniestro: seis millones de kilos de fruta y 22 millones de euros enterrados en las llamas.
Nuevo proyecto
La reconstrucción empezó a finales de abril de 2022. Catalá, el grupo al que pertenece la planta emeritense, ha hecho una nave más grande, más moderna y con capacidad logística de sobra para centralizar la producción de sus mil hectáreas de frutales que salen de las fincas extremeñas El Escobar, Las Mercedes, Chozo Blanco, La Adelantada y Chiqui.
Una en el término de Mérida, dos en el de Badajoz, otra en Don Benito e igualmente una en el de Olivenza. Además gestiona como arrendatario una parcela de Guareña de titularidad municipal.
Los 30 millones de euros que se están invirtiendo en la nueva central de El Escobar (aún queda por culminar la última fase del proyecto). Las nuevas instalaciones tienen ya 20.000 metros cuadrados construidos pero les queda otros 8.400 pendientes en una nueva y última fase de obras. En ellas se hacen los procesos de calibrado, llenado y envasado de fruta, con cámaras de entrada de producto y espacio para la salida de los mismos, además de las nuevas oficinas.
Luchadores
«El sector de la fruta es un luchador nato», resume Caballero mientras muestra las nuevas instalaciones del grupo en la capital extremeña al equipo de HOY. Se ve mucha nectarina y paraguayo pero, efectivamente, poca ciruela. Y mucha mano de obra, en central y en las parcelas contiguas.
Con 250 empleos directos en central cada campaña, más los que genera propiamente la cosecha, Natalio Caballero remarca que el fruticultor extremeño no para de darle vueltas a la cabeza para conseguir que sus ventas al exterior no mengüen año tras año. Porque la exportación sigue siendo su principal salida.
El 80% de la fruta extremeña va camino a los clientes extranjeros. «Los agricultores tenemos que darle salida a nuestra fruta. El veto ruso (en 2014) hizo que tuviéramos que enviar mucha fruta a otros destinos. Buscamos entonces países hasta ahora poco pisados como Emiratos Árabes. Y ahora intentamos asentarnos en Singapur, por ejemplo, otro destino por explotar», afirma.
A principios de octubre Afruex irá a Hong Kong, excolonia británica incorporada ya a China, a consolidar un mercado del sudeste asiático «que no es fácil. Extremadura ya está a México y tampoco era fácil. Somos la única región de Europa que puede exportar directamente a México. Ahora estamos intentando ir a Singapur y consolidar mercados como Emiratos Árabes Unidos», agrega Caballero.
«La campaña está siendo complicada, es evidente. Por el contexto internacional y por el nuestro propio. Un país como Turquía se ha lanzado a producir fruta y sus costes de producción sensiblemente inferiores que los nuestros les facilita su comercialización. Y nuestros competidores en España, a diferencia de otros años, no han tenido grandes contratiempos meteorológicos de otros años y están sacando muchos kilos. La competencia es muy dura», sentencia Miguel Ángel Gómez-Cardoso.
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