El bebedero inteligente que recupera y aprovecha el agua de lluvia
Innovación. En Calamonte, en la finca La Rinconada, se llevan a cabo múltiples proyectos de innovación y sostenibilidad, como esta herramienta que da de beber a ovejas todo el año
José Tomás Palacín
Martes, 9 de julio 2024, 07:26
La finca La Rinconada, en Calamonte, es ya un referente de la ganadería ecológica, la regeneración de la dehesa y de la innovación. María Pía ... Sánchez, galardonada ganadera y ejemplo de prácticas sostenibles en toda España, es quien ha conseguido que el trabajo con sus ovejas ecológicas no sólo sea reconocido, sino que, además —al fin y al cabo, se trata de esto—, sea económicamente rentable.
En 2019, la finca, junto con otros socios como Innogestiona, entró en el proyecto europeo Life LiveAdapt. Esta iniciativa pretende desarrollar herramientas tecnológicas para facilitar el manejo del ganado o desarrollar soluciones para mejorar la biodiversidad de los pastos o identificar buenas prácticas, entre otras muchas cuestiones. Una de las más importantes quizá sea la concepción y el testeo en campo de sistemas de mejora de la gestión y el uso del agua. Y ahí es donde se encuadra la idea de crear unos bebederos inteligentes que aprovechen el agua de lluvia.
La propia ganadera pone en contexto el proyecto: «El escenario que tenemos ahora no es el de nuestros abuelos. Tras 10.000 años esquilmando nuestro suelo, ya casi no queda».
Sánchez asegura que ha visto suelos en Colombia con hasta 20 metros de suelo fértil. Donde se encuentra su finca, en la comarca Tierra de Mérida — Vegas Bajas, apenas llega a los 8 centímetros. «Las dehesas estamos conteniendo el desierto», lamenta.
Y es que, con suelos como los colombianos, al llover, el agua puede quedarse. En suelos desnudos, como los que cada vez abundan más en la región, el agua arrastra las capas superficiales, donde está la materia orgánica.
Según la Confederación Hidrográfica del Guadiana, el nivel de los acuíferos ha bajado 27 metros en los últimos años. Esta zona —baja pluviometría, altas temperaturas— no es capaz de retener el agua de forma natural por su desgaste, así que hay que tirar de charcas, de aljibes. Y aunque la ganadería regenerativa lograría por sí misma retener el agua de lluvia —una cuestión que precisaría otro reportaje—, a veces se necesita ayuda: en esta finca la almacenan para dar de beber a sus ovejas durante todo el año.
El bebedero
«La idea la tuve yo un día pensando cómo aprovechar el agua de la lluvia y hacer esta finca aún más autosuficiente. Pero fue Innogestiona quien la desarrolló», señala María Pía Sánchez, que ya tiene otras tres patentes en marcha. En La Rinconada también se encuentra Diego Pacheco, responsable del Departamento de Energías de Innogestiona, que es quien explica en qué consiste este bebedero inteligente.
Lo primero que hicieron fue investigar y desarrollar un estudio geológico para ver dónde podría colocarse el proyecto.
Por otro lado, también calcularon la cantidad de lluvia que hay al cabo del año —por superficie— analizando las zonas donde se asegurara un mínimo que llenara el aljibe, si bien se ha llenado en todas las fechas posibles.
Luego crearon dicho depósito subterráneo, con una capacidad de almacenamiento de 20.000 litros. Así, con una tela asfáltica impermeable. prepararon el terreno por arriba para que agua resbale y se dirija al punto de entrada. Y ya encima rellenaron el espacio con piedras para ajustarlo, con dos objetivos en mente. El primero, que quede mucho más natural y se mimetice con el ambiente. El segundo, para que las propias piedras sirvan como filtro natural, sedimentando y limpiando el agua de lluvia.
«Este bebedero es diferente especialmente por esto, porque aprovecha el agua de la lluvia. Así que el depósito está directamente conectado con el bebedero, aunque necesita de energía para poder activarse», cuenta.
Para que fuera totalmente autónomo y funcionara con electricidad, instalaron una placa fotovoltaica, que es la que recoge la energía solar. A esta está conectado el sistema de bombeo, con una bomba eléctrica y un calderín que sirve para almacenar cierta presión y no esté siempre sacando agua al bebedero. Asimismo, dentro de la caja que guarda todo el sistema eléctrico, se encuentra una electroválvula.
«Esta electroválvula lo que hace permitir el paso del agua, porque desde el mismo bebedero sale un tubo que va al fondo del aljibe, y que cuenta, por otro lado, con otro filtro para el agua».
Nada de esto tendría sentido si se sacara agua sin ton ni son. Por ello, encima del bebedero hay un sensor con un metro de acción. Su papel es importante: identifica los crotales —las típicas placas de identificación que suelen llevar los animales de ganadería en la oreja— y sólo así es como sale el agua del depósito.
«Con esto —explica— conseguimos dos cosas. La primera, no perder agua: sólo se activa cuando se acerca una de las ovejas del rebaño. Si pasan más de cuatro segundos, se desactiva el paso del agua».
«La segunda —continúa Pacheco—, evitamos que se acerque la fauna silvestre, como jabalíes, por ejemplo, y puedan propagar enfermedades para el ganado como la tuberculosis que tanto les afecta, ya que es la forma en la que suelen infectarse: bebiendo de abrevaderos, charcas…».
Este bebedero inteligente, además, cuenta con un sistema que va guardando información sobre su uso: en qué momento se abre el agua, durante cuánto tiempo, o cuántas veces al día, entre otras cuestiones. Y para el futuro también sensorizarán el propio depósito, con la idea de saber con cuánta agua cuentan, calidad, etcétera.
«Tenemos que recuperar el equilibrio, el equilibrio de los ecosistemas», retoma la ganadera. «Esto es sólo algo más dentro de los muchos proyectos e iniciativas que tenemos en la finca, y todos van dirigidos a lo mismo: el equilibrio».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión