El museo de 150 años y 7.500 siglos
El Arqueológico sopla velas con la vista puesta en su ampliación y en renovar su colección
MIRIAM F. RUA
Domingo, 2 de abril 2017, 09:15
El Museo Arqueológico cumple años, 150, una proeza si se tira de su historia y un éxito para la memoria colectiva de toda la provincia. En siglo y medio ha tenido tres ubicaciones, ha roto las resistencias de quienes creían que los restos arqueológicos eran bagatelas, también las de los ayuntamientos recelosos de entregar los hallazgos aparecidos en sus términos municipales, y se ha convertido en el lugar de encuentro que habla de 7.500 siglos de historia de la provincia de Badajoz.
Y esto con una plantilla raquítica, que es la verdadera artífice de que el Museo Arqueológico sea hoy lo que es. «En este Museo, el personal tanto en el siglo XIX como en el siglo XX siempre ha trabajado muy por encima de lo que se podía esperar de ellos, sin él, el museo ya no existiría», reflexiona Guillermo Kurtz, director del Arqueológico, quien recaló en Badajoz con 31 años (en 1986) para ponerse al frente del museo, atraído por la arqueología de la provincia.
Kurtz contextualiza el nacimiento del Arqueológico en 1867 y sus primeros pasos dentro del «proceso de renovación constitucional y político del país, que pasa del antiguo régimen al nuevo e intenta modernizarse en medio de unas horrorosas guerras y de crisis económicas y políticas continuas». En ese escenario, valora, «se crea el museo para intentar reunir el pasado, se empieza a valorar el patrimonio y su conservación».
El Arqueológico ha ido de la mano de este proceso de modernización del país. Su creación, dice Kurtz, «viene a ser casi revolucionaria, porque los bienes dejan de ser de la Iglesia y de la nobleza y de repente se convierten en públicos para que todo el mundo los pueda disfrutar». Con esto, añade, «la investigación científica y no la mitología ni la tradición, se introducen en el discurso cultural».
«Avalancha maravillosa»
En estos primeros pasos, el Museo Arqueológico también era de Bellas Artes y estaba en el Palacio Provincial de la Diputación. «Allí había pocas piezas, pero muy buenas, y fue el embrión de lo que poco a poco se ha ido formando y que ahora es una avalancha maravillosa», recuerda María Dolores Gómez Tejedor, trabajadora del Museo durante su segunda etapa, la de La Galera.
Allí se trasladó en 1938 y, aunque se puede considerar como el primer espacio propio del museo, Kurtz hace otra lectura: «En ese momento molestaba en el Palacio y lo echaron al edificio más lejano que encontraron. La Galera siempre fue un problema porque, aunque es uno de los edificios más bonitos de Badajoz, para la labor que tiene que hacer no reúne condiciones. Se trabajaba en unas condiciones infames y aún así se logró mantener el museo».
Precisamente, el recuerdo de esta etapa profesional de Gómez Tejedor es agridulce: «Fue una época en la que yo sufrí porque La Galera era una sola nave, muy deteriorada y en malas condiciones, donde estaban juntos un togado romano, un ajuar de un médico y la lápida sepulcral del Sapur, pero también la disfruté porque aunque no fue brillante sí fue muy rica en el sentido de que la gente empezó a interesarse por el Museo».
El traslado a su emplazamiento actual, en plena Alcazaba de Badajoz, inicia su etapa «de brillantez», califica María Dolores Gómez. Allí llegó en 1989, superando la década negra en la que estuvo cerrado al público. En este edificio se configura la exposición de la colección permanente tal y como la conocemos hoy día, un viaje milenario cronológico desde el Paleolítico Inferior (hace 750.000 años) hasta el siglo XVI.
ALGUNAS CIFRAS
-
unidades de inventario (lo que se traduce en piezas que pertenecen al mismo conjunto ) atesora el Museo Arqueológico Provincial.
-
unidades de inventario se exponen en su colección permanente que puede verse en La Alcazaba de Badajoz
-
visitantes recibe el Museo cada año de media, de ellos entre 6.000 y 8.000 son grupos y la mayoría escolares
-
cajas con restos arqueológicos es lo mínimo que entra cada año en el Museo para su estudio, catalogación y conservación
«Desde el momento en el que el hombre se asienta en toda la provincia en el cuarto milenio antes de Cristo, el territorio queda ocupado y desde entonces de aquí no se ha ido nadie, no ha quedado vacío. Aquí no hay una idea de cultura cumbre o baja ni tampoco de culturas estancas, la idea de que se mueren todos los griegos y llegan los romanos y luego se mueren todos los romanos y vienen los bárbaros se ha superado. Hay un discurso de continuidad», resalta Kurtz.
Lo expuesto en el Arqueológico es solo el 10 por ciento de los tesoros que salvaguarda, algunos llegaron hace 150 años y otros hace dos. Esto es así porque como ilustra su director «la provincia de Badajoz es enorme y está en una encrucijada de caminos, por eso la arqueología que ha habido en esta zona es impresionante y no hemos hecho nada más que empezar a rascar la superficie».
Precisamente, el museo ha contribuido en sus 150 años a reconstruir la historia del asentamiento humano en la provincia, «lo que ocurrió de verdad», enfatiza el director. «La aportación del Museo ha sido crear la visión del territorio, del tiempo y de la cultura humana interactuando en este espacio que es la provincia de Badajoz». Precisamente esta ha sido su vocación desde que se creó: la difusión cultural del patrimonio arqueológico.
El Arqueológico revela algo más, que pone Guillermo Kurtz en primer plano: «No hay ningún determinismo geográfico que pruebe la idea que a partir del siglo XVII se ha extendido de que Badajoz está en el quinto pimiento, que es una zona naturalmente deprimida y que no puede ser más que tierra de pobres. Ha habido épocas en las que el territorio de la provincia ha estado vinculado a las grandes culturas del momento y aunque hemos pasado un bache, no tenemos que ser pobres por el hecho de que estemos en Extremadura».
Contribución local y nacional
En el contexto nacional, Kurtz lo tiene claro: «Desde mi punto de vista es el mejor Arqueológico del país por colecciones sin duda. Es un museo muy publicado tanto por españoles como por extranjeros y desde principios del XX ha habido piezas que han estado en el discurso científico de la arqueología europea». Su colección de Visigodo y la de Estelas de Guerrero son únicas, y las piezas de bronce tartésicos y del periodo andalusí son de las mejores de España.
El Museo Arqueológico ha tenido otro papel en su historia que es menos reconocido, el de su contribución a la recuperación del Casco Antiguo de Badajoz. «En el año 86, del Ayuntamiento para arriba el único funcionario público era yo, el Casco Antiguo se había vuelto invisible», recuerda Guillermo Kurtz . A María Dolores Gómez de Tejedor, entonces, le llamaban «la señora» y reconoce que ella era más escéptica con que pudiera remontar el barrio «porque había un problema tremendo con la droga».
«Cuando se abrió -relata Kurtz- fue la primera vez que mucha gente volvió a pasear por el barrio. De hecho mucho del movimiento de recuperación, aunque no me cae muy bien esa palabra, ha sido por él, porque mucha gente que tenía muchas excusas para no venir aquí arriba, empezaron a venir a verlo y con ello a exigir que esto cambiara».
Del balance de estos 150 años del Museo Arqueológico, su director confiesa que sus sombras son las mimas que cuando abrió: «Pocos recursos para la magnitud de la tarea que tenemos que llevar a cabo, con la diferencia de que ahora los organismos gestores lo saben y lo reconocen». Por eso, precisamente, el reto que les plantea el futuro, más allá de seguir vivos, pasa por aumentar el personal. «Necesitamos ampliar el personal técnico e incorporar bibliotecarios, documentalistas, webmasters y vigilantes para abrir más horas», enumera Kurtz.
Los retos de futuro
En cuanto a los retos que debe hacer frente el museo, hay dos claros: renovar la colección permanente, que ya tiene 27 años y en la que se trabaja -dice su director- «desde el día siguiente al de su inauguración», y la ampliación, una petición de la que se habla hace años.
A este respecto, el director de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultura, Francisco Pérez Urban, explica que una vez que se ha conseguido sacar adelante el proyecto de modernización del Museo de Cáceres, quieren que la ampliación del Arqueológico entre en la agenda política.
«Sabemos que no va a ser posible en un plazo inmediato porque el Ministerio estableció su prioridad en Cáceres, pero hay interés en que empecemos a generar los primeros documentos que nos permitan ir alineando las posiciones entre las necesidades de museo, la voluntad de la Comunidad Autónoma y las posibilidades del Ministerio».