Los mini ordenadores están de moda: ¿deberías hacerte con uno?
El mercado superará los 33.000 millones de dólares de aquí a 2032, pronostican los analistas
Cuando uno piensa en comprar un ordenador, normalmente baraja dos opciones: sobremesa (para instalar en el despacho de casa o la oficina) o portátil, si ... es que solemos viajar y necesitamos trabajar desde cualquier parte. Sin embargo, un tercer tipo lleva ya unos años abriéndose paso en el mercado y está ahora en auge.
Hablamos de los llamados ordenadores en miniatura o 'Mini PCs', que, según el informe hecho público por Allied Market Research, podrían representar un mercado de hasta 33.000 millones de dólares de aquí a 2032. ¿En qué consisten exactamente? Piensa en los clásicos equipos 'de torre' y reduce cada uno de sus componentes a la mínima expresión para que, en lugar de necesitar hacerles hueco bajo el escritorio, puedas colocarlos sobre la mesa o una estantería (incluso escondidos detrás del monitor o de esa pila de libros que tienes por leer).
Con estas referencias, es lógico pensar en configuraciones no demasiado potentes, pero lo cierto es que los fabricantes están encontrando fórmulas para integrar la tecnología más avanzada bajo sus carcasas, lo que a menudo les permite ejecutar juegos de alto rendimiento o acometer proyectos de edición de vídeo sin despeinarse.
Además de las tareas básicas de productividad y de los asuntos de ocio, estos Mini PCs también suelen utilizarse como centros multimedia, servidores domésticos o equipos de respaldo en aulas, establecimientos, bibliotecas...
Directos a la mochila
La naturaleza compacta de estos ordenadores permite que podamos desenchufarlos y meterlos en la mochila con apenas un par de cables: el de corriente (la fuente de alimentación suele estar integrada) y el de salida de vídeo (DisplayPort, HDMI...), que nos permitirá conectarlo a cualquier pantalla que tengamos disponible. Sí, el televisor de nuestra habitación de hotel puede convertirse en un monitor improvisado. Es más, ciertos modelos permiten emplear una tableta electrónica como panel, por lo que las posibilidades se multiplican.
Tantas como las conexiones disponibles en la trasera de estos dispositivos: podemos conectarles accesorios USB, tarjetas de memoria e incluso cables Ethernet para disfrutar de una velocidad de conexión superior. Esto sin contar las especificaciones de conectividad inalámbrica: los mini ordenadores más actuales son compatibles con los laureados estándares WiFi-7 y Bluetooth 5.4, que mejoran drásticamente la estabilidad y la latencia.
Otras conveniencias aluden al consumo energético, el mantenimiento o el nivel de ruido. Mientras que los equipos más grandes integran aparatosos ventiladores, muchos Mini PCs optan por sistemas de refrigeración pasivos (sin ventilación), lo que los hace prácticamente imperceptibles al oído. En consecuencia, notaremos un descenso en la factura eléctrica respecto a los ordenadores de toda la vida: mientras que estos últimos pueden consumir entre 100 y 200 vatios por día de uso moderado, los modelos compactos se mueven entre los 15 y los 30 vatios. Al cabo del año, esto puede suponernos un ahorro de más de 60 euros.
Un precio para cada bolsillo
Respecto al mantenimiento, la menor acumulación de polvo (hay menos rendijas por las que pueda colarse) minimiza los problemas relacionados y, en algunos casos, se nos permite ampliar o reemplazar componentes (como la memoria RAM o la unidad de almacenamiento) de forma sencilla, gracias al rápido desmontaje de la carcasa.
Aunque los Mini PCs de vanguardia rebasan ampliamente el millar de euros, pueden encontrarse configuraciones tremendamente económicas, responsables en último término de la enorme popularidad que estos aparatos han ido ganando durante la última década. Los fabricantes asiáticos menos renombrados ofrecen modelos que parten de los 150 euros, pensados para tareas ofimáticas, reproducir películas o ejecutar juegos poco exigentes. Una buena opción, sobre todo para esos niños que nunca han tenido un ordenador en propiedad. Sus padres se ahorrarán, además, adquirir un monitor o accesorios como el teclado y el ratón si ya los tienen por casa.
Tener que cargar con estos últimos si queremos usar el mini ordenador mientras estamos de viaje es, quizás, la única pega que podamos encontrar. Ahora bien, existen formas de salir del paso: aplicaciones para nuestro smartphone que permiten usar su pantalla táctil como trackpad y teclado virtual.
En el último lustro también están proliferando los ordenadores en miniatura diseñados como si fueran videoconsolas portátiles (Steam Deck, Lenovo Legion Go, Asus ROG Ally...): incluyen pantallas táctiles, sticks analógicos, botones y gatillos para acceder a las principales tiendas de juegos de PC, pero nada nos impide conectarlos a un monitor para usar Linux, Windows u otros sistemas operativos al estilo tradicional. Un dos por uno en toda regla.
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