Cómo tener coche sin comprarlo: dos fórmulas para dos necesidades
Las distintas formas de alquiler a largo plazo ganan terreno entre los particulares
Iratxe Bernal
Miércoles, 1 de octubre 2025, 00:28
Cuando compramos un coche nuevo, valoramos muchos factores, aunque el principal suele ser el precio. De hecho, muchas veces caemos en el error de considerar ... únicamente lo que nos va a costar sacarlo del concesionario y matricularlo. Y resulta que eso es sólo una parte de lo que nos vamos a gastar en él. Piensa en el seguro, la ITV, el mantenimiento… Y esto solo por citar algunos de los desembolsos que irán aumentado a medida que el coche vaya cumpliendo años. Reducir el coste inicial y mantener a raya estos gastos son las principales razones por las que en España cada vez más particulares optan por el 'renting' o el 'leasing', dos alternativas a la compra que hasta hace poco parecían limitadas a las empresas o a quienes querían estrenar coche cada poco tiempo.
«El alquiler a largo plazo siempre ha sido una buena opción para los autónomos que pueden justificar ante Hacienda que el coche va a ser de uso profesional, lo que permite deducciones tanto en el IRPF como en el IVA, pero también para los particulares que necesitan contar con un coche ya mismo pero saben que relativamente pronto sus circunstancias personales, familiares o laborales van a exigir otro tipo de vehículo... o ninguno. Pero ahora hay más interés porque estamos en un momento en el que el sector está cambiando y nadie sabe en qué tecnología gastarse el dinero o si el ayuntamiento de su ciudad pondrá restricciones a la circulación», explica Miguel Ángel Sebastián, responsable del departamento de Vehículos de CEA.
¿Probamos el 'renting' o el 'leasing'? ¿Cuál nos conviene? Ambas opciones son muy similares pero con diferencias importantes. Empecemos por el 'renting', que no es otra cosa más que un alquiler a largo plazo, de dos a cinco años normalmente. Su principal ventaja es que el precio, que está entre los 250 y los 400 euros, según el modelo, es fijo. Disponer de vehículo propio nos va costar siempre lo mismo porque en la cuota mensual entran un seguro a todo riesgo, el mantenimiento con revisiones en talleres oficiales, el impuesto de circulación y, si hiciera falta, la reparación de averías y un cambio de neumáticos. El cliente sólo hace frente al gasto de combustible, aparcamiento y desperfectos por negligencias y multas.
Valor residual
A cambio, también se impone una limitación al kilometraje mientras dure el contrato. «Cuando lo devolvamos, la empresa propietaria dará una segunda vida al coche vendiéndolo como seminuevo y para eso habrá hecho una estimación del precio que podrá pedir por él, de su valor residual. Esta solo se cumple si entregamos el vehículo con el nivel de desgaste previsto, y la forma más rápida de evaluarlo es mirando el kilometraje, por eso por cada kilómetro por encima del límite establecido nos cobrarán, por ejemplo, 0,03 euros. Estas penalizaciones deben estar perfectamente establecidas en el contrato», explica Sebastián. Si vemos que vamos a sobrepasarlo, cabe la posibilidad de renegociar el contrato y pasar a pagar una cuota mensual más elevada.
Otra cosa a la que debemos prestar atención antes de firmar es lo que puede costarnos devolver el coche antes de lo previsto, porque la empresa puede tener derecho a cobrar el 50% de las cuotas que nos queden por abonar. Si no estamos seguros de necesitar el vehículo durante todo el contrato o si, por ejemplo, alternamos temporadas de trabajo presencial con teletrabajo, ya hay otras fórmulas de 'renting' más flexibles surgidas a raíz del interés de los particulares que permiten disponer del automóvil sólo durante unos meses y, en algunos casos, cancelar el contrato en cualquier momento sin penalización.
Con opción a compra
Por su parte, el 'leasing' es también un alquiler a largo plazo, pero, en este caso, con opción a compra. Es decir, finalizado el contrato, nos ofrecerán la posibilidad de adquirir el vehículo por el valor residual. Por eso es más acertado verlo como una forma de financiación del valor de compra, lo que implica obtener la aprobación de una entidad financiera y, por tanto, demostrar capacidad económica para hacer frente al pago de las cuotas mensuales y, potencialmente, a la compra final. En cada una de las cuotas mensuales pagaremos una parte del coste del vehículo y otra de intereses, que variarán según el acuerdo con el banco.
Frente a lo que ocurre en el 'renting', en este caso el cliente se hace cargo del seguro, los impuestos y, por supuesto, el mantenimiento, que debe hacerse siempre en talleres oficiales, un gasto que, por cierto, no nos exime de cumplir con el límite de kilometraje, que también existe en esta modalidad. «Es verdad que para ser más atractivas, muchas compañías ya incluyen el mantenimiento, pero no tienen ninguna obligación de hacerlo», matiza el experto de CEA.
«Los contratos suelen ser más largos en el 'leasing', de 24 a 60 meses, pero al no incluir esos gastos es más barato que el 'renting'. De hecho, es la opción que yo aconsejaría a un particular si lo económico es el principal motivo de elección entre una fórmula y otra. Con lo que te ahorras mes a mes en el 'leasing' al final del contrato casi te da para pagar un coche nuevo y, dado que el que te dan es nuevo, cualquier avería en esos primeros años te la va a cubrir la garantía», zanja Sebastián.
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