'Los Gemelos' triunfan en Mérida
Ana García y Esteban G. Ballesteros brillan junto al resto de compañeros en la obra que despide la 59 edición del festival extremeño La comedia de Plauto supera las expectativas en un estreno concurrido y cargado de risas
MARTA PÉREZ GUILLÉN
Viernes, 23 de agosto 2013, 11:30
Risas y más risas. Durante el estreno de 'Los Gemelos' de Plauto, bajo la visión de Florián Recio y la batuta de Paco Carrillo, un conocedor profundo del escenario emeritense, las carcajadas de los 2.125 espectadores se dejaron oír minutos después de que comenzara la obra, para no parar hasta que los actores los dejaban a solas con el escenario. Un éxito más que rotundo de una comedia que realmente funciona, y que despide esta 59 edición de Festival Internacional de Teatro Clásico de la mejor de las maneras. A lo grande y con un sabor que perdura, aunque no por ello menos agridulce por ser la obra que cierra la gran cita cultural, que tanto llena de vida sus monumentos y la antigua villa romana.
La noche del estreno comenzaba como de costumbre, con calor y sin que faltara el complemento del verano, el abanico, un imprescindible en las caveas del Teatro durante esta edición. Aunque todo apuntaba a la normalidad, lo cierto es que sorprendió la cantidad de espectadores que poco a poco tomaban el graderío. Sorprendía por ser miércoles, sin día festivo que lo acompañara.
Sorprendía también y de igual modo el escenario. Columnas vestidas de lunares típicos de los que visten a las flamencas. Puestos de los que no pueden faltar en una feria romana, donde ni las estatuas se libraban de los atuendos. La diosa Ceres no podía ser menos, con peineta, mantillo, abanico y a lo loco. Toda la escenografía en sí, resultaba una auténtica locura y demostraba como con poco, se puede conseguir mucho y que siga luciendo el escenario.
La gente boquiabierta por lo pintoresco del montaje, y las luces se apagan, el particular telón del Teatro Romano que indica que al 'jaleo' le quedan segundos para comenzar.
Las primeras notas de la charanga encargada de la música en directo empiezan a invadir el ambiente. En pocos segundos, el elenco al completo acompañado de la Banda de Plauto se hace con la orchestra y explican lo que les sucedió a los gemelos de Siracusa. Aunque cuesta entender lo que dicen, la trama se entiende. Dos hermanos, uno de ellos secuestrado y vendido a un mercader que acaba asentado en Augusta Emerita. Uno de ellos lo busca sin cesar y el otro vive ajeno al propósito de su hermano.
Un argumento sencillo, sin más, que los actores supieron hacer suyo y engrandecerlo. El público respondió entregándose a la comedia y, en momentos puntuales, participando en ella. Marco II, o lo que es lo mismo, Esteban García Ballesteros consiguió que los espectadores se convirtieran en una gran ola que llegaba de un extremo a otro. Una ola que los condujo, a él y a su esclavo Melindre, interpretado por Pedro Montero, a Augusta Emerita.
Los equívocos y enredos poco tardan en aparecer en escena, creando verdaderas situaciones divertidas. La confusión y polémica, elementos centrales de esta obra, las desata un vestido que pertenece a Andrea, la mujer de Marco I y que éste le regala a su amante, Erotia, que acaba devolviendolo a Marco II pensando que es su amante. Si de por sí la explicación parece un trabalenguas, en 'Los Gemelos' es el enredo mayor, que acaba en desastre para Fernando Ramos, que da vida a Marco I. El encuentro de ambos hermanos da respuesta a todos los equívocos e incoherencias. Los guiños al presente no faltaron pero desde la perspectiva del pasado, haciendo partícipe de la realidad del momento actual a los personajes contextualizados en los primeros siglos. Monagus o Acedus, el Senado Romano o incluso Germania. Un ejemplo de como se puede criticar sin que resulte hiriente.
Un final esperado, pero que supo a gloria. La gloria de una comedia que engancha, mantiene el enganche, no resulta pesada aunque se le dé vueltas a lo mismo todo el tiempo y con la risa como constante. Algo que no se conseguía desde hace tiempo y que resultaba harto difícil en el Teatro Romano.
Como prueba, el público aplaudió, vitoreó y bailó desde el graderío junto a los actores, que a modo de epílogo explicaban el destino de sus personajes. La risa perduraba incluso después de que el equipo que ha hecho posible abandona el escenario, al comentar las escenas entre los espectadores.
Elenco fabuloso
Durante la rueda de prensa, Recio quiso dejar claro que no era una obra de dos protagonistas, sino de ocho, de los ocho que formaban el reparto de personajes. Cada uno iba a tener su momento y vaya si lo tuvo. Fernando Ramos en su lado cómico gustó y, sin desmerecer su actuación, más causó sensación Esteban García Ballesteros. Cada gesto, movimiento que acompañaba o no a las palabras que salían de su boca desembocaba en carcajadas.
Lo mismo sucedió con Ana García, Andrea, que además de su caracterización de las más llamativas de la obra, la parsimonia con la que tiene que actuar y el hilo de voz que la acompaña resultó ser uno de los personajes más aplaudidos. Y aunque 'los García' calaron profundo, el resto del elenco también tuvo su momento. Pepa Gracia y su Erotia, sensual con una vestimenta atrevida, cortó la respiración a más de uno en su primera salida. Como también impresionó la suegra de Marco, Luisa Hurtado, que llevaba 25 años sin regresar al escenario y también por la forma de su vestuario, de bruja de cuento de hadas.
Juan Carlos Tirado, Migajas, junto a Nuria Cuadrado, Angustias, protagonizan un romance divertido, donde la inocencia y la caradura se entremezclan. Pedro Montero, que da vida a Melindre, que cualquiera diría que era su primera vez en el Festival de Teatro Clásico. Sin duda prometedor.
Cierto es que cada uno tiene su momento. Y cierto parecía también, que cada uno había diseñado su personaje, con sus gestos, maneras. Así lo indicaba Carrillo antes y después de la obra, una libertad valorada por los actores y que como fruto, gustó a todo el mundo. Pablo García de Granada la describe como interesante, excelente y divertida. «Me ha parecido justa en cuanto a la duración», señala. María del Mar Cárceles, de Bailén, se quedaría con los dos gemelos sin poder elegir a uno. «Me ha parecido fenomenal la obra, es la primera vez que venimos y esto es fantástico».
La pareja de amigas, María Recio casualmente hermana del adaptador de la obra, junto a Mari Carmen Gutiérrez, no pararon de reír y reír durante la representación. «Nos ha gustado mucho más que el resto de obras que hemos visto», indica Gutiérrez. Si Recio tuviera que quedarse con algún papel, escogería el de la mujer de Marco, Andrea.
Música y vestuario
El elemento innovador, ideado por Ramos, la charanga o banda que acompaña a los actores, aportó energía y equilibrio. Sin duda la Banda de Plauto fue un acierto.
En cuanto al vestuario, impresionante. Con el corte clásico, de túnicas, togas, vestidos de la época, los diseños dejaban un sabor al presente. Quizás porque recordaba a las creaciones de la diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, en algunos atuendos, y por lo impactante de algunos otros. Los diseños de Maite Álvarez cuajaron de igual manera que las pelucas y tocados de Pepa Casado. Excelentes.
Ninguna pega para la obra que despide el festival, que dejará sin duda el mejor sabor de boca, ese que deja la risa hasta el domingo. Ese que divierte y te deja con ganas de más teatro, de más Festival. Porque esa es la magia de la comedia cuando realmente funciona y supera las expectativas. Seguro que será recordada por los presentes y por la diosa Ceres que nunca lució tan flamenca.