La Fundación BBVA premia al filósofo Thom Van Dooren por su labor contra la extinción de especies
«Un objetivo fundamental de mi trabajo es documentar y describir todos esos mundos que perdemos cuando desaparece un ser vivo», explica el experto australiano
Cuenta el filósofo Thom Van Dooren (Canberra, 1980) que la razón por la que estudió filosofía y religión en la universidad al tiempo que realizaba ... también algunos cursos de biología y ecología no era otra que «el asombro que sentía ante la grandiosidad de la naturaleza» cuando era adolescente. Su trabajo desde entonces en favor de la conservación de las especies desde las «humanidades ambientales» le ha servido para ser galardonado con el VII Premio Biophilia de la Fundación BBVA, que reconoce aportaciones que contribuyan a repensar la relación de los humanos con la naturaleza desde las disciplinas humanísticas, las ciencias sociales y la comunicación.
«Cuando una especie se extingue, se pierden mundos enteros. Un objetivo fundamental de mi trabajo es documentar y describir todos esos mundos que perdemos cuando desaparece un ser vivo», explica Van Dooren. Desde un punto de vista ecológico, puede implicar la desaparición de un polinizador del que depende una planta para reproducirse o la pérdida de una importante fuente de alimento para otro animal. Pero desde la óptica humanista de Van Dooren, cada extinción también provoca una larga cadena de impactos «biosociales» y «bioculturales» para los seres humanos que convivían con la especie desaparecida: desde el valor simbólico, religioso y cultural de una planta o un animal en una comunidad, hasta su importancia social, política y económica.
«Filosofía de campo»
«Para comprender el fenómeno de la extinción en todas sus dimensiones, tenemos que adoptar un enfoque necesariamente multidisciplinar en el que las ciencias naturales dialoguen con las humanidades ambientales y las ciencias sociales. A partir de este análisis, podemos tomar plena conciencia de todas las implicaciones de una extinción y adoptar estrategias más eficaces de conservación», subraya el catedrático de la Universidad de Sidney.
Ante el actual desafío de la crisis de biodiversidad -nos hallamos en la llamada sexta gran extinción-, Van Dooren defiende lo que llama «filosofía de campo», una filosofía que no se limite a «teorizar y pontificar desde una butaca. No podemos alcanzar conclusiones sólidas ni proponer soluciones eficaces para abordar la crisis de biodiversidad sin una metodología empírica que permita analizar en profundidad la complejidad todas las variables relevantes en cada caso concreto».
Un ejemplo de ello sería qué hacer con las especies invadoras. «La conservación de un animal o planta puede requerir la eliminación selectiva de los ejemplares individuales de una especie invasora, o también puede implicar una amenaza para el modo de vida de una comunidad local. Por ello, no podemos aplicar a priori una misma teoría o fórmula ética de manera general, sino trabajar con los científicos expertos en cada especie y ecosistema, así como con las poblaciones afectadas, para encontrar la mejor solución posible en cada caso concreto», argumenta.
Van Dooren ha plasmado su teoría en tres de los libros más citados en el campo de las humanidades ambientales a lo largo de la última década: 'Flight Ways: Life and Loss at the Edge of Extinction', 'The Wake of Crows: Living and Dying in Shared Worlds' y 'A World in a Shell: Snail Stories for a Time of Extinctions', traducidas al francés, japonés, italiano y chino.
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