Valverde de la Vera empieza a olvidar su riada

Si la balsa de agua que abastece a Valverde de La Vera (485 habitantes) se hubiera roto a las diez de la mañana en vez de a las siete, media España periodística habría desfilado estos días por este pueblo de La Vera. «Ese día, a los niños del campamento, entre ellos a mi hija, les tocaba ir a la piscina municipal, tenían que estar allí a las nueve y media», cuenta Nathalie Victoria Deprez, la alcaldesa de la localidad cacereña que un año y un mes después de aquella mañana empieza a borrar las huellas de la riada.

Una de las más ilustrativas que dejó aquel torrente de agua desatada fue la de la piscina. Aquella foto resumía la tragedia que se quedó en susto, el suceso que pudo generar daños personales pero no pasó de los materiales. La balsa, ubicada en un monte situado por encima del casco urbano, tenía capacidad para sesenta millones de litros, más o menos el equivalente a 24 piscinas olímpicas. Hacía tres meses que se había detectado una fisura que nadie arregló. Bastó un día de lluvia fuerte para que el recipiente reventara y liberase ladera abajo un torrente de lodo que se llevó por delante farolas, jardines, coches, muros, huertos... El río marrón rebosó el vaso de la piscina municipal y se quedó a unos palmos de sepultar las sombrillas.

El pasado jueves, donde debería haber niños y mayores bañándose, había un hombre con una paleta en la mano acicalando la pared azul. Daba los retoques finales a la pileta de la piscina de Valverde de La Vera. Quizás él no lo sabe, pero era parte protagonista de un paso, quizás el más visible y fotogénico, hacia la recuperación de la normalidad en el municipio.

«Vamos a intentar abrirla el día 1 de agosto, el 2 como muy tarde», anticipa la regidora, del Partido Popular. El arreglo va a costar 295.240 euros, que ha puesto la Diputación Provincial de Cáceres, a quien la alcaldesa le agradece el gesto. «En lo que es la piscina propiamente –desgrana Nathalie Victoria Deprez–, queda alicatar media piscina infantil, habilitar los pasillos de hormigón y baldosas que hay en todo el contorno de las dos piscinas, la grande y la chica, y queda también poner el tepe, porque no nos da tiempo a sembrar el césped natural».

Las otras asignaturas pendientes están en el exterior, fuera del recinto de la piscina, que empezó a llenarse el pasado viernes. El lunes se hará la prueba de la depuradora salina, para certificar que funciona bien, anticipa la regidora, que lamenta que aún no se haya dado con una solución duradera para el problema origen: el abastecimiento de agua a la localidad. La fisura de la balsa se reparó, aunque a día de hoy, ese recipiente de mal recuerdo no sirve para casi nada. Agua que cae en él, agua que se va a un cauce. Los grifos del pueblo responden gracias a la toma que hay en un arroyo cercano. Además, una tubería permite el abastecimiento desde la red que surte a Villanueva de La Vera, aunque Deprez reclama otro tipo de solución. «La idea que se maneja –explica– es conectarnos al embalse de Villanueva».

Y hay más asuntos pendientes. Entre los que más inquietan a los vecinos está el de las indemnizaciones que muchos de ellos aún no han recibido por los daños sufridos en sus propiedades.