Termómetro marcando 30 grados, en la avenida de Salamanca, a las 03.30 de la madrugada del sábado. J. C. R.

Ola de Calor

Plasencia, la ciudad que arde de madrugada

Calor extremo. La orografía y el clima urbano hacen que las noches placentinas se encuentren entre las más tórridas de España

Domingo, 10 de agosto 2025, 23:01

Durante las últimas seis semanas, los mapas de temperatura de la península ibérica publicados por diferentes portales meteorológicos han mostrado una constante difícil de ignorar: ... durante la madrugada, de forma constante, Plasencia y su entorno aparecen como una de las zonas más cálidas de toda España, superando en ocasiones los registros de ciudades tradicionalmente calurosas como Sevilla, Córdoba o Badajoz. Este domingo, por ejemplo, Plasencia marcó 28 grados a las siete de la mañana, mientras buena parte del país amanecía entre los 15 y 25 grados. No es una anomalía, es algo constante.

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Este patrón repetitivo ha llamado la atención de aficionados y expertos. La comarca placentina es conocida por su diversidad geográfica, con sierras, valles fluviales y una vegetación relativamente abundante para el contexto extremeño. Sin embargo, en las imágenes térmicas, la zona aparece día tras día como un núcleo de color rojo intenso, destacando sobre el resto de la península.

El área de Plasencia se sitúa en un punto singular: al norte, la Sierra de Gredos; al oeste, la Sierra de Gata; al sur, la penillanura extremeña; y al este, el Valle del Jerte y La Vera. Este enclave geográfico crea una especie de 'cuenco' que influye en el comportamiento del aire, sobre todo en condiciones de calma atmosférica.

En noches de verano con alta estabilidad atmosférica, el aire caliente acumulado durante el día no encuentra forma de disiparse rápidamente. La barrera orográfica retarda el enfriamiento nocturno, y eso provoca que incluso a primera hora de la mañana las temperaturas sigan siendo muy elevadas.

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Plasencia y su entorno reciben durante el día una gran cantidad de radiación solar, intensificada por la baja altitud relativa en comparación con las sierras circundantes y por la insolación veraniega extrema del interior peninsular. El calor queda atrapado en el valle y se libera lentamente durante la noche.

A esta retención térmica contribuye la escasa ventilación nocturna. Los vientos débiles o ausentes, combinados con la estructura urbana y la orientación del valle, impiden que el aire más fresco descienda en cantidad suficiente para reemplazar el aire cálido acumulado. El resultado: mínimas nocturnas sorprendentemente altas.

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Isla de calor urbana

Aunque Plasencia no es una gran metrópoli, su densidad urbana y el uso extensivo de materiales como el asfalto y el hormigón favorecen el fenómeno conocido como 'isla de calor urbana' (ICU). Este efecto consiste en que las superficies artificiales absorben calor durante el día y lo liberan lentamente durante la noche, elevando las temperaturas mínimas en comparación con el entorno rural.

Plasencia marcó la máxima de la península el domingo día 3 a las 7 horas con 28 grados. Meteogib

Si bien la ICU suele ser más pronunciada en grandes ciudades, en localidades como Plasencia, donde el núcleo urbano está rodeado por topografía cerrada y recibe fuerte insolación, puede tener un impacto notable. En este caso, el calor retenido no se dispersa fácilmente, y la combinación con el efecto orográfico potencia el contraste térmico.

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Otro factor que podría estar contribuyendo a este patrón es la proximidad del embalse de Plasencia y, más al sur, el gran embalse de Alcántara en el río Tajo. Grandes masas de agua actúan como reguladores térmicos. Mantienen temperaturas más suaves en invierno, pero también más elevadas en las noches estivales, al liberar el calor absorbido durante el día. Este efecto no es suficiente por sí solo para explicar las temperaturas extremas de madrugada, pero sumado al resto de factores puede reforzar la persistencia del calor nocturno.

Aunque algunos veranos anteriores han mostrado episodios de mínimas altas en Plasencia, lo observado este año parece más pronunciado y sostenido. Desde finales de junio, casi cada amanecer muestra un punto caliente sobre la ciudad en los mapas térmicos, algo que no ocurre con tal regularidad en otras zonas interiores de España. Este fenómeno coincide con olas de calor prolongadas en la península, caracterizadas por masas de aire muy cálido procedentes del norte de África y escasez de nubosidad nocturna, lo que favorece la radiación directa sobre el terreno durante el día y la retención térmica por la noche.

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La persistencia de noches cálidas, con mínimas por encima de los 25 grados –conocidas como 'noches tórridas'–, tiene efectos directos sobre la salud, especialmente para personas mayores, enfermos crónicos y trabajadores que dependen de un descanso reparador. La falta de enfriamiento nocturno aumenta el estrés térmico y eleva el riesgo de golpes de calor durante el día.

Los expertos no descartan que estemos ante una señal de lo que será más frecuente en las próximas décadas debido al cambio climático. Las proyecciones indican que las olas de calor serán más intensas, más largas y más frecuentes, y que las mínimas nocturnas seguirán subiendo.

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En lugares como Plasencia, donde la geografía ya favorece la retención térmica, esto podría traducirse en veranos con periodos prolongados de noches tropicales y tórridas, con las consiguientes implicaciones para la salud, la agricultura y la calidad de vida.

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