Y Extremadura apagó la luz
Discutir la bondad de las energías renovables por el gran apagón del lunes es como cuestionar los automóviles porque hay accidentes
Al poco de comprar Jeff Bezos The Washington Post, se empeñó en que el legendario periódico debía tener un eslogan que ayudara a reafirmar sus ... señas de identidad y, de paso, no ser menos que su gran rival, The New York Times, que goza del lema probablemente más famoso de la prensa, 'Todas las noticias que merecen ser publicadas'. La búsqueda de la frase que resumiría sus valores no fue tarea fácil: se constituyó una comisión de trabajo, se barajaron unas 500 posibilidades y fue necesaria la implicación del propio Bezos con reuniones en su mansión para elegir el mensaje definitivo ante la falta de unanimidad. Finalmente, el elegido fue 'La democracia muere en la oscuridad'.
Una precisa metáfora para estos días en que Pedro Sánchez estiró todo lo que pudo la teoría del ciberataque como origen del gran apagón, y para un PP que ha sugerido más tarde una supuesta conspiración para ocultar lo sucedido, ante el paso de las horas sin que se conozcan las causas exactas que dejaron a España y Portugal sin luz. Es muy probable, incluso, que durante mucho tiempo se alienten oscuras maquinaciones que desconfíen de la versión oficial cuando esta llegue, al modo de lo que sucede dos décadas después con el 11-M.
En cualquier caso, para que el ciudadano siga confiando en su democracia y en que se le dice la verdad, el Gobierno debe dar explicaciones claras de lo que sucedió el lunes, los motivos concretos que ocasionaron el apagón y quién o quiénes van a asumir sus responsabilidades, además de las acciones que piensa desarrollar para que algo tan inaudito no vuelva a pasar. Y no deberían discurrir muchas horas más sin que lo haga para no alimentar precisamente esa desconfianza hacia sus intenciones.
Aunque pase el tiempo, muchos recordarán qué hacían y dónde se encontraban cuando se produjo el fundido a negro, y uno de ellos será Juan Bravo, dirigente nacional del PP, quien no debía de dar crédito de su buena suerte cuando el fallo eléctrico le sorprendió en Almaraz, haciendo defensa de su continuidad. La amenaza de apagones ante la supuesta falta de solidez de las renovables para compensar la energía que dejen de producir los reactores es uno de los argumentos reiterados por los populares y los defensores de la planta para prorrogar el calendario de cierre.
El Gobierno debe aclarar lo sucedido cuanto antes para no dar alas a teorías conspirativas
Así que, de pronto, la ingeniería ha quedado reducida a batalla cultural y a tener que decidir si estás de acuerdo con las nucleares o con las renovables, no hay más, como si fueran escenarios antagónicos como la noche y el día, aunque cabría decir esta vez el día y la noche. Demonizar, sin embargo, a la energía solar y eólica por lo sucedido el 28 de abril es tan absurdo como discutir el uso de los automóviles porque todos los días se registran accidentes. Es algo que se sabe que puede ocurrir y por ello se establecen normas y condiciones que ayudan a la seguridad.
Eso es precisamente lo que parece que ha faltado y ha acabado ocasionando este apagón histórico: la ausencia de fuentes correctoras, síncronas, que ya nos hemos aprendido la palabra, que dan al sistema eléctrico la estabilidad necesaria ante un exceso de fotovoltaica, algo muy elemental para cualquier experto del sector. Si alguien de Red Eléctrica erró en el mix de energía de ese día; por qué España no ha implementado más baterías como están haciendo otros países; y, sobre todo, qué sucedió para que los cortafuegos no evitaran que una caída acabe afectando a todo el conjunto, es lo que se deberá aclarar. Pero la bondad de alimentarnos de energías limpias como el sol y el viento tanto como podamos es algo que debería estar fuera de un marco lógico de discusión.
Que, además, el origen de la avería haya podido estar en Extremadura, que ha multiplicado por siete el número de sus plantas fotovoltaicas en el último lustro y que alberga la primera nuclear lista para el cierre, es un ejercicio de justicia poética digno del mejor de los guionistas, propio incluso de cualquier serie de Amazon Prime.
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