En indudable que el Casco Antiguo es una de las mayores referencias de los pacenses, aunque lo sea de manera discontinua. Viene esto a cuento ... por la polémica suscitada a propósito del cierre de la comisaría de la Policía Nacional en la plaza Alta, donde se da a entender que la comisaría sería el elemento básico para mantener la seguridad de la zona. Sería un debate muy pobre y alejado de la realidad si se asumiera que la seguridad ciudadana, en general y en este caso en particular, dependiera fundamentalmente de la presencia policial.
De principio es una paradoja magnificar la inseguridad de una zona donde han coexistido dos comisarías de Policía Local y Nacional desde hace unos treinta años. ¿Significa esto que la inseguridad en el Casco Antiguo ha aumentado aún con esta presencia?
En algunas ocasiones, se han publicado datos de delincuencia en barrios de Badajoz y no era el Casco Antiguo de los que tenía perores índices. Es verdad que sobre el Casco Antiguo pesa una sensación de inseguridad ciudadana superior al de otras zonas de la ciudad. Una percepción mayor en los que viven fuera del barrio y que muchos de los vecinos de la zona no apreciamos y que es difícil eliminar del imaginario colectivo.
El debate sobre la situación del barrio más emblemático de Badajoz es antiguo y recurrente y su recuperación sigue esperando un plan general de actuación integral tantas veces reivindicado. Es en este marco donde hay que situar el debate sobre la seguridad ciudadana que depende, mayormente, de otros factores diferentes del policial, aunque este no es excluyente.
Un simple paseo por el Casco Antiguo de Badajoz nos permite ver que todavía quedan zonas amplias muy deterioradas que dan cobertura a actividades no deseadas y cobijo a personas que, por sus circunstancias, generan un rechazo social que en muchos casos roza la aparofobia. El deterioro urbanístico y social de estas zonas tiene que ver, fundamentalmente, con la falta de decisión y acción política de las administraciones, principalmente la administración local. No se ha actuado a pesar del consenso político y ciudadano sobre los proyectos básicos a desarrollar.
Es evidente que la existencia de las dos comisarías hasta hace poco tiempo en la zona no ha solucionado el problema a la luz de quienes siguen situando la seguridad como uno de los problemas centrales. Y no lo puede solucionar porque su erradicación requiere una actuación integradora que considere variables sociales, urbanísticas, económicas, culturales, etc. más de que la acción específica de las fuerzas de seguridad. En este sentido, la inseguridad ciudadana estaría más en relación con la ausencia de estos proyectos que se perpetúan sin que las administraciones hayan sido capaces de materializarlos. Y aquí cada administración que analice su responsabilidad según las atribuciones que les correspondan.
Indudablemente, la decisión de la Junta de Extremadura de instalar la Facultad de Biblioteconomía y Documentación y la Biblioteca de Extremadura en La Alcazaba promovió la llegada de muchos usuarios abriendo un corredor desde la calle Mayor hasta la plaza Alta en el que se ha desarrollado una nueva actividad económica, social y cultural favoreciendo la revitalización y rehabilitación de algunas calles. Es indudable que el traslado de la Escuela de Artes y Oficios al edificio de San Pedro Alcántara, la apuesta de la Fundación CB por mantener una actividad cultural en la zona y la construcción de su nueva sede, la recuperación de las Tres Campanas y otras propuestas similares que esperan sus permisos, permitirán ampliar este corredor atrayendo más personas y generando confianza en los posibles visitantes, locales o foráneos.
Pero estas acciones de recuperación solo afectan a una parte, y seguimos dejando libre grandes espacios del barrio que es donde se producen acciones indeseables y que necesitan esporádicamente intervenciones policiales de más nivel que el que prestan las comisarías de barrio. Son zonas muy amplias, muy poco visitadas donde la situación se deteriora a diario por la falta de actuación de las administraciones. Es evidente que si se hubiera desarrollado el proyecto de viviendas del Campillo o la recuperación del conventual en la calle San Juan, si se favoreciera la adquisición de nuevas viviendas sobre todo a parejas jóvenes, etc., el debate sería otro. Particularmente, me resulta sorprendente que no se haya intervenido en esta zona a pesar de que algunos proyectos llevan más de 20 años redactados, aprobados, publicitados, con financiación, etc, pero siempre se encuentra una excusa para dilatarlos en el tiempo. Es indudable que si estos proyectos estuvieran ya desarrollados, los problemas que aparentemente nos producen inseguridad habrían desaparecido.
Por lo tanto, insisto en que si queremos ganar seguridad en el barrio ejecútense, de una vez, los proyectos que son muy conocidos y desarróllese un plan integral de recuperación del barrio.
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