Políticas eficaces, no héroes
Análisis ·
Cáceres no ha podido perder en año y medio su capacidad de atraer empresas, como critica el PSOE, porque antes tampoco la teníaLa portavoz municipal del PSOE, Belén Fernández, ha asegurado esta semana en su balance de 2024 que con el gobierno de Rafael Mateos ... Cáceres ha dejado de ser un referente para atraer proyectos empresariales, como si antes las industrias se pelearan por instalarse aquí. Cáceres no ha podido perder en un año y medio su atractivo para las empresas sencillamente porque nunca lo ha tenido, o no al menos en las últimas décadas, desde que los cierres de la Waechtersbach e Induyco dejaron a Catelsa, que hace poco cumplió 50 años, como la única industria de cierta envergadura que sigue funcionando en la ciudad.
Las empresas grandes no vienen a Cáceres porque, como se ha explicado una y otra vez, carece de suficiente suelo industrial desarrollado y de potencia eléctrica instalada. De esa desventaja histórica son responsables tanto el PP como el PSOE, los dos partidos que se llevan alternando en el poder desde hace 40 años a nivel municipal, autonómico y estatal. Todo lo que no sea tomar medidas concretas desde las administraciones públicas para que eso cambie es desviar la atención. Trabajar en la dirección correcta implica renunciar al corto plazo y tener una amplitud de miras por desgracia poco frecuente. Sentar las bases que necesita Cáceres lleva años y es una tarea desagradecida que quien ponga en marcha no podrá terminar y tendrá que resignarse a que sean otros los que se hagan la foto.
El gobierno regional del socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra puso los cimientos de lo que hoy es el macropolígono ExpacioNavalmoral, pero es una presidenta del PP, que entonces no era todavía ni concejala, la que está recogiendo los frutos con la instalación allí de una gigafactoría que será, si no se tuerce, la mayor industria de la historia de Extremadura. No sabemos si Cáceres tendrá alguna vez una gigafactoría o algo parecido, pero la única posibilidad de que ocurra es iniciar en algún momento el camino. Ahora lo ha abierto por fin Rafael Mateos con su plan de adquirir hasta 100 hectáreas de suelo industrial junto a Las Capellanías para que la compañía pública Avante lo desarrolle y se lo ofrezca a las empresas. Es cierto que puede haber también iniciativas puramente privadas como la del cacereño Santiago Rodríguez, que tenía el sueño de poner en su ciudad un centro de procesamiento de datos y, ante la falta de suelo, se ha embarcado con su firma Ingenostrum en la aventura de comprar y urbanizar una parcela junto a la carretera de Salamanca para su proyecto CC Green, pero se está dando de bruces con la exasperante lentitud de los trámites administrativos. Para colmo, el Gobierno de España le ha denegado la potencia eléctrica que pidió con el argumento de que el proyecto no está lo suficientemente maduro.
Santiago Rodríguez está aguantando y sigue adelante porque es de aquí y tiene la ilusión de ver prosperar su tierra, pero a los empresarios que se fijan en Cáceres hay darles políticas eficaces, no pedirles que se conviertan en héroes.
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