No hay alumnos para todos
Análisis ·
En vez de asistir a cómo los colegios compiten entre ellos puede que sea hora de reducir las ratios sin alterar la estructura ni las plantillasEsta semana hemos sabido que los centros educativos de Cáceres están adelantando las jornadas de puertas abiertas para captar un alumnado cada vez más ... escaso. Lo hacen sobre todo los concertados porque se juegan su supervivencia y el empleo de sus docentes, aunque los públicos no son ajenos al problema y miran con ansiedad el cierre de líneas y hasta de colegios enteros al que desde hace unos años asistimos en Extremadura. No hace tanto la situación era la contraria e incluso eran habituales las triquiñuelas por parte de familias con poco sentido del civismo que querían asegurar una plaza para sus hijos en el colegio deseado.
La realidad es la que es: nacen pocos niños y esta es una comunidad autónoma de escasa actividad económica que no atrae suficientes inmigrantes como para compensar ese declive. En Cáceres la bajada en la última década de la natalidad en familias empadronadas en la ciudad ha superado el 30 por ciento. En 2010 nacieron 1.034 niños y últimamente alcanzan apenas los 650. Aunque es un problema que repercute en varios sectores, por no decir en la sociedad entera, el educativo es sin duda uno de los más afectados y amenaza ya incluso a los colegios cacereños tradicionalmente más demandados y que nunca habían tenido dificultades para llenar sus plazas.
Como la natalidad no tiene visos de repuntar ni a corto ni a medio plazo, una alternativa que se viene proponiendo para no tener que alterar ni la estructura básica ni las plantillas de los centros es aprovechar la coyuntura para reducir las ratios en las aulas, que actualmente es de 25 alumnos en primaria y 30 en la secundaria obligatoria. A quienes aún alcanzamos a nacer en los estertores del 'baby boom' y nos pasamos la EGB en aulas superpobladas nos pueden parecer pocos, pero si hacemos caso a las demandas de los docentes y de la comunidad educativa en general, tener un menor número de alumnos en clase a los que se pueda prestar una atención algo más personalizada es uno de los factores determinantes en la calidad de la enseñanza.
La última vez que el Ministerio de Educación descartó públicamente la posibilidad de reducir las ratios fue en agosto del año pasado. Su argumento fue que las comunidades autónomas no lo quieren porque son ellas las que tendrían que correr con los gastos de aplicar la medida. También apuntaron que los expertos en educación contradicen la percepción de los docentes y los padres y niegan que tener menos alumnos lleve directamente a un aumento de la calidad con carácter general. Ellos consideran más eficaz en ese sentido concentrar los esfuerzos en el alumnado que más lo necesita, ya sea por sus aptitudes personales o por su extracción social.
Como el asunto de las ratios parece por el momento intocable, los colegios se centran cada vez más en competir entre ellos por los pocos alumnos disponibles. En Cáceres varias de estas jornadas de puertas abiertas comienzan ya la próxima semana para intentar afrontar con algo de ventaja un proceso de solicitud de plazas que arrancará el 1 de abril y que se prevé más disputado que nunca.
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