El rey emérito advierte de la «fragilidad» de la Corona: «España no es un país monárquico»
Asegura en sus memorias que salen hoy a la venta en Francia que Corinna fue un «amargo error» y que se le han adjudicado una decena de romances, «la mayoría ficticios»
Uno de los libros más esperados de este final de año en España llega primero hoy a las librerías en Francia. Las memorias del rey ... emérito Juan Carlos I, tituladas 'Reconciliación' y coescritas con su biógrafa francesa Laurence Debray, se ponen primero a la venta en el país vecino, antes de su comercialización en España en diciembre. EL CORREO ya ha podido consultar esta obra con la que el exjefe del Estado intenta reconciliarse con sus conciudadanos y se muestra comprometido a hacer cuanto pueda para que Felipe VI «tenga éxito».
«Voy a hacer todo lo posible para que mi hijo, el rey Felipe, tenga éxito al frente de nuestra institución y que su hija, la princesa Leonor, que está muy bien preparada, le suceda cuando llegue el momento oportuno. Confío plenamente en ellos y he dejado en sus manos el destino de la Corona», asegura Juan Carlos I, que abdicó en 2014 y se fue a vivir a Emiratos Árabes hace cinco años.
En esas mismas páginas, el emérito sorprende al reconocer «las fragilidades» de esta institución. «España no es un país automáticamente monárquico. El rey debe dar forma a la monarquía todos los días. Esta no se basa en siglos de tradiciones ni costumbres que la apoyen y la justifiquen. Nuestra monarquía no dispone de la misma profundad ni continuidad histórica, tampoco de la base afectiva ni una solidez simbólica equiparables a las de la monarquía británica o de otros países europeos». Además, Juan Carlos advierte de los riesgos a los que hacen frente los sistemas democráticos en un mundo tan convulso como el actual: «La democracia es un bien frágil y debe preservarse y defenderse».
Juan Carlos repasa en las más de 500 páginas de sus memorias toda su vida. Lo hace con un tono consensual y sin querer destripar a nadie. El emérito, de 87 años, recuerda su llegada a España con apenas diez años tras haber pasado su infancia en el exilio («Estaba nervioso de ir a un país que era el mío, pero que apenas conocía y del que hablaba mal el idioma»).
Muerte de Franco
Respecto a la muerte del dictador Francisco Franco, de la que se cumplirán 50 años el próximo 20 de noviembre, recuerda que «España aguantó la respiración durante varios días. Estoy convencido de que ni siquiera sus peores enemigos le hubieran deseado tal agonía». Además, explica que Felipe le acompañó durante la noche del fallido golpe de Tejero el 23-F de 1981: «Su instrucción como futuro rey empezó ese día. Me parecía fundamental que viviera esos momentos de tensión a mi lado».
El monarca dedica más de un centenar de páginas a la accidentada última década de su vida, marcada por su abdicación tras el escándalo en 2012 por la escapada en Botswana cazando elefantes con su amante Corinna Larsen. «Esa relación (con la empresaria alemana) fue un error que lamento de manera muy amarga. (…) Tuvo un impacto desastroso sobre mi reinado y sobre la vida de mi familia». Juan Carlos reconoce que esa relación extraconyugal «dañó mi reputación a ojos de los españoles». Y compara la presión que sufrió entonces con «una caza al hombre» en que «me revelé como una presa fácil». Aun así, advierte que se le «han adjudicado una decena de relaciones extraconyugales, la mayoría totalmente ficticias».
No obstante, el emérito asegura que su abdicación «era una decisión en la que estuve reflexionando durante mucho tiempo, sin hablarlo con nadie. Una vez la tomé, era irrevocable». «Algunos intentaron disuadirme, pero estaba convencido de que era lo mejor para los intereses de mi país», añade. Además, Juan Carlos presume de que antes de su coronación en 2014 «el príncipe heredero era el mejor preparado de Europa. (…) No quería que se desecara esperando su momento». Y también saca pecho de que «el país que dejé no tenía nada que ver con la España que había heredado en 1975». Precisamente esa idea trasladó a su hijo cuando Felipe VI renunció a la herencia y retiró al emérito su asignación económica como exjefe del Estado: «No olvides que heredas un sistema político que yo he construido. Puedes excluirme en el plano personal y financiero, pero no puedes rechazar la herencia institucional en la que has crecido. Solo hay un paso entre ambas».
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