Un lugar para perderse en Mérida
Huerta Ornamental Romana ofrece un laberinto victoriano con 6.000 metros cuadrados de superficie
Monumentos únicos, patrimonio en la calle, eventos culturales de primer orden... Y desde este verano Mérida también cuenta con el que se presenta como el ... laberinto victoriano más grande de España con una superficie de 6.000 metros cuadrados. Una alternativa de ocio turístico y familiar que ha surgido de un emprendedor extremeño.
Alberto Hernández del Puerto es de la localidad pacense de Bienvenida y trabaja como comercial tras formase como protésico dental. Un día vio en un conocido programa de televisión, Comando Actualidad, un reportaje sobre un laberinto de estilo victoriano situado en la localidad cántabra de Villapresente. Le pareció una buena idea como actividad económica, así que acudió a visitarlo de forma presencial y decidió trasladar esa idea a su tierra.
El promotor, Alberto Hernández, lleva cinco años con el proyecto
Para ello, escogió Mérida por su tirón turístico y se hizo con una parcela que destaca por su buena ubicación, en la pista que conduce a la presa de Montijo pero a pocos metros de una salida directa de la autovía A-5.
Para plasmar su proyecto ha visitado otros laberintos para captar ideas. Como indica, en los últimos años han surgido iniciativas similares en Peñíscola, en A Coruña, en los Pirineos, Murcia... «Cada uno con su estilo», explica. En su caso, ha optado por un modelo victoriano, con setos altos y giros de noventa grados, así como numerosos recovecos y puntos sin salida. Además, sus pasillos son más estrechos, lo que hace que el recorrido tenga más extensión.
Los cipreses ya han crecido
El proyecto se puso en marcha hace cinco años, ya que las plantas necesitan tiempo para arraigar y alcanzar la altura deseada. En su caso, ha escogido la especie ciprés de Leyland, resistente a todo tipo de climas, idónea para la formación de setos y adecuada para fuertes podas.
Alberto Hernández señala que las plantaciones han cumplido cuatro años este mes de julio. En ese momento consideró que contaban con la densidad idónea para iniciar la actividad, por lo que decidió abrir las puertas de su laberinto. Sin embargo, el intenso calor del mes de agosto ha lastrado la actividad, para la que espera un nuevo empuje con las temperaturas más favorables del otoño extremeño.
El calor también condiciona el mantenimiento de las plantas, algo que no sucede en otros laberintos situados más al norte del país, lo que exige disponer de riego. Pero por otro lado se beneficia de que las condiciones climáticas de la región son más favorables durante el otoño y el invierno, con más horas de luz, menos lluvia y mejor temperatura.
Durante el verano ha estado abierto sin necesidad de reserva los viernes, sábados y domingos por las mañanas de 10.00 a 14.00 horas, ya que es un horario que le permite seguir adelante con su trabajo actual. Pero con la vuelta a las clases se plantea un cambio y que los viernes el establecimiento esté disponible para grupos con reserva previa.
El precio es de 5 euros por persona (los menores de 6 años entran gratis) y el pago se realiza en efectivo, ya que por el momento no cuenta con otros dispositivos de cobro. Con el tiempo se plantea incorporar algunas mejoras, como una herramienta de reservas que facilite la compra y el pago de las entradas.
Asimismo, quiere construir una especie de torre al lado del laberinto para que, a la conclusión del recorrido, los participantes puedan apreciar la magnitud del reto que han superado.
Una hora y media
La duración del recorrido, que tiene como aliciente añadido unas figuras que es necesario localizar, se estima entre una hora y una hora y media, por lo que se recomienda calzado cómodo y en verano disponer de gorra y protección solar. Y sobre todo tener paciencia, ya que no siempre resulta fácil encontrar la salida. Pero la diversión reside precisamente en eso, en perderse.
En cualquier caso, el laberinto dispone de seis salidas rápidas para aquellos que se agobien. Para ello, cuenta con una calle exterior para dar facilidades a los que quieran abandonar.
La inversión se completa con la adecuación de una huerta ornamental romana (nombre que recibe el proyecto en su conjunto), en la que además se podrán adquirir de forma directa productos de la tierra. Un aliciente más para participar en una actividad que ofrece otra forma de perderse en Mérida.
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