Borrar
Vladimir Putin en un concierto de música clásica. Efe
A Putin no le gusta el rap pero quiere controlarlo para que no pervierta a la juventud

A Putin no le gusta el rap pero quiere controlarlo para que no pervierta a la juventud

La Iglesia Ortodoxa rusa, a quien muchos ven también detrás de la actual campaña de puritanismo, mantiene silencio

Rafael M. Mañueco

Corresponsal en Moscú (Rusia)

Lunes, 17 de diciembre 2018, 20:25

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La cruzada del presidente Vladímir Putin contra el rap comenzó el pasado 21 de noviembre en Krasnodar, en donde estuvo concentrada la selección española durante el Mundial de fútbol celebrado este verano. En el Arena Hall debería haber actuado Husky, que en realidad se llama Dmitri Kuznetsov. Es uno de los raperos rusos más conocidos.

Pero el evento fue cancelado por decisión de los dueños de la sala aduciendo que habían recibido amenazas de la Fiscalía y de las autoridades locales de posibles multas si se superaba el aforo u observaban cualquier otro tipo de irregularidad. Así que Husky decidió que su concierto tendría lugar en la calle. Se subió a un vehículo, comenzó la música y se puso a cantar.

Los fans apenas tuvieron tiempo de unirse a la fiesta. Aparecieron agentes de paisano y policías de uniforme. Detuvieron a todos los componentes del grupo. Como no encontraron nada mejor de qué acusarles, se quedaron solo con Husky por «causar daños» al automóvil al que se encaramó. Después, el juez le condenó a 12 días de prisión menor.

Parecía un caso aislado, pero no. Las prohibiciones de conciertos de rap y posterior arresto de los músicos se produjeron en cascada tras lo sucedido en Krasnodar. Conjuntos como IC3PEAK, GONE.Fludd o Friendzone vieron también anuladas sus actuaciones y muchos de ellos acabaron también en comisaría.

Nadie comprendía qué estaba pasando y de dónde venían las órdenes de cancelar los conciertos de rap y hip-hop. Las administraciones locales no querían dar explicaciones, los funcionarios del Kremlin aseguraban no tener nada que ver con tales prohibiciones y hasta el Ministerio del Interior salió a decir que no tenía instrucciones de actuar contra los raperos. La Iglesia Ortodoxa rusa, a quien muchos ven también detrás de la actual campaña de puritanismo, mantiene silencio.

Líderes opositores y medios críticos con el poder señalaron al Kremlin y al FSB (antiguo KGB) como responsable de esta nueva ola de censura, que calificaron de «idiotez» de burócratas que no sabe hacer otra cosa que prohibir y reprimir. La indignación popular a través de la redes sociales, sobre todo de los más jóvenes, forzó que Husky fuera puesto en libertad antes de cumplir los 12 días de condena.

Pero todo se aclaró el sábado durante una reunión que mantuvo Putin con su Consejo de Arte y Cultura. Intervenía Ígor Matviyenko, uno de los asesores adscritos al comité, proponiendo crear un mecanismo de orientación a los padres cuando sus hijos se empeñen en asistir a conciertos de rap «una música que viene de Estados Unidos», subrayó. Putin le interrumpió y le dijo: «Usted ha señalado que el rap y todas esas cosas modernas se basan en tres pilares: sexo, drogas y protesta. De las tres, la que más me preocupa son las drogas (...) son el camino directo a la degradación de la Nación».

El máximo dirigente ruso llamó también la atención sobre el lenguaje que emplean los raperos y, en general, todos los intérpretes de estilos musicales «agresivos», incluyendo el rock duro. A su juicio y según los consejos recibidos de una lingüista, tendrían que existir una regulación sobre las palabras que no deben usarse en las letras de la canciones.

En definitiva, Putin dijo : «Si no es posible parar algo, tienes que subirte al carro y controlarlo». Estas palabras fueron ofrecidas en directo por los canales públicos de televisión. «Tenemos que hacernos cargo de la situación y conducir en la dirección necesaria (...) eso es lo más importante ahora», añadió el principal mandatario ruso. Según declaró, la cuestión será tratada más adelante por los miembros de la Administración del Kremlin y del Ministerio de Cultura. La afluencia cada vez mayor de adolescentes a las manifestaciones opositoras y las letras críticas contra el poder de las canciones de rap han puesto a Putin a la defensiva.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios