Las extrañas amistades de Putin
El exagente de la KGB llega a acuerdos con extremistas de izquierda y derecha europeos cuando coindicen con sus intereses estratégicos
La semana pasada estuvo en Rusia una delegación del partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD). Lo confirmó el diputado de la formación ultra ... Rainer Rothfuss, que hizo caso omiso de las acusaciones lanzadas desde el país germano de que están al servicio del presidente de Rusia, Vladímir Putin. Incluso el ministro del Interior germano, Alexander Dobrindt, les ha señalado como prorrusos. La presencia en Moscú de AfD es el último ejemplo de sinergía de políticos europeos con Moscú, pero no la única. Putin tiene aliados radicales de derecha y de izquierda.
Previamente ya se produjo un encuentro a finales de septiembre en el palacio Mariinski de San Petersburgo de representantes de diferentes movimientos ultraderechistas. Entre ellos había miembros de Falange de las JONS, de Democracia Nacional, Unión Nación Revolución (México) y Les Nacionalistes (Francia), entre otros . Todos ellos asistieron al evento ISL Paladins, cuyos organizadores definieron el acto como «antiglobalista» y dijeron que buscaba «defender los valores tradicionales». Aunque Rusia ha reiterado su interés en «luchar contra el fascismo» en Ucrania, no ha tenido problema en permitir un acto como este con simpatizantes de la extrema derecha y grupos paramilitares.
También ha sido recibida en Rusia con todos los honores la francesa Marine Le Pen. En marzo de 2017, la dirigente gala estuvo en el Kremlin. Entonces, su partido, Agrupación Nacional, buscaba financiación, aunque dijo que su presencia allí no se debía a eso. Sin embargo, una entidad financiera rusa, el Primer Banco Checo-Ruso, había prestado 9 millones de euros en 2014 al partido ultra francés. Aunque Le Pen condenó la invasión de Ucrania en 2022 con la ofensiva ya en marcha, aseguró que Putin «podría ser un aliado de Francia en el futuro». Antes había dicho que admiraba al mandatario eslavo y su «modelo económico patriótico». El apoyo es correspondido, tal y como prueban las palabras del exagente de la KBG a favor de la formación francesa en las legislativas de 2024.
Otro de los aliados clave es el UK Reform británico, el partido pro-Brexit de Nigel Farage. En este caso, incluso se demostró que su líder en Gales, Nathan Gill, había aceptado sobornos para hablar en favor de Rusia mientras era miembro del Parlamento Europeo.
Una delegación del partido ultra alemán AfD, acusado de prorruso, acaba de visitar Moscú
El germano Die Linke y el español Podemos suelen coincidir con los postulados del Kremlin
Entre los que han conseguido liderar un país, los aliados más relevantes son los máximos mandatarios de Hungría y Eslovaquia. El primero, Viktor Orbán, es uno de los más reacios a sancionar a Rusia. En eso coincide con Robert Fico: el eslovaco ha vetado paquetes de sanciones contra Moscú en septiembre de este año. Otra formación política ultra que ha tenido guiños en los últimos 10 años con Rusia es Amanecer Dorado (Grecia), antes de que el país heleno la prohibiera. El especialista en extremismo de derechas Johannes Kiess explicó a Euronews que «en los grupos de ultraderecha actuales se han perdido las ideas antieslavas tradicionales» y se ha extendido el concepto de «etno-pluralismo», que establece que «cada grupo étnico debe disponer de su propio espacio vital (...) y cada uno debe estar separado para preservar su 'pureza cultural'». Señaló además que Rusia «ha encontrado su lugar dentro de esta corriente».
Ecos de la URSS
Al otro lado del espectro político, en la extrema izquierda, hay también grupos que miran hacia Moscú. Aunque la hoz y el martillo siguen en el espacio público moscovita, ya son solo un recuerdo del pasado. A pesar de este nuevo contexto, para muchos comunistas y socialistas Rusia sigue siendo un referente y, más que una ideología, comparten una visión euroescéptica y crítica hacia Washington. Es por ejemplo el caso de Die Linke, el partido de izquierda radical alemán. Una importante sección de esta formación evitó condenar la invasión de Ucrania y se opone a las sanciones contra Rusia.
En España, uno de los partidos que repite discursos prorrusos es Podemos. Ya lo apuntó The Atlantic Council hace años, cuando tildó a este grupo de «troyano de Rusia». Aunque sus líderes rechazaron esas acusaciones, las posturas tanto de la dirección como de su entorno cercano suelen coincidir con muchos postulados de Moscú. Desde las críticas a cualquier envío de armas a Kiev (mientras piden intervenir en Israel para ayudar a Gaza) hasta la repetición de los argumentos rusos que abonan la idea de que Ucrania es un país neonazi. Es un mensaje que el Kremlin repite desde antes de 2014 para retratar al país invadido como un peligro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión